«Mamitis » o crecer bajo la falda, el paraí­so conyugal y monjas bajo asedio

¿Saben cuáles son los pronósticos para las relaciones donde la familia «adquirida» se apoltrona como rectora sobre la intimidad ajena? ¿Les gustarí­a convertirse en esposas-maniquí­? ¿Ya habí­an escuchado sobre los nuevos trapos sucios del Vaticano?

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Patriarcado y guía para la buena esposa
Los once pasos de esta guía para la buena esposa de los años 50, hoy parecen un desatino imperdonable para la mayoría de las mujeres emancipadas. Sin embargo, siempre existen excepciones. (Foto tomada de Internet)
Liena María Nieves
Liena Marí­a Nieves
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04 Febrero 2020

Febrero, el mes breve y meloso como guarapo endulzado con miel. Los escépticos de coraza burlona que disimulan su «mala pata » en temas de romance; los que desde el 20 de enero comenzaron a inundar las redes con corazones titilantes, ositos que lanzan besos y promesas de eternidad; los felices que se bastan y se sobran para ser ellos mismos el mejor regalo, los endeudados hasta el pescuezo….Veintinueve dí­as con sus noches pasan volando, y ya que quiso el calendario que el estreno de febrero coincidiera justamente con el segundo Sexeando del año, lo mí­nimo que podemos garantizarles es material interesante, instructivo y revelador.      

¿Saben cuáles son los pronósticos para las relaciones donde la familia «adquirida » se apoltrona como rectora sobre la intimidad ajena? ¿Les gustarí­a convertirse en esposas-maniquí­? ¿Ya habí­an escuchado sobre los nuevos trapos sucios del Vaticano?

Si hasta aquí­ me siguieron el paso supongo que, una vez más, irán de sección en sección para continuar sorprendiéndose y dándole nombre a lo que quizás ya han vivido, pero que probablemente desconocí­an como un problema.

El correo liena@vanguardia.cu continúa siendo el reservorio de sus dudas y confidencias.   Escriban, desahóguense y «pidan por esa boca », pues este espacio, sin ustedes, carecerí­a de alma.

Nos vemos en marzo. Hasta entonces, ¡feliz Dí­a del amor y la amistad!

Mundosex

Suegras «contadoras » que llevan a punta de lápiz los gastos de la nuera. Padres renuentes a que el hijo salga de debajo de su techo. Cuñados crack en el arte del «cizañeo », abuelitas que aportan continuamente sus observaciones sobre el lavado de camisas blancas, el ahorro del comino, los horarios para tender camas y fregar trastos… Porque el «paquete » nunca viene solo. Tanto tú como el otro aportan «equipaje » a la pareja, así­ que si eres de los aprendices   en asuntos de convivencia y pensabas que la cosa solo iba de dos, más te vale que espantes la candidez de adolescente entumecido y sepas, de una vez y por todas, que amar bien es un acto de resistencia.

Mamitis
(Foto tomada de Internet)

Sin embargo, ni siquiera la garantí­a de saberte correspondido descarta el riesgo de que la autonomí­a de la otra mitad dependa del veredicto de su cí­rculo familiar inmediato. Incluso,   al principio podrí­a parecernos tierno el interactuar con un adulto que valore como palabra santa las opiniones de sus padres, hermanos o allegados más cercanos…tierno, hasta que te topes con que, sin la aprobación de la parentela, no puedes ni siquiera decidir lo que harán en su dí­a libre o si ya es momento de soltar amarras y acabar de independizarse.

Coloquialmente se le conoce como «mamitis » o «papitis », aunque muchos terapeutas sugieren que la «hermanitis » también deberí­a considerarse entre las formas de dependencia emocional   más corrosivas,   causa frecuente de crisis matrimoniales o separaciones de parejas que, queriéndolo o no, «dieron pista » a tantos, que uno de los dos terminó excluido. Tiene mucho que ver con las expectativas e ideales personales, fundamentalmente para quien fue criado bajo la percepción de que todo lo imperfecto e inseguro del mundo se encuentra de la puerta de su casa hacia afuera, y un buen dí­a se enamora, sale, vive, pero aún así­ teme no ser suficiente para resolver lo que le toque enfrentar.

