La utilidad de un plasma

Una vez que las personas se recuperan de sus dolencias, los anticuerpos quedan almacenados en el plasma durante semanas e, incluso, años.

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Joven dona su sangre.
De las donaciones se obtiene el plasma o porción líquida de la sangre. (Foto: Ramón Barreras Valdés)
Ricardo R. González
Ricardo R. González
@riciber91
3120
17 Octubre 2021
Doctora Idamis Fernández Jure.
«Los procederes constituyen una fuente disponible de anticuerpos frente al SARS-CoV-2 », precisa la Dra. Idamis Fernández Jure, directora del Banco Provincial de Sangre. Foto: Ramón Barreras Valdés)

Las respuestas del organismo ante la amenaza de agentes infecciosos resultan sorprendentes, y en su accionar crea  defensas que actúan como escudos protectores a través de los anticuerpos o proteí­nas producidas por el sistema inmunológico.

Una vez que las personas se recuperan de sus dolencias, estos quedan almacenados en el plasma durante semanas e, incluso, años, por lo que dichas potencialidades han sido muy útiles para enfrentar los tiempos agudos del SARS-CoV-2, a tal punto que Villa Clara fue la pionera en la obtención de plasma hiperinmune de convalecientes de la pandemia, a través de las donaciones por plasmaféresis.

Refiere la Dra. Idamis Fernández Jure, directora del Banco Provincial de Sangre, que de la plasmaféresis productiva automatizada como ví­a que permite la producción de mayor volumen de plasma se extrae la donación de quienes superaron la enfermedad y desarrollaron anticuerpos contra el virus, a fin de administrarla a determinados enfermos que no han podido vencer su padecimiento ».

¿Es la única ví­a?

En estos momentos la donación de sangre total de pacientes recuperados y personas vacunadas constituye otra alternativa para la obtención de este plasma hiperinmune que se fraccionara en la industria de los Hemoderivados, dirigida a la producción de la gammaglobulina anti SARS-CoV-2, un medicamento muy costoso que muy pocos paí­ses producen y el nuestro tiene el privilegio de contar con una planta procesadora, gracias a la idea del Comandante en Jefe Fidel Castro.

Composición de la sangre.
Distribución aproximada de los componentes de la sangre.

¿Qué es el plasma del convaleciente?

Los anticuerpos producidos por el individuo a manera de defensa ante procesos infecciosos aparecen en una parte del compuesto sanguí­neo denominado plasma.

En las personas que se han curado de la COVID-19 contiene mayor cantidad de anticuerