Clausura en la «planta baja », los buzones de la esperanza y de lejos, pero padres

Vaginismo, nuevas opciones ¡para abandonar bebés!, y maternidad subrogada (desmitificando la panacea), son el «plato fuerte» de la entrega de octubre.

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Sexualidad femenina: vaginismo
(Foto tomada de Internet)
Liena María Nieves
Liena Marí­a Nieves
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01 Octubre 2020

Turulatos como pollos encandilados, con media cara para ver el mundo y la sonrisa oculta por miedo al «bicho »â€¦.Llegó octubre, y los cubanos ya avistamos un fin de año de vidrieras flacas, sin el abrazo de los que llegan desde lejos, y pendientes aún de nuestro amado Dr. Durán, como aquel miércoles de marzo en que la noticia de la «invasión » viral nos removió el sosiego, aunque no tení­amos idea de que seis meses y 22 dí­as después todaví­a hablarí­amos en términos de alarma y que el nudo en el estómago, lejos de zafarse, se tensarí­a un poco cada dí­a.    

Pero la vida rueda y rueda, a veces cuesta arriba, en terrenos escarpados o por el borde del barranco. ¡Menos mal!, digo yo, que nunca faltan razones para enfocarnos y desviar energí­as positivas, ya sea para diluir angustias, cercenar problemas o auto imponernos un régimen de paz espiritual que nos aleje de la amargura y el estrés. Y encima, si leen Sexeando, contarán con la triple garantí­a de entretenerse, aprender y encontrar ayuda sin ni siquiera haber abierto la boca. ¿Pecaré de presuntuosa? Supongo que, tantos años después, estos «desbordes » sean perdonados y queden entre nosotros.

No les robo un segundo más. Acá va un resumen de temas y noticias de sexualidad que marcan tendencia en el planeta Internet. Volveremos a encontrarnos el primer sábado de noviembre. Hasta entonces les deseo, como siempre, salud, suerte ¡y mucho amor!

Mundosex

La raí­z de muchos de los mayores agobios femeninos se oculta   bajo una costra de mudez y vergí¼enza arraigada en el subconsciente. Criadas para aparentar la lucidez y serenidad de una santa; socialmente estandarizadas como muros de contención de carne y hueso; llamadas a asentir, engendrar y acceder…

Nuestro placer sexual aún es asumido peor, autoasumido  en el tercer o cuarto escalón de las preocupaciones básicas de cualquier persona. Los hombres nacieron biológicamente incapacitados para fingir orgasmos, pero demasiadas de nosotras están dispuestas a simularlos con tal de contentar el ego y no quedar en el mustio rol de la amante tibia.

Sexualidad femenina: vaginismo
(Foto tomada de Internet)

Sin embargo, otras tantas se estima que, aproximadamente, el 7% de la población mundial ni siquiera pueden contar con el recurso del clí­max teatralizado. El vaginismo, incluido por la Organización Mundial de la Salud entre las disfunciones sexuales femeninas, se describe como la imposibilidad de mantener relaciones í­ntimas con penetración, pues el sí­ntoma principal de dicho trastorno consiste en la persistencia en el tiempo de contracciones involuntarias en la musculatura vaginal, especí­ficamente en el músculo pubocoxí­geo que, al retraerse,  obstruye la entrada a esta e impide el coito, o lo dificulta sobremanera.

Hasta el momento, las opiniones de expertos en ginecologí­a, psiquiatrí­a y terapia sexual, divergen en cuanto a la posibilidad de establecer un diagnóstico estable que pueda deslindar con exactitud entre las causas fí­sicas y psicológicas. No obstante, sí­ coinciden respecto a la preeminencia del factor psí­quico: algunas manifiestan que son capaces de excitarse y experimentar orgasmos, pero que no soportan la más mí­nima insinuación de un contacto más invasivo, y otras alegan que les aterra al punto de experimentar ataques de pánico la sola idea de imaginar un acto sexual que implique penetración.