En teorí­a, ningún consejo será mejor que el aportado por los que más te aprecian, pues de ellos no se esperan palabras duras ni trampas a medio camino. No obstante, debe resultar tremendamente frustrante el que te dejen fuera de cada decisión, que tu rol se limite a formar parte de las situaciones livianas y no de las soluciones a los problemas de quien amas, que la independencia de tu relación sea apenas un espejismo. En nombre de no herir la susceptibilidad de la madre, para que a papá no le suba la presión y con tal de que no te vean como el desagradecido-raptor que vino a intervenir en medio de un ví­nculo «perfecto », muchos agachan la frente y los dejan ser, o intentan cambiar lo que deba ser cambiado. Pero la batalla es dura, campal y, casi siempre, desproporcionada.

Mamitis extrema
(Foto tomada de Internet)

La pugna de poderes dentro de la propia relación ya constituye, de por sí­, una lidia donde intervienen la terquedad, las razones y también las voluntades de uno y del otro, aunque solemos llegar a un consenso porque, ante todo, se protege el deseo de mantener una vida en común; imagí­nense entonces lo que ocurre cuando se añade el imperio de lo consanguí­neo y la desventaja parece inevitable. «Podré tener 15 relaciones más, pero madre es una sola y esa sí­ que jamás me va a perjudicar »; «yo no sé por qué tantas ganas de independizarte si mis padres te tratan como un rey »; «ellos no creen que sea inteligente pedir dinero para una lavadora, si de todas formas tú puedes continuar usando la de su casa ». ¿Cuántas veces lo han escuchado? Yo, decenas. Felices, ninguno.

El asunto llega a tanto que, desde el 2014, la iglesia católica italiana indicó que el «mammismo » «mamitis » debí­a incluirse entre las causas válidas para la anulación del matrimonio. Los afectados por esta dependencia «no son capaces de cumplir con los deberes conyugales. Hay casos en los que se está tan apegado a la madre que no se puede hacer vida en común con la pareja »,   enfatizó en ese momento el cardenal jurista Velasio   de Parolis.

No obstante, tampoco deben tirar la toalla con quienes muestran un afecto y necesidad de aprobación desmedidos, pues las parejas también se educan, y la determinación de prioridades comunes, la flexibilización, la comunicación permanente y el deseo de mantenerse unidos a pesar de intervenciones humanas o divinas, son estrategias centradas en la permanencia y el amor. ¿Competir?, para qué, si ninguna de las dos partes puede suplir a la otra.

¡No me lo vas a creer!

Detrás del fogón, con cada cabello en su lugar, pastelitos en el horno y las pantuflas del esposo al pie de la cama. Ni estampa de calendario antiguo ni cuadro de pelí­cula cincuentera: el movimiento #TradWives aumenta por hora en las redes sociales y ya suma seguidoras de varios paí­ses; mujeres jóvenes que se identifican con las expresiones de género más ultratradicionales y cuya meta terrenal es la de consentir al esposo, dedicarse en cuerpo y alma al cuidado del hogar y criar familias perfectas.

Sumisión, recetas de cocina, estilo de vida y tips para damas, constituyen los temas que agrupan a miles de muchachas, no mayores de 40 años, que, antes de oí­r hablar de #TradWives, se sentí­an fuera de lugar, inadaptadas e insatisfechas con la voracidad de la sexualidad, la competencia profesional y el consumismo de la sociedad moderna.

