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Prisma económico

Economía y ecología, por una relación sana

A favor de la vida y contra el cambio climático hay que pelear todos los días. Urge prevenir en vez de lamentar, y enfocar las acciones, no solo para resarcir daños pasados, sino por un futuro mejor en esta casa «prestada», sin posibilidades de mudanza.

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Mónica Sardiña Molina
Mónica Sardiña Molina
@monicasm97
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10 Junio 2023

Durante todo el año el mundo dedica jornadas a la preservación de la naturaleza y de los elementos que la componen. El calendario marca días y semanas para recordar la importancia y exhortar a la toma de conciencia del perjuicio humano sobre el agua, el aire, el suelo, la capa de ozono, los bosques, los océanos, las montañas, los animales, la diversidad biológica y la Madre Tierra, con el consenso de que no basta un día para actuar y alcanzar resultados.

A favor de la vida y contra el cambio climático hay que pelear todos los días. Urge prevenir en vez de lamentar, y enfocar las acciones, no solo para resarcir daños pasados, sino por un futuro mejor en esta casa «prestada», sin posibilidades de mudanza.

Situación de los suelos en el planeta.
(Infografía: Mónica Sardiña Molina)

Históricamente, la relación entre el crecimiento económico y el medio ambiente ha sido tóxica, con una mentalidad desechable, de consumir a mayor velocidad de lo que es capaz el planeta de reponer.

Aunque las alarmas no han llegado a todas las conciencias, llevamos años en números rojos. Las estadísticas reveladas a cuentagotas por la Organización de Naciones Unidas asustan. Lea despacio y, si le parece, tome nota.

Casi la mitad de la población mundial vive en regiones que son muy vulnerables al cambio climático y el 40 % del empleo total depende de un medio ambiente saludable.

Estadísticas sobre los bosques en el planeta.
(Infografía: Mónica Sardiña Molina)

El 33 % de los suelos que cubren el planeta se encuentran degradados. Los pronósticos indican que, para satisfacer la demanda alimentaria en el 2050, la producción agrícola deberá aumentar en un 60 %. Sin embargo, con la gestión sostenible de las tierras, podría crecer hasta en un 58 %.

Este último dato viene como anillo al dedo, si se sabe que cada año, el mundo pierde 10 millones de hectáreas de bosques, la agricultura es responsable de la mitad de los árboles talados, y la ganadería, del 38 %. Además, se estima que podrían restaurarse 2000 millones de hectáreas de tierras degradadas.

Situación del agua a nivel mundial.
(Infografía: Mónica Sardiña Molina)

Una de cada cuatro personas carece de agua potable segura. Las enfermedades relacionadas con la escasez del líquido y las deficiencias de su saneamiento e higiene ocasionan 1.4 millones de muertes al año, y acortan la vida a 74 millones de seres humanos. Si así estamos hoy, ¿qué nos espera para el 2050, cuando se prevé que la demanda mundial de agua (en extracciones) aumente en un 55 %?

La biodiversidad no muestra un mejor panorama, con más de un millón de especies en peligro de extinción. La actividad humana ha alterado el medio ambiente terrestre en un 75 % y el marino en un 66 %.

Datos sobre la biodiversidad en el planeta.
(Infografía: Mónica Sardiña Molina)

Fresquecitas llegan las estadísticas sobre la contaminación por plásticos —tema que rigió la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente en el 2023— y la situación de los océanos, a los que dedicamos cada 8 de junio.

Anualmente, se producen más de 400 millones de toneladas de plástico, la mitad se concibe para un solo uso y menos del 10 % se recicla. En lagos, ríos y mares, terminan, cada año, entre 19 y 23 millones de toneladas de estos desechos, lo que equivale al peso de 2200 torres Eiffel juntas.

Un cambio hacia una economía circular puede, para el año 2040, reducir más del 80 % del volumen de plásticos que llegan a los océanos, disminuir más de la mitad de la producción de plástico virgen y un cuarto de las emisiones de gases de efecto invernadero; ahorrar a los gobiernos 70 000 millones de dólares y crear 700 000 nuevos puestos de trabajo.

Situación de los océanos.
(Infografía: Mónica Sardiña Molina)

Por otro lado, ha mermado el 90 % de las grandes especies marítimas de peces y la mitad de los arrecifes de coral están destruidos. Al incalculable costo ecológico, se suma la incertidumbre económica, pues en el 2030, alrededor de 40 millones de personas trabajarán en sectores relacionados con los océanos.

Sin que nos paralice el pánico, apremia ponerle al crecimiento económico un apellido: sostenible. Ello implica reducir la expansión a las posibilidades reales del medio ambiente físico, con una perspectiva de incertidumbre a largo plazo, y apego al concepto de justicia y al rol protagónico de las normas.

Concretamente, necesitamos expandir el modelo de economía circular, el uso de fuentes renovables de energía, el consumo racional de los recursos naturales, la sustitución de las actividades industriales contaminantes, el reciclaje, la agricultura ecológica, un turismo que preserve los ecosistemas y las alianzas con otros sectores de la sociedad, para aplicar medidas coherentes y promover un mensaje común en aras de la transformación.

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