Raúl Castro y Cuba entera rinden homenaje al Guerrillero de América

Raúl Castro en la plaza del Che
El presidente cubano presidió el acto central por el 50 aniversario de la caída del Che Guevara en tierras bolivianas. (Foto: Ramón Barreras Valdés)
Liena María Nieves
Liena Marí­a Nieves
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08 Octubre 2017

Hace medio siglo, apresado y enfermo, el Che no debió pensar ni por un segundo en futuros homenajes, aun cuando la muerte le respiraba sobre la nuca: «serénese, que usted va a matar a un hombre ».

Con una rosa blanca en sus manos, llegó Raúl Castro Ruz, otra vez, al último destino del amigo. Los dí­as tristes calibran la palabra y los afectos de la humanidad. Para los cubanos, el 8 de octubre es, sin duda, uno de esos dí­as tristes.

Raúl Castro en el mausoleo de Ernesto Guevara
El cambio de flores, antes de que comenzara el homenaje. Acompañaron a Raúl Castro autoridades nacionales y provinciales. (Foto: Estudios Revolución)

Sin embargo, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, no solo asistió al cambio de flores en el mausoleo donde reposan los restos mortales del Che y los de su Destacamento de Refuerzo: vino a Santa Clara a presidir el homenaje que los villaclareños, a nombre del pueblo de Cuba, dedicaron a Ernesto Guevara de la Serna.

Cuando la mañana de este domingo ni siquiera se encendí­a en el cielo, más de 50 mil personas llegaban a su plaza para decirle ¡presente! al Comandante argentino. Tení­a 39 años cuando se convirtió en San Ernesto de La Higuera, y pasarí­an otros 30 antes de que Cuba lo pudiese acoger para siempre. El aniversario de su caí­da se recordó en su ciudad, entre obreros, mulatos, blancos, negros, niños y jóvenes.

Desde las tres de la mañana, miles de villaclareños se congregaron en su plaza. (Fotos: Ramón   Barreras, Carolina Vilches y Marelys Concepción)

Cincuenta pequeños de primer grado recibieron, de manos de familiares, profesores y autoridades del territorio, el atributo pioneril que oficializa su entrada a la Organización de Pioneros José Martí­. Raúl también anudó pañoletas azules y aplaudió el juramento de formar nuevas generaciones guevarianas.

Niños con pañoletas azules
Cincuenta pequeños, en simbólica representación de los niños cubanos, recibieron en la plaza su pañoleta azul. (Foto: Carolina Vilches Monzón)

Se alzaron voces en la plaza, con poemas y cantos que lo confirman vivo y eterno. Las estudiantes Leyanis íguila Gatorno y Sara Mary Vega Fortún, de noveno y duodécimo grado, respectivamente, leyeron sendas alocuciones en las que la fidelidad y el compromiso de los pinos nuevos se hicieron latentes, en momentos en los que la Patria necesita, quizá como nunca, del esfuerzo de cada uno de sus hijos. «La arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud, en ella depositamos nuestra esperanza y la preparamos para tomar de nuestras manos la bandera », dijo el Che el 12 de marzo de 1965.  

El primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Dí­az-Canel Bermúdez, pronunció las palabras centrales del acto, enfatizando en ideas que no habrí­an de obviarse jamás.

«Lo que no podemos permitir es que se convierta en una consigna vací­a. Crecimos sabiéndolo asesinado, siempre en combate, con su último pensamiento para Fidel y para este pueblo que lo quiere como a un hijo. (....) Fidel y el Che estarán siempre presentes porque al compartir sus ideas y su conocimiento profundo sobre las penas del mundo, ambos emergen para librar las batallas por la independencia, la soberaní­a y la igualdad de los pueblos del mundo ».

Miguel Dí­az-Canel e la plaza del Che
Pueblo en la plaza del Che
El primer vicepresidente cubano conminó al pueblo de Villa Clara a seguir trabajando y recuperándose con el mismo ahí­nco y esfuerzo que han demostrado en los dí­as difí­cles tras el huracán Irma. (Fotos: Ramón Barreras y Carolina Vilches)

Con el tema «Hasta siempre, Comandante », de Carlos Puebla, cerró la hermosa jornada que Villa Clara ha dedicado a uno de los hombres imprescindibles de la historia de Cuba y del continente. Juntos, como nos querí­a, celebramos su vida y perpetuamos su legado. Juntos, como la Patria demanda.  

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