
El hilo de la existencia suele ser en extremo frágil y, sus peores designios, inevitables. Por tanto, creo que, precisamente por su cualidad quebradiza, deberíamos invertir nuestro tiempo sobre este mundo procurando hacerlo lo más feliz y satisfactorio posible. Aun cuando el control cerrado sobre nuestras vidas constituye poco menos que un engaño que nos autoimponemos para imaginarnos seguros, siempre existen áreas donde lo electivo prima. Es decir, muchas de las grandes tristezas o decepciones que afrontamos resultan, ni más ni menos, que efectos colaterales de malas decisiones.
No obstante, algunos no tienen poder de elección por circunstancias que les superan, o deben imponérseles a sus más profundos miedos, nacidos bajo presiones y voluntades ajenas. Sobre estos temas versa la selección noticiosa que hoy les propone Sexeando, pues desafortunadamente está muy lejos el día en que la equidad y el respeto a derechos humanos elementales se concreten en una realidad factible y generalizada.
Lean, analicen e indaguen, ese es nuestro propósito. La próxima será la última edición del año, y para ese momento ya nos preparamos. El correo liena@vanguardia.cu se mantendrá aguardando sus mensajes y reflexiones, así que solo resta despedirme hasta diciembre deseándoles, una vez más, salud, suerte y mucho amor.
Mundosex
En demasía, hasta lo bueno cansa. A mí, al menos, me aterran las personas insistentes o incapaces de reconocer que los límites son necesarios para mantener un comportamiento social tolerable. Y eso para no hablar del plano íntimo, pues la sensación de que alguien se te adhiere como una sombra y pretende controlar hasta tu ritmo cardiaco, debe ser espantosa.

Relaciones tóxicas les llama la psicología, y su principal riesgo radica en que las víctimas u objetos de control pueden llegar a pensar que no existe nada de malo en que alguien intervenga, sin medidas, en su individualidad. O sea, lo normalizan e, incluso, justifican tal conducta bajo la inocente percepción de que la/el otra/otro lo ama tanto que demanda mantener una bitácora sobre la vida de su pareja. De salir corriendo…
Y el asunto no es tema exclusivo de un thriller pseudo romántico con vetas de terror, sino una faceta realísima y cotidiana, mas escasamente reconocida por víctimas y «supervisores ». Afecta por igual a hombres y mujeres, aunque las manifestaciones más llamativas se dan en esos episodios machistas que, tristemente, concluyen muchas veces en actos violentos y/o casos de feminicidio.
Según confiesa el profesor de psicología Gary Lewandowski, de la Universidad de Monmouth, en Estados Unidos, la pregunta más recurrente en su consulta se refiere a cómo podemos saber si tenemos una relación correcta; entiéndase estable, funcional, perdurable, placentera, feliz..., y para responder esta incógnita, el especialista estableció parámetros a medir en forma de un cuestionario que, entre otras, incluye las siguientes interrogantes: ¿consideras que tu pareja es tu mejor amigo?; ¿crees que eres sexualmente compatible con tu pareja?; ¿tú y tu pareja son emocionalmente estables?, ¿crees que tu pareja te hace mejor persona?, ¿te sientes cómodo compartiendo tus sentimientos con tu pareja?, ¿aceptas a tu pareja tal y como es?, ¿existen celos en tu relación?
De resultar negativas la mayoría de las respuestas, no solo resaltaría el elemental hecho de que pierdes miserablemente el tiempo con alguien que, quizás, sea un ser humano valioso, pero que, como compañero/a sentimental, te resulta menos conveniente que un guante para un manco. Sin embargo, las señales de que vives una relación tóxica, amén de que parezcan sutiles al inicio, resultan inequívocas.
Si le molesta que pases tiempo con amigos y familiares, controla tus gastos personales y hasta cuestiona tus necesidades, investiga tu teléfono móvil y redes sociales, planifica tus horarios y tu vida sin preguntarte tu parecer, o te anula dándote a entender que vale más que tú y que deberías sentirte afortunado/a, créeme que ya es tiempo de poner distancia de por medio. De ahí a la invasión indiscriminada de tu privacidad no te deja sola ni en la peluquería, impone su opinión en detalles como qué ropa usar, o arma una escena histérica si sabe que saliste a tomar un café con tus compañeros de trabajo, a que menosprecie tus intereses y te coloque incesantemente en el rol de los que siempre ceden con tal de evitar problemas mayores, el paso es breve y la carrera fugaz.
Minimizar nuestras singularidades como seres humanos en nombre de una relación asfixiante y coercitiva, constituye un acto imperdonable de desamor propio. A veces se precisa de ayuda para soltar amarras; otras, de simple voluntad para imponer nuestro derecho a ser felices. Y no, esto no es cosa de adolescentes confundidos, pues tantísimas parejas adultas sobreviven al mismo mal.
Hasta hoy, lo único tóxico que estoy dispuesta a tolerar es el chocolate en dosis indiscriminadas y el tequila Corralejo, y ninguno de los dos me deprime ni me humilla. Y que sea Oscar Wilde, el eterno, quien cierre estas líneas: «amarse a uno mismo es el comienzo de un romance de por vida ».
¡No me lo vas a creer!
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, cada año, el cáncer de mama es la causa de muerte de más de 17 000 mujeres pakistaníes; sin embargo, médicos locales y agencias pro derechos humanos alegan que la cifra real ronda los 40 000 decesos, en una nación cuya población femenina representa el 48,64% del total. Tales números colocan a Pakistán como el país asiático con la mayor tasa de esta enfermedad maligna, y si la mortalidad resulta tan elevada es, principalmente, debido a la tardía detección y acceso a los tratamientos adecuados. Más allá de la pobreza y la ignorancia, el verdugo de miles de pacientes oncológicas resulta el patriarcado institucionalizado que restringe, a golpe de violencia simbólica y negativas, la capacidad de pedir ayuda.
«El cáncer de mama está asociado con la sexualidad femenina, así que se convierte en un tema tabú en Pakistán. En lugar de verlo como una enfermedad, es un asunto sexual », afirma Omar Aftab, miembro de la fundación Pink Ribbon Foundation, dedicada a combatir dicha patología en un país donde se confirma que la padece una de cada nueve mujeres.

