
A Fusté lo entrevisté por primera vez cuando regresaba del Mundial Juvenil del 2010. No estaba solo, en aquel equipo le acompañaban otros dos prospectos del béisbol nacional, Lázaro Ramírez y Yordanis Casanova. Los tres eran de Camajuaní y cruzaban los dedos porque al año siguiente los hicieran del equipo de mayores, del Villa Clara. Desde entonces hasta la fecha, mucha agua ha pasado por debajo del puente. En una frase, el máscara es el único que permanece aferrado de aquel anhelo de hace seis años. Por estos días, se esfuerza desde la titularidad.
«De aquel tiempo hacia acá he cambiado muchocomenta Fusté en el dogout de los anaranjados porque al llegar estuve mucho tiempo sin jugar, mucho tiempo sentado en el banco, y preparándome mentalmente para cuando llegara este momento y aprovecharlo. Lo único que tengo en la mente, es que necesito dejar una buena imagen para labrarme un nombre. Yo no quiero jugar con otro equipo de la Serie para tener más oportunidades en la receptoría, si no es aquí, no quiero ».
Javier Fusté sabe que ese es un tema obligado. Teniendo a Ariel Pestano y Yulexis La Rosa por delante en el “escalafón†de receptores del Villa Clara, las opciones de jugar le eran escasas, escasísimas. Actualmente, eso ha variado un poco. La lesión de La Rosa le abrió una puerta y no le ha ido mal. Hasta ese instante, Fusté solo se había acomodado los arreos en 15 partidos.
«Estando detrás de ellos he aprendido bastante y tomé algunas cosas de cada uno para mejorarme. De Pestano su disposición, los deseos de ganar y la motivación. De La Rosa, la ubicación en el home, la forma de guiar a los lanzadores en las diferentes situaciones del juego. Es un aprendizaje que se hace largo ».
¿Cómo te acomodas a los nuevos lanzadores del equipo?
« A todos los he analizado en los calentamientos del bullpen, donde se preparan todos los pitcher y así no he tenido problemas para enfrentarme a ninguno. Incluso a Yosvani Torres, ya me acomodé. Él me ayuda bastante cuando me equivoco, cuando resulta que la seña estaba mal, siempre me saca de los tropiezos. Yo sé que tengo que hacerlo bien, porque me he preparado para eso. Tuve buena preparación por parte de los profesores, y el resto depende de mí ».
Fusté en esas 15 oportunidades, había bateado para anémico average de 214. Apenas contra Holguín, esta semana, consiguió la primera carrera empujada de la temporada. El de Camajuaní sabe que ese no es su fuerte.
«Con el entrenador de bateo hemos conversado. Me preparo con la bola suave, y me recomiendan que observe mejor al pitcher, y me concentre más en el plato. Estoy desesperado por batear más, porque no siempre tendré esta oportunidad. En otros momentos he conectado mejor, ahora no me sale y es lógico que me preocupe ».
Más allá de la competencia típica de los máscaras, tanto a Fusté como a Julio Miranda le ha salido un emulador en el equipo bastante atípico. Como se repite en los últimos partidos del Villa Clara, el torpedero de Mayabeque, Michael González, se vuelve a colocar los arreos y se toma en serio su novedosa responsabilidad. Para ellos, los que saben, resulta algo simpático, o por lo menos extraño.
«Es divertido ver a Michael González llevando los arreos, porque eso no se lo esperaba nadie, y menos de un refuerzo que tuviera que catchear aquí. Lo hace por la disposición que tiene, porque quiere ayudarnos. Igual, no es lo ideal, pero lo hace aceptablemente. Para nosotros es algo que merece aplausos, y como él estamos todos, confiados por sacar el equipo adelante. Confiados. »