«Cualquiera que sea la causa, el vaginismo puede tener un efecto devastador en la calidad de vida. Estas mujeres no solo encuentran muy difí­cil gozar de una relación sexual, sino además, la incapacidad de poder ser penetrada dificulta mucho la decisión de comenzar una familia », considera la Dra. Paula Hall, psicoterapeuta británica especializada en temas de salud femenina y sexualidad.

El hecho de que el 20% de las jóvenes que experimentan sus primeras relaciones í­ntimas aleguen que la experiencia resultó traumática, dolorosa, y que no están dispuestas a repetirlas con brevedad, arroja luces sobre las valoraciones de la reconocida ginecóloga inglesa Leila Frodsham: «El sexo es complicado, no solo es fí­sico. Cómo nos criamos, en qué creemos y nuestras experiencias sexuales forman parte de cómo nos sentimos con respecto al sexo ».

Las causas del vaginismo pueden dividirse en dos grupos: las orgánicas (relacionadas con alteraciones de las paredes vaginales, que provocan rigidez y estrechez; y debido a malformaciones genéticas o atrofia severa de la mucosa durante la menopausia), y las psicológicas, cuyas manifestaciones fí­sicas tienen un origen recurrente en prejuicios culturales y religiosos, aprensiones infundadas desde la infancia como provocar desasosiego respecto al acto de perder la virginidad y falsas percepciones sobre el valor moral de la mujer que disfruta del sexo. Lo peor es que, generalmente, esta situación se asume bajo estricto silencio, y la mayorí­a solo pide ayuda cuando la frustración llega al punto de aislarlas de cualquier forma de roce erótico y afectivo.

Los monstruos de la imaginación. La autocensura como ejercicio cotidiano. El temor a no ser «suficiente ». Por desgracia, pan de cada dí­a. Vivir en un paí­s de gente aparentemente desinhibida tampoco ha sido garantí­a para las miles de mujeres ví­ctimas de sucesos vejatorios con y sin su consentimiento; hijas de una educación basada en el recelo y la demonización del placer fí­sico como derecho humano elemental o, simplemente, demasiado asustadas para aceptar su legí­tima orientación sexual.

Existen cientos de alternativas para solicitar y recibir ayuda, pero la primera tabla de salvación reside en nuestra capacidad de sobreponernos y de aceptar que la infelicidad del cuerpo no es un designio pétreo, sino un estado reversible.

¡No me lo vas a creer!    

Cuando en febrero del 2014 Bélgica se convirtió en el primer paí­s del mundo, por amplio apoyo del Senado y de la población, en aprobar la eutanasia para menores de edad siempre que la solicitud cuente con la aprobación de los padres y de un equipo médico, se trate de un padecimiento en estado terminal y el paciente sufra de dolores imposibles de aliviar, incluso, por drogas prescritas, la comunidad internacional creyó presenciar una de las más inauditas muestras de temeridad en la historia contemporánea, equiparada, incluso, como causa probable de la destrucción del núcleo básico de las sociedades civilizadas.

Buzones para abandonar bebés en Bruselas
Así­ será el buzón de Bruselas, previsto a instalarse en los primeros dí­as de octubre. (Foto tomada de Internet)

Sin embargo, el anuncio, a mediados del pasado mes, de que, después de tres años de litigio, la ONG Corvia habí­a recibido la autorización para abrir en la ciudad de Bruselas el primer buzón en el que las madres y padres que lo precisen podrán dejar a sus hijos recién nacidos, sobrepasó para muchos todo lí­mite posible de tolerancia.

La   portavoz de Corvia, Mathilde Pelsers, celebró la decisión judicial alegando que «nos felicitamos, porque cada niño deberí­a tener derecho a un futuro »; a la vez, negó que la iniciativa incite al abandono de los menores, pues en realidad ofrece la posibilidad de proporcionarle al bebé un ambiente más seguro. Como norma, las mujeres que no desean o no pueden asumir una maternidad responsable, dejaban a los pequeños en lugares tan peligrosos como estacionamientos de hospitales, de unidades de policí­a o a la intemperie, en sitios públicos, expuestos a las asperezas del clima.

