Lo tóxico del amor, el cáncer silenciado y las novias de alquiler

Investigaciones encubiertas, «matrimonios de placer», mujeres en defensa de sus derechos y parejas tóxicas son los temas con que Sexeando estrena noviembre.

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Relaciones tóxicas
(Foto tomada de Internet)
Liena María Nieves
Liena Marí­a Nieves
7211
30 Octubre 2019

El hilo de la existencia suele ser en extremo frágil y, sus peores designios, inevitables. Por tanto, creo que, precisamente por su cualidad quebradiza, deberí­amos invertir nuestro tiempo sobre este mundo procurando hacerlo lo más feliz y satisfactorio posible. Aun cuando el control cerrado sobre nuestras vidas constituye poco menos que un engaño que nos autoimponemos para imaginarnos seguros, siempre existen áreas donde lo electivo prima. Es decir, muchas de las grandes tristezas o decepciones que afrontamos resultan, ni más ni menos, que efectos colaterales de malas decisiones.

No obstante, algunos no tienen poder de elección por circunstancias que les superan, o deben imponérseles a sus más profundos miedos, nacidos bajo presiones y voluntades ajenas. Sobre estos temas versa la selección noticiosa que hoy les propone Sexeando, pues desafortunadamente está muy lejos el dí­a en que la equidad y el respeto a derechos humanos elementales se concreten en una realidad factible y generalizada.

Lean, analicen e indaguen, ese es nuestro propósito. La próxima será la última edición del año, y para ese momento ya nos preparamos. El correo liena@vanguardia.cu se mantendrá aguardando sus mensajes y reflexiones, así­ que solo resta despedirme hasta diciembre deseándoles, una vez más, salud, suerte y mucho amor.

Mundosex

En demasí­a, hasta lo bueno cansa. A mí­, al menos, me aterran las personas insistentes o incapaces de reconocer que los lí­mites son necesarios para mantener un comportamiento social tolerable. Y eso para no hablar del plano í­ntimo, pues la sensación de que alguien se te adhiere como una sombra y pretende controlar hasta tu ritmo cardiaco, debe ser espantosa.

Relaciones tóxicas
(Foto tomada de Internet)

Relaciones tóxicas les llama la psicologí­a, y su principal riesgo radica en que las ví­ctimas u objetos de control pueden llegar a pensar que no existe nada de malo en que alguien intervenga, sin medidas, en su individualidad. O sea, lo normalizan e, incluso, justifican tal conducta bajo la inocente percepción de que la/el otra/otro lo ama tanto que demanda mantener una bitácora sobre la vida de su pareja. De salir corriendo…

Y el asunto no es tema exclusivo de un thriller pseudo romántico con vetas de terror, sino una faceta realí­sima y cotidiana, mas escasamente reconocida por ví­ctimas y «supervisores ». Afecta por igual a hombres y mujeres, aunque las manifestaciones más llamativas se dan en esos episodios machistas que, tristemente, concluyen muchas veces en actos violentos y/o casos de feminicidio.

Según confiesa el profesor de psicologí­a Gary Lewandowski, de la Universidad de Monmouth, en Estados Unidos, la pregunta más recurrente en su consulta se refiere a cómo podemos saber si tenemos una relación correcta; entiéndase estable, funcional, perdurable, placentera, feliz..., y para responder esta incógnita, el especialista estableció parámetros a medir en forma de un cuestionario que, entre otras, incluye las siguientes interrogantes: ¿consideras que tu pareja es tu mejor amigo?; ¿crees que eres sexualmente compatible con tu pareja?; ¿tú y tu pareja son emocionalmente estables?, ¿crees que tu pareja te hace mejor persona?, ¿te sientes cómodo compartiendo tus sentimientos con tu pareja?, ¿aceptas a tu pareja tal y como es?, ¿existen celos en tu relación?

