La tejedora Yairelis Armenteros Alonso, se encuentra entre los jóvenes que llevan sobre sus hombros el peso productivo de la UEB Sarex, cuya edad promedio no rebasa los 35 años. (Foto: Ramón Barreras Valdés).
Narciso Fernández Ramírez
@narfernandez
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12 Enero 2018
12 Enero 2018
hace 6 años
El 14 de enero de 1963, con su puesta en marcha, comenzaba el largo camino de una de las fábricas fundadas por el Che en Santa Clara. En aquel entonces, su propósito fundamental era la producción de sacos de kenaf; el mismo de ahora, con la diferencia que los actuales son hechos de polipropileno, una fibra sintética más económica y acorde con los tiempos actuales.
En estos 55 años, largo y complejo ha sido el derrotero seguido por la antigua Sakenaf, denominativo con que aún muchos identifican a esta industria santaclareña, que le diera incluso nombre a uno de los barrios de la ciudad. Aunque en la actualidad, lo que realmente allí radica es la sede de la Empresa Textil Luis Augusto Turcios Lima y; en particular, la Unidad Empresarial de Base SAREX, nombre comercial adoptado en las últimas décadas.
Para indagar sobre lo que allí acontece, y cómo sus directivos y trabajadores sortean las complejidades por las que atraviesa la empresa estatal socialista cubana, Vanguardia recorrió la fábrica en plena faena productiva y dialogó con varios de sus obreros y con la directora adjunta Yoanka Martínez González, una ingeniera textil, graduada en la antigua Unión Soviética, y que desde 1990, ha hecho de este lugar su segunda casa.
En peligro de desaparecer como fábrica
Conocer la historia, evita repetir errores, y en este caso, vale recordar que está fábrica está indisolublemente ligada al ingente trabajo desplegado por el Che en pos de la industrialización del país en los primeros años del triunfo de la Revolución. Tampoco conviene olvidar que casi estuvo a punto de desaparecer y solo la tenacidad y voluntad de sus directivos y trabajadores la hizo encausar por el camino de la eficiencia y estabilizar, a partir del 2013, su fuerza laboral, fluctuante durante años.
Sobre el Che, y la antigua Sakenaf, existe un esclarecedor trabajo periodístico del colega Luis Machado Ordext titulado Che: resumen crítico de industrias que reseña en detalles las cuatro vistas que realizara el otrora Ministro de Industrias a la naciente fábrica productora de sacos ligeros de kenaf.
Desde la primera, en julio de 1961, hasta la cuarta, y última, efectuada el 17 de agosto de 1963, en la con sentido crítico exigió trabajar los sábados, lo que no se hacía.
Al respecto, según precisa el periodista Machado Ordext, el Comandante Guevara afirmó: «En este país parece que no se han enterado de que la productividad es fundamental para el socialismo », argumentó el Che. Y sin dar respiro al administrador en funciones, indagó: « ¿Por qué no se hace producir esta empresa los sábados también? ». A lo que Moya respondió: «Comandante, solo lo hacemos a media unidad debido a la falta de materia prima ».
El propio reportaje resalta que la última mención del Che a Sakenaf la hizo en julio de 1964 durante la inauguración de la Industria Nacional Productora de Utensilios Domésticos (Inpud) y cita: «donde resaltó que la planta de bolsos de kenaf «ya funciona con un turno y podría funcionar con dos turnos también; y funcionará este año, cuando llegue la cosecha ».
La indagación periodística rescata del olvido, los resultados productivos alcanzados por Sakenaf en la década de los 60 del pasado siglo:
«En ese período produjo 4 millones 117 mil envases, y al siguiente se alcanzaron 3 millones 843 unidades. En 1966 notificó otros 3 millones 275 sacos para envasar azúcar, granos, así como óxido, sinten de niquel y fertilizantes, y terminó 130 000 m2 de tela arpillera destinada a jabas y 15 000 metros de telas para literas. Un año después registró 10 millones 005 mil, el triple de la producción, según reportes de prensa. La prédica del Comandante Guevara quedó compensada ».
Lo sucedido después, nos los contó la ingeniera Yoanka Martínez. Y lo hizo, con el mismo amor que una madre habla del hijo, pues llegó a Sakenaf en 1990 y aún se mantiene trabajando en ella, tras 27 años de haber recorrido sus locales por vez primera.
Recuenta Yoanka que hasta 1995 se continuó produciendo los sacos ligeros de kenaf: «Pero, al perder competitividad a nivel internacional y encarecerse los costos, se decidió pasar a hacer los sacos de polipropileno, una fibra sintética obtenida de la mezcla de resinas y aditivos, los cuales se tejen para obtener rollos de tela que finalmente se convierten en diferentes tipos de sacos.
«Sin embargo, entre 1995 y el año 2000, las complejidades económicas del país solo posibilitaron la producción de frazadas de piso. Solo la voluntad de los directivos y la del país, impidieron que la idea del Che sucumbiera e iniciado el nuevo milenio, en el propio año 2000, se realizó una importante re-conversión tecnológica, la primera de las tres efectuadas hasta la fecha.
«Fue a través de un crédito de 4,5 millones de dólares, y la producción de sacos de polipropileno se inició exactamente el 28 de julio del 2000, un día antes del acto nacional del 26 de Julio en la Plaza del Che. Ese propio día 28, la fábrica adoptó el nombre comercial de SAREX, en sustitución del antiguo Sakenaf, cuyas siglas significan Sacos Resistentes Exportables. Para ese momento adquirió una capacidad productiva de 21 millones de sacos anuales.
«En el 2009, el país compra una nueva línea de corte y costura de procedencia austriaca, ampliándose la producción en otros 10 millones de sacos. Y al siguiente año, en 2010, se realizó la tercera de las mejoras tecnológica, mediante un crédito de 7 millones de dólares financiado a través del convenio del ALBA, lo que posibilitó llegar a la actual capacidad productiva de 55 millones de sacos anuales.
«No obstante, hasta el año 2013 la inestabilidad de la fuerza de trabajo, con una fluctuación constante, derivada de los bajos salarios, puso a la fábrica en una difícil situación, con los consiguientes incumplimientos de sus planes productivos.
«A partir de entonces todo se ha estabilizado en la UEB SAREX, y las producciones anuales desde el año 2015 a la fecha sobrepasan los 50 millones de sacos, con el récord productivo de 52 millones establecido en el propio 2015.
«Vale aclarar que en recién finalizado 2017 no pudimos llegar a los 53 millones planificados y nos quedamos por debajo en 1,5 millones de sacos debido a las afectaciones derivadas del huracán Irma, pues nos faltó el fluido eléctrico durante once días consecutivos. Un atraso productivo imposible de recuperar, pues acá laboramos de manera ininterrumpida las 24 horas del día, en tres turnos de trabajo , y los 365 días del año.
«No obstante, sí aseguramos todos los compromisos estatales con los principales proveedores: AZCUBA; Minagri y MINAL, que fue de 44,5 millones de sacos. Ahora, con las ventas del mes de diciembre, cerramos el 2017, con el cumplimiento al 100 % del plan de producción mercantil y de las ventas netas. A todos estos resultados se suma la producción de 1,2 millones de frazadas de piso.
«Hoy contamos en SAREX con una fuerza calificada bien joven, pues los 272 trabajadores tienen una edad promedio de 35 años y perciben un salario medio mensual de $746,00 pesos CUP y 15 pesos más en CUC.
«Podemos afirmar que la empresa se ha recuperado y ahora el compromiso es llegar a los 55 millones de sacos, lo que no será posible en este 2018, cuyo plan es de 51,8 millones, pues estamos necesitados de dedicar recursos y esfuerzos al tema de las piezas de repuesto, pues, aunque nuestra tecnología es moderna, data ya del año 2010 ».
Yairelis, la tejedora
La mitología griega nos cuenta como Ariadna era una tejedora muy buena pero pobre. Afrodita la retó a ver cuál de las dos hacía el telar más hermoso. La ganadora fue Ariadna, lo que provocó la cólera de la Diosa que la convirtió en una araña; por esta razón, ninguna telaraña es igual a otra.
Eso nos dice la tradición oral griega, pero en SAREX está una muchacha natural de Manicaragua que se le semeja en habilidades a la tejedora Ariadna, aunque su nombre sea diferente, bien propio de estos tiempos, pues se llama Yairelis Armenteros Alonso y apenas tiene 25 años de edad, con duodécimo grado de escolaridad.
Yairelis es una verdadera Ariadna con el telar mecanizado. Ese enorme que nos recuerda una enorme tela de araña, con sus cientos de hilos y decenas de conos, los que ella mueve con una celeridad absoluta, sin esfuerzo físico evidente, ni pérdida de tiempo.
Habilidades que la joven ha alcanzado luego de dos años de experiencia, pues al inicio no le resultaba posible cumplir la norma, ni atender con eficiencia las cinco máquinas que a cada tejedora le corresponde en un turno de 8 horas de trabajo ininterrumpido.
«Pasé primero un curso de adiestramiento, de una duración aproximada de mes y medio, unos 45 días, y luego empecé en este taller de tejeduría. Al inicio no me gustaba el trabajo y lo veía difícil y aburrido, pero luego, con el paso del tiempo, uno le va cogiendo amor a lo que hace y lo que antes parecía imposible, se va tornando fácil y posible de alcanzar.
«Imagínese que cada máquina, con sistema computarizado que lo programa todo, debe tejer 750 metros en cada jornada de ocho horas, lo que no es tan sencillo, y a mi cargo están cinco; o sea, sumándolo todo, debo asegurar la producción de de 3 750 metros de tela de fibras de polipropileno cada día.
«Además tenemos turnos rotativos, con un día de descanso a la semana. Así que en una semana estoy de 7:00 de la mañana a 3:00 de la tarde; en otra de 3:00 a 11:00 p.m. y en la tercera toda la noche, de 11:00 p.m. a 7:000 a.m. A lo que hay que sumarle el traslado desde Manicaragua hasta la fábrica y viceversa, pues, aunque contamos con transporte, ese “viajeteo†diario no deja de ser agotador.
«No obstante, este trabajo te atrapa. Ahora cumplo la norma diaria y gano un buen salario. Así que no tengo mucho de qué quejarme ».
Si de hacer sacos se trata
En cada turno de trabajo de ocho horas cada operario tiene que hacer 14 000 sacos de polipropileno de diferentes dimensiones y medidas, según los destinos finales del embalaje. La tarea resulta difícil y para estar en la avanzada del cumplimiento se requiere de mucha práctica y destreza.
En esa faceta sobresale Pablo González Chong, un experimentado trabajador de la línea de Corte y Costura, con 47 años de edad y más de 10 años de trabajo en la fábrica. Se le incluye, entre los operarios largos en el trabajo y está en la punta de los sobrecumplidores de la norma diaria.
«Conozco al dedillo las medidas de cada uno de los sacos, pues los tamaños son diferentes, de acuerdo al proveedor. Son entre seis o siete diferentes tipos de dimensiones. Por citar un ejemplo, los sacos que se utilizan para envasar harina de trigo tienen 60 centímetros de ancho y 100 de largo, y así cada uno. Además, casi todos los operarios de este taller de Acabado fueron enseñados y adiestrados por mí, pues son muchachos jóvenes en su mayoría ».
Pablo ha adquirido tales destrezas que resulta capaz de atender de manera simultánea dos máquinas y hacer unos 18 mil sacos en un turno de 8 horas; o sea, 4 mil por encima de la norma diaria.
Y para los que la desconocen, la tarea, aunque computarizada, no es nada sencilla, pues cada operario tiene que responsabilizarse en cumplir varias funciones: atender la computadora; «alimentar » de manera continua al equipo con los rollos de tejidos para que no falten; velar por el correcto funcionamiento del equipo; o sea, que realice con calidad el proceso de doblado y cosido del saco, y asegurar el cumplimiento de los parámetros de calidad establecidos.
«Todo eso a mí me gusta hacerlo. Por eso siempre estoy en la delantera y gano un salario mensual que supera los mil pesos en MN, más la divisa que percibo. Trabajo duro, pero el resultado se nota, tanto en la economía doméstica, como en la de la fábrica ».
Despedida con el compromiso de los 55 millones
En la salida de la fábrica dialogamos con el director general de la Empresa Textil, ingeniero industrial íngel Javier Acosta Ruiz, quien indagó por los resultados del recorrido que acabábamos de realizar y reafirmó que SAREX terminó el 2017 con el cumplimiento de su plan de producción mercantil.
Y para reafirmar los buenos cauces por los que marcha la fábrica nos reveló un compromiso productivo de relevancia: «La materia prima de este año y las producciones finales están aseguradas. No nos preocupa el plan a cumplir de los 51,8 millones del 2018. Escriba que para el 2019 llegaremos en la UEB SAREX a los 55 millones de sacos. Nos resta continuar perfeccionando nuestro sistema de trabajo y mejorar aún más los indicadores de eficiencia. Si hay materia prima suficiente, no fallaremos en ese pronóstico ».
Dejamos SAREX imbuido en un buen espíritu laboral y a Yoanka, como subdirectora adjunta, creando las condiciones para conmemorar este sábado 13 de enero, los 55 años de la puesta en marcha de la industria.
Momento que será aprovechado para ratificar metas y compromisos productivos. La mejor manera de homenajear al hombre que tanto hizo por echar adelante en Cuba la producción de sacos: por el Che.