Desde el escenario que trae recuerdos épicos de una batalla decisiva, en el sitio que evoca la fundación de la ciudad, Santa Clara acogió el acto por el aniversario 71 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, como reconocimiento a quienes desafían tiempos adversos y visten la obra con el aporte de todos.
Ello fue la motivación esencial por la que obtuvo la sede provincial de la conmemoración. Y se habló de logros, pero también de lo mucho que falta en momentos que reclaman respuestas esperadas por el pueblo.
Por ello, desde el parque El Carmen, Osnay Miguel Colina Rodríguez, miembro del Comité Central, primer secretario del Partido en la provincia y diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular, instó a desterrar ilegalidades, chapucerías, detalles de mal gusto, superficialidades, y ponerle mucho amor a esas cosas que muestran un rostro inadecuado, pero que pueden insuflarse de belleza.
Cada empeño no podrá verse como tarea de un día o de embullo pasajero. Habrá que abrazar la sistematicidad a fin de que perduren las cosas buenas, y en este sentido, no puede olvidarse la agenda de asuntos pendientes en un territorio llamado a insistir en la producción y comercialización de los productos agropecuarios, en las inversiones, los fondos exportables, el enfrentamiento a la corrupción, el delito, las indisciplinas sociales y la subida descomunal que experimentan los precios, insistió el dirigente.
Durante la celebración se reconoció al municipio sede por los esfuerzos en aras de mayores conquistas. Lo recibieron Dilky Ponce Expósito, máxima dirigente partidista en el territorio; Osmani García López, diputado a la Asamblea Nacional y al frente del Poder Popular, y el intendente, Eduardo Román Duarte.
A propósito, en el acto la primera secretaria del PCC en la capital provincial reconoció al aguerrido pueblo sin el cual no habría triunfo ni esperanza posible. «Al él nos debemos, por ustedes luchamos y contamos para mantener el anhelo que es realidad vivida», expresó.
Tras reconocer el trabajo de los otros municipios villaclareños, enfatizó que Santa Clara ha vencido, una vez más, pero no es suficiente. «Ahí está el reto, que no quede tierra sin producir ni se vuelva esquiva la rentabilidad en las empresas, sumando y convocando con el oído puesto siempre en el pueblo. El porvenir es ahora. Transformando realidades y luchando siempre por nuestros sueños».
De igual forma, el municipio de Quemado de Güines recibió su condición de Destacado. En representación de su pueblo acogieron el estímulo Yoliser Garmendía Lombera, primera secretaria del Partdo en la tierra del Guajirigallo; Osmel Pérez Negrín, presidente de la Asamblea Municipal de Poder Popular, y Adolfo Sarmiento Abreu, su intendente.
No faltó el homenaje a la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana como antecesora y creadora de la obra que se defiende. Lo recibió Alberto Rodríguez Cruz, presidente provincial de la ACRC, en nombre del Partido, el Gobierno y el pueblo villaclareño.
También hubo entrega del carné del Partido a santaclareños que inician su trayectoria en las filas de la organización de vanguardia dentro de la sociedad.
A compartir con el pueblo, en representación de toda Villa Clara, asistieron también Aniyloidy Bernal Villegas, miembro del Comité Central del Partido, combatientes de la Revolución Cubana y una representación del pueblo santaclareño, entre otros funcionarios.
Previo al acto, la presidencia rindió homenaje al capital Roberto Rodríguez el Vaquerito, en el parque El Carmen, sitio en cuyos alrededores cayó defendiendo los ideales libertarios.
La Agrupación Cora Marta y el coro infantil dirigido por la maestra Yolanda Martínez, la compañía danzaría Sigue el ritmo, la Banda de Conciertos y la agrupación Awo Aché, matizaron la jornada como preludio a la recordable mañana de la Santa Ana.
Así transcurrieron las primeras horas de este martes desde Santa Clara, con la evocación a los mártires villaclareños caídos en la gesta del 26 de Julio y el legado perenne de Fidel.
Entre poemas, canciones, y danzas se reafirmó una historia comprometida con el futuro, esa que escriben los lugareños que, en nombre del territorio central, tejen esperanzas en amaneceres de gloria.