De resultar negativas la mayorí­a de las respuestas, no solo resaltarí­a el elemental hecho de que pierdes miserablemente el tiempo con alguien que, quizás, sea un ser humano valioso, pero que, como compañero/a sentimental, te resulta menos conveniente que un guante para un manco. Sin embargo, las señales de que vives una relación tóxica, amén de que parezcan sutiles al inicio, resultan inequí­vocas.

Si le molesta que pases tiempo con amigos y familiares, controla tus gastos personales y hasta cuestiona tus necesidades, investiga tu teléfono móvil y redes sociales, planifica tus horarios y tu vida sin preguntarte tu parecer, o te anula dándote a entender que vale más que tú y que deberí­as sentirte afortunado/a, créeme que ya es tiempo de poner distancia de por medio. De ahí­ a la invasión indiscriminada de tu privacidad no te deja sola ni en la peluquerí­a, impone su opinión en detalles como qué ropa usar, o arma una escena   histérica si sabe que saliste a tomar un café con tus compañeros de trabajo, a que menosprecie tus intereses y te coloque incesantemente en el rol de los que siempre ceden con tal de evitar problemas mayores, el paso es breve y la carrera fugaz.

Minimizar nuestras singularidades como seres humanos en nombre de una relación asfixiante y coercitiva, constituye un acto imperdonable de desamor propio. A veces se precisa de ayuda para soltar amarras; otras, de simple voluntad para imponer nuestro derecho a ser felices. Y no, esto no es cosa de adolescentes confundidos, pues tantí­simas parejas adultas sobreviven al mismo mal.

Hasta hoy, lo único tóxico que estoy dispuesta a tolerar es el chocolate en dosis indiscriminadas y el tequila Corralejo, y ninguno de los dos me deprime ni me humilla. Y que sea Oscar Wilde, el eterno, quien cierre estas lí­neas: «amarse a uno mismo es el comienzo de un romance de por vida ».

¡No me lo vas a creer!

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, cada año, el cáncer de mama es la causa de muerte de más de 17 000 mujeres pakistaní­es; sin embargo, médicos locales y agencias pro derechos humanos alegan que la cifra real ronda los 40 000 decesos, en una nación cuya población femenina representa el 48,64% del total. Tales números colocan a Pakistán como el paí­s asiático con la mayor tasa de esta enfermedad maligna, y si la mortalidad resulta tan elevada es, principalmente, debido a la tardí­a detección y acceso a los tratamientos adecuados. Más allá de la pobreza y la ignorancia, el verdugo de miles de pacientes oncológicas resulta el patriarcado institucionalizado que restringe, a golpe de violencia simbólica y negativas, la capacidad de pedir ayuda.

«El cáncer de mama está asociado con la sexualidad femenina, así­ que se convierte en un tema tabú en Pakistán. En lugar de verlo como una enfermedad, es un asunto sexual », afirma Omar Aftab, miembro de la fundación Pink Ribbon Foundation, dedicada a combatir dicha patologí­a en un paí­s donde se confirma que la padece una de cada nueve mujeres.  

Mujeres y niñas pakistaní­es
Las probabilidades de concertar un matrimonio también disminuyen para las pacientes en tratamiento e, incluso, para aquellas cuya enfermedad entró en remisión, lo cual refuerza el silenciamiento al respecto. (Foto tomada de Internet)

Silvat Zafar, una de las pocas sobrevivientes que se han atrevido a testimoniar su experiencia, cuenta que «en nuestra sociedad las chicas mantienen silencio sobre sus asuntos personales. Simplemente no hablas de eso ». Silvat tení­a poco más de 20 años cuando se detectó un bulto que crecí­a y le provocaba terribles punzadas. Tras seis meses resistiendo en silencio un dolor insoportable, decidió buscar ayuda médica. Cáncer en etapa 3, con riesgo de metástasis. No obstante, la terapia fue efectiva, aunque su caso es prácticamente insólito.