Silvat Zafar, una de las pocas sobrevivientes que se han atrevido a testimoniar su experiencia, cuenta que «en nuestra sociedad las chicas mantienen silencio sobre sus asuntos personales. Simplemente no hablas de eso ». Silvat tenía poco más de 20 años cuando se detectó un bulto que crecía y le provocaba terribles punzadas. Tras seis meses resistiendo en silencio un dolor insoportable, decidió buscar ayuda médica. Cáncer en etapa 3, con riesgo de metástasis. No obstante, la terapia fue efectiva, aunque su caso es prácticamente insólito.
Las mujeres que sobreviven a esta afección coinciden en que la soledad constituye la característica reiterada en su batalla por recuperarse. De hecho, la Dra. Huma Majeed, una de las cirujanas más famosas de la nación, refiere que la vergí¼enza de ser tratadas por un hombre, la tendencia a priorizar a la familia por encima de sus propias vidas, y la dependencia económica y social si no es en compañía del padre o el esposo no pueden acudir solas ni a un hospitalboicotean sus posibilidades de curación: «En una sociedad patriarcal como la de Pakistán, la salud de la mujer frecuentemente se encuentra muy abajo en la agenda ».
Sin embargo, lo cierto es que las estadísticas se acrecientan sin remedio, y aun cuando las causas fundamentales ya fueron identificadas dieta insuficiente y falta de una cultura de detección temprana y de cuidados especializados, la endogamia, es decir, el emparejamiento entre personas de una misma familia, aumenta la posibilidad de que se desarrollen tipos de cáncer hereditarios.
Las campañas de visibilización aún resultan tímidas, pues el público masculino no las percibe como un problema social. No obstante, la Dra. Majeed confía en el cambio de actitudes: «apoyen a la víctima y motívenla, no la critiquen ».
Para el próximo año, abrirá sus puertas, en la ciudad de Lahore, un centro hospitalario con tecnología de punta y personal especializado, netamente femenino, que atenderá las necesidades de las pacientes desde su diagnóstico hasta el tratamiento.
Sexo al Derecho

La investigación encubierta que, durante once meses, llevó a sendos equipos británicos e iraquíes de BBC a develar una de las más repulsivas prácticas religiosas de los musulmanes chiitas, colocó frente al juzgado de la opinión pública internacional a decenas de altos clérigos de Irak que reconocieron su disposición a facilitar y bendecir el abuso sexual de menores de edad. Disimulado bajo el término de «matrimonio de placer », consiste en una unión temporal a veces por un día; a veces, por un par de horas por el cual la mujer recibe una remuneración económica. En términos crudos: prostitución en una de sus más repugnantes versiones, pues valida que niñas de nueve años de edad sean elegibles como novias de alquiler.
Surgió inicialmente con el objetivo de que el hombre pudiera mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio, mientras estaba de viaje, pero hoy no trasciende de un intercambio temporal que, en cualquier otra cultura, se realizaría bajo condiciones clandestinas. Sayyid Raad, un clérigo de Bagdad, le confesó a un periodista encubierto que «un hombre puede casarse con tantas mujeres como quiera. Te puedes casar con una chica por media hora y, en cuanto se acabe, inmediatamente te puedes casar con otra ». Solo les preocupa que, en el caso de las más jóvenes, no pierdan la virginidad. «Tú puedes tener el juego previo con ella, acostarte a su lado, tocar su cuerpo..., pero no puedes penetrarla por delante. Pero el sexo anal está bien. Es algo entre tú y ella si ella puede soportar el dolor o no ». Carne nomás. Mercancía desechable.
Los matrimonios de placer también se conciertan por teléfono. Muchos clérigos actúan como proxenetas y buscan lo que el cliente exige: niñas, adolescentes, mujeres de no más de 22 o 23 años que, movidas por la pobreza, reciben apenas limosnas de lo que pagan por ellas.
La investigación de BBC, que culminó con un documental emitido el pasado mes de octubre, no solo reveló la criminalización tras una tradición de cuestionable licitud, sino que le dio voz a víctimas y a grandes figuras del máximo clérigo chií de Irak, como el ayatolá Sistani: «Si estas prácticas están ocurriendo de la manera como ustedes dicen, entonces nosotros las condenamos sin reservas. El matrimonio temporal no está permitido como un instrumento para vender sexo de una manera denigrante para la dignidad y humanidad de las mujeres ».
No obstante, las mujeres, históricamente anuladas por su simple condición de vulnerabilidad cultural, son incapaces de denunciar a sus agresores. La rueda de la violencia de género, reproducida una generación tras otra, y asimilada como una realidad incuestionable.