Sin cansancio en el alma

Un matrimonio placeteño es feliz por contribuir a que el municipio celebre las acciones provinciales por el Dí­a del Trabajador de Comunales.

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Ricardo R. González
Ricardo R. González
@riciber91
1253
14 Febrero 2020

Una pareja de placeteños, unida en la vida y en el bregar, se encargan de dejar el pueblo reluciente.   Onelia ílvarez Calderón y Reinaldo Isac Fernández se levantan cuando apenas   el gallo ofrece su primer cantí­o anunciando la llegada del alba.

Onelia y Reinaldo están felices por contribuir a que Placetas ganara los festejos provinciales por el Dí­a del Trabajador de Comunales. (Foto: Carlos Rodrí­guez Torres)

Ya es costumbre abandonar el  sueño  sobre las 4:00 de la madrugada para saborear la primera coladita antes de limpiar los paseos y las calles en un municipio que posee avenidas muy anchas.

Quizás recuerdan el viejo adagio: «el que madruga Dios lo ayuda » a fin de evitar el sol y para que los niños no respiren el polvillo contaminado a la hora de marchar a la escuela.

«Ya sobre las 7:00 de la mañana realizamos el segundo barrido que siempre comenzamos por el área de mi esposo correspondiente a la Segunda Avenida, y después pasamos a la mí­a, concentrada en el Paseo Martí­ norte porque uno coopera con el otro », detalla Onelia.

Satisfacciones e incongruencias

Para «la pareja », como algunos los identifican, apreciar una calle limpia, una esquina libre de microvertedero les provoca un marcado regocijo. «Sentimos mucha satisfacción porque apreciamos que somos útiles en una entrega diaria realizada con mucho amor ».

Cuánta razón tienen porque la limpieza  resulta  imprescindible para una ciudad. Sin embargo, «no todos contribuyen con esa limpieza. Existen cocheros que no protegen debidamente a los caballos a fin de evitar que el estiércol se disemine por un pavimento que minutos u horas antes quedó limpio. Entonces a empezar de nuevo ».

¿Consideran que la población posee la cultura necesaria para mantener la higiene?

Falta mucho y varí­a  dentro del propio municipio. A veces está el cesto de basura y es más cómodo arrojar los desperdicios a la calle, sin hablar de las incidencias de algunas mascotas que empañan la labor.

Oneida y Reinaldo han tejido su mundo con tres décadas de matrimonio y diez años afiliados a los Servicios Comunales. Muchos vecinos del área, cuando escuchan el movimiento de las escobas, salen a darles los buenos dí­as, los llaman desde los hogares para brindarles agua u otro cafecito.

«Figueroa, un habitante en la zona, habla con nosotros desde bien temprano. Comparte lo que tenga y elogia nuestro trabajo, es de esas personas amables que nos apoya y quiere mucho al personal del sector ».

Ahora se aprestan a celebrar, este sábado 15, el Dí­a del Trabajador de Comunales, justo cuando Placetas ganó la sede de las celebraciones provinciales.

Mientras en otros lugares la proliferación de microvertederos se incrementa a diario esta pareja considera que existen pocos en la Villa de los Laureles, al menos en la zona urbana «y si vemos que hay dos o tres jabitas acumuladas y caben en el tanquecito las recogemos y las llevamos al vertedero »,  asegura Reinaldo.

En momentos en que no existen tantos obreros en el giro «la pareja » trabaja de domingo a domingo, y asume parte de la limpieza concluida la Feria dominical que les deja un panorama bastante crí­tico, lleno de basuras, con el que terminan pasadas las 6:00 de la tarde.

Si tuvieran que definir a un trabajador de Comunales, ¿cómo lo harí­an?    

Como personas sencillas, amables, integrales, capaces de vencer dificultades sin temores, y llamados a innovar en muchas ocasiones con los útiles de trabajo, aunque la vida imponga sacrificios como el de acostarse temprano para esperar el próximo dí­a. Somos seres humanos y es lógico que nos agotemos, pero lo que no puede cansarse es el alma.

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