Las mujeres que sobreviven a esta afección coinciden en que la soledad constituye la caracterí­stica reiterada en su batalla por recuperarse. De hecho, la Dra. Huma Majeed, una de las cirujanas más famosas de la nación, refiere que la vergí¼enza de ser tratadas por un hombre, la tendencia a priorizar a la familia por encima de sus propias vidas, y la dependencia económica y social si no es en compañí­a del padre o el esposo no pueden acudir solas ni a un hospitalboicotean sus posibilidades de curación: «En una sociedad patriarcal como la de Pakistán, la salud de la mujer frecuentemente se encuentra muy abajo en la agenda ».

Sin embargo, lo cierto es que las estadí­sticas se acrecientan sin remedio, y aun cuando las causas fundamentales ya fueron identificadas dieta insuficiente y falta de una cultura de detección temprana y de cuidados especializados, la endogamia, es decir, el emparejamiento entre personas de una misma familia, aumenta la posibilidad de que se desarrollen tipos de cáncer hereditarios.

Las campañas de visibilización aún resultan tí­midas, pues el público masculino no las percibe como un problema social. No obstante, la Dra. Majeed confí­a en el cambio de actitudes: «apoyen a la ví­ctima y motí­venla, no la critiquen ».

Para el próximo año, abrirá sus puertas, en la ciudad de Lahore, un centro hospitalario con tecnologí­a de punta y personal especializado, netamente femenino, que atenderá las necesidades de las pacientes desde su diagnóstico hasta el tratamiento.  

Sexo al Derecho

Matrimonios de placer en Irak
(Foto tomada de Internet)

La investigación encubierta que, durante once meses, llevó a sendos equipos británicos e iraquí­es de BBC a develar una de las más repulsivas prácticas religiosas de los musulmanes chiitas, colocó frente al juzgado de la opinión pública internacional a decenas de altos clérigos de Irak que reconocieron su disposición a facilitar y bendecir el abuso sexual de menores de edad. Disimulado  bajo el término de «matrimonio de placer », consiste en una unión temporal a veces por un dí­a; a veces, por un par de horas por el cual la mujer recibe una remuneración económica. En términos crudos: prostitución en una de sus más repugnantes versiones, pues valida que niñas de nueve años de edad sean elegibles como novias de alquiler.

Surgió inicialmente con el objetivo de que el hombre pudiera mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio, mientras estaba de viaje, pero hoy no trasciende de un intercambio temporal que, en cualquier otra cultura, se realizarí­a bajo condiciones clandestinas. Sayyid Raad, un clérigo de Bagdad, le confesó a un periodista encubierto que «un hombre puede casarse con tantas mujeres como quiera. Te puedes casar con una chica por media hora y, en cuanto se acabe, inmediatamente te puedes casar con otra ». Solo les preocupa que, en el caso de las más jóvenes, no pierdan la virginidad. «Tú puedes tener el juego previo con ella, acostarte a su lado, tocar su cuerpo..., pero no puedes penetrarla por delante. Pero el sexo anal está bien. Es algo entre tú y ella si ella puede soportar el dolor o no ». Carne nomás. Mercancí­a desechable.

Los matrimonios de placer también se conciertan por teléfono. Muchos clérigos actúan como proxenetas y buscan lo que el cliente exige: niñas, adolescentes, mujeres de no más de 22 o 23 años que, movidas por la pobreza, reciben apenas limosnas de lo que pagan por ellas.

La investigación de BBC, que culminó con un documental emitido el pasado mes de octubre, no solo reveló la criminalización tras una tradición de cuestionable licitud, sino que le dio voz a ví­ctimas y a grandes figuras del máximo clérigo chií­ de Irak, como el ayatolá Sistani: «Si estas prácticas están ocurriendo de la manera como ustedes dicen, entonces nosotros las condenamos sin reservas. El matrimonio temporal no está permitido como un instrumento para vender sexo de una manera denigrante para la dignidad y humanidad de las mujeres ».

No obstante, las mujeres, históricamente anuladas por su simple condición de vulnerabilidad cultural, son incapaces de denunciar a sus agresores. La rueda de la violencia de género, reproducida una generación tras otra, y asimilada como una realidad incuestionable.

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