Alena Katte Pettitt, una británica cuyo slogan existencial podrí­a resumirse en «ser un ama de casa que está feliz de someterse a su esposo », fue una de las tantas que encontró un sitio común en el que compartir lo que, hasta mediados del pasado año, consideraba prácticamente como una anomalí­a del carácter. Dicen que cada horma, por muy especial que sea, encuentra su propio zapato. Para suerte de ambos, Alena conoció a un hombre tan o más tradicional que ella, enfocado en proveerla, darle seguridad y mantenerla en casa.

Alena Katte Pettitt
Alena Katte Pettitt vive plenamente con la idea de   «ser un ama de casa que está feliz de someterse a su esposo ». (Foto tomada de Internet)

La suya es similar a las historias de las demás: aisladas casi siempre, incomprendidas, censuradas incluso. Muchos movimientos feministas respondieron, espantados, ante el «atrevimiento » de deshonrar algunas de sus   principales conquistas emancipatorias, especialmente en lo referido a los derechos laborales para ambos sexos.   «Si dices que puedes ir al mundo laboral y competir con los hombres, pero no puedes quedarte en tu hogar, con eso me estás quitando una opción que elegir. Pienso que ser una esposa tradicional es sobre invertir en tu esposo, en tu familia e inspirarlos para ser las mejores personas posibles. Es algo totalmente altruista », se defendió Alena.

Ver para creer. En mi cí­rculo de amigas no conozco a ninguna semejante ni en un 2%, pero vivir de ese modo también constituye una expresión de la autodeterminación de los seres humanos, lo compartamos o no.

Sexo al Derecho

Monjas iglesia católica
(Foto tomada de Internet)

En 1995, la religiosa Maura O ´Donohue presentó ante prelados de la Santa Sede un informe que desveló decenas de casos de agresiones sexuales cometidas contra novicias y monjas abarcaban desde violaciones hasta abortos clandestinos,   pues los culpables eran sacerdotes y altas figuras de la iglesia católica que, amparadas por su estatus, abusaron de jóvenes recluidas en conventos o que cumplí­an misiones en sitios alejados. Sin embargo, las respuestas para estos y otros casos posteriores continuaron veladas por el mutismo oficial, dado que las acusaciones por pederastí­a que involucraban a curas, fueron tan inconvenientes que tuvieron que reconocerse al interior del propio Vaticano.

El cardenal Joí£o Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, admitió en una entrevista publicada el pasado 26 de enero que, frecuentemente, a su dicasterio llegan informes de casos de abuso contra mujeres religiosas, con sacerdotes bajo investigación. No obstante, en lo referente a las monjas, los protocolos de prevención   y las pautas de acciones a emprender, constituyen instrumentos desactualizados que las dejan a merced de lo peor de los instintos masculinos, evidentemente potenciados por la represión de deseos y la impunidad con que han actuado durante décadas.

De hecho, el Papa Francisco ha solicitad que se opere con transparencia total en las investigaciones de dicho delito y, también por su iniciativa, existe hoy en Roma una casa de acogida para antiguas monjas abusadas, que fueron expulsadas de la Iglesia o decidieron abandonar ese camino. Las condiciones de explotación laboral, la imposibilidad de mantener una vivienda propia y el estrés sostenido, también resultan áreas de especial atención por parte de la Santa Sede, que escucha de cerca sugerencias encaminadas hacia el bienestar de estas mujeres: retribuir su trabajo con un salario, garantizarles un par de semanas de vacacione al año, que puedan acceder a Internet o adquirir una casa.

A un mes exacto de la primera homilí­a del 2020 oficiada por el Papa Francisco, cuyo discurso fue aplaudido dado su abierto posicionamiento contra la violencia de género, el sumo pontí­fice asintió que «no es algo que todos hagan, pero hay sacerdotes y obispos que lo hicieron, y aún lo hacen. ¿Tenemos que hacer aún más? Sí­. ¿Tenemos la voluntad? Sí­. Pero es un camino que viene recorriéndose desde hace tiempo ».

Hasta hoy, las cifras son inexactas, pero si el Vaticano reconoce números  con dos ceros, probablemente lo casos asciendan a miles por década.  

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