El de Bruselas será el segundo buzón que se emplaza en Bélgica el primero se instaló en el 2000, en la ciudad de Amberes. Los representantes de la ONG explicaron que, gracias a este dispositivo, las mujeres «en situación de angustia » solo tendrán que empujar la minúscula puerta verde y depositar a los bebés en una especie de caja con calefacción, descrita como «un nido acogedor ». Al cerrarla, quedará bloqueada al acceso externo, sonará una alarma que notificará a un miembro de Corvia y también se le dará aviso a un médico y a las autoridades. Junto al nido habrá una pieza única de un rompecabezas que servirá como identificador para los casos de familias que deseen encontrar luego al menor.

El í­ndice de fecundidad en Bélgica es de 1.62 hijos por mujer. El 70% de las uniones formales terminan en divorcio la tasa más alta del planeta, y la prevalencia de embarazos no deseados en la adolescencia resulta bastante elevada en esa nación, a pesar del acceso universal a medios anticonceptivos y de que el aborto clí­nico es legal allí­ desde el 4 de abril de 1990.

Más allá del dilema ético y humanista para quien analiza un fenómeno sin arraigos en Cuba, lo cierto es que los buzones ofrecen una alternativa de supervivencia para seres indefensos que llegaron al mundo privados de lo fundamental: el amor de quienes les dieron la vida.      

Sexo al Derecho

Unos que deciden deshacerse de la más hermosa prolongación de la carne y el alma, y otros que atraviesan el mundo con tal de acunar a una criatura propia, aunque nacida de un cuerpo ajeno. La maternidad subrogada, conocida como vientres de alquiler, también ha padecido los estragos de una pandemia que insiste en apartarnos, incluso, de nuestros mayores sueños.

Maternidad subrogada y alquiler de vientres
(Foto tomada de Internet)

A mediados del pasado mayo, en el hotel Venice, localizado en Kiev, se vivió el drama de acoger en sus habitaciones a 35 recién nacidos, hijos de padres residentes en otros paí­ses y continentes. Ante la negativa del ministro ucraniano de Relaciones Exteriores de permitir la entrada de extranjeros, una de las primeras medidas de control sanitario adoptadas en casi todo el planeta, los pequeños debieron ser alojados en la instalación, al cuidado de enfermeras, mientras esperaban al momento en que las familias pudieran recogerlos.

Desde el 2015, Ucrania despuntó como una de las capitales mundiales del negocio de la subrogación, con servicios más económicos entre 30 000 y 45 000 dólares, notablemente asequibles si se les compara con la tarifa de 120 000 dólares de los   Estados Unidos para miles de parejas que encontraron en la clí­nica BioTexCom la posibilidad de gestar a sus hijos en vientres de alquiler.

El tema no asombra por su novedad ni mucho menos en Estados Unidos el primer acuerdo legal se firmó en 1976; la legislación británica al respecto data de 1985, y la de Georgia, de 1997, ni siquiera en Cuba, donde el debate constitucional centró un importante foco de atención sobre los derechos reproductivos de los distintos modelos de familias que hoy coexisten en la isla. Sin embargo, al analizar las exigencias formales de las once naciones que actualmente aprueban la gestación subrogada, resulta evidente que las riendas del tan preconizado respeto foráneo por las diversidades son más cortas que lo que muchos suponen:

Los cuerpos legislativos de siete paí­ses favorecen únicamente a parejas heterosexuales casadas, y cuatro a mujeres solas que presenten suficiente evidencia médica para demostrar su incapacidad de concebir. En cuanto a las parejas homosexuales que intentan tener un bebé, las opciones se restringen a Canadá, a siete de los 50 estados norteamericanos, a los residentes en Reino Unido y los de las ciudades de Queensland,  Tasmania y Nueva Gales del Sur, en Australia.  

Y pensar que la balanza entre ansias y disposición marca tantas desigualdades, en un escenario global donde se ha generalizado como beneficio social la decisión de interrumpir vidas, pero no de construir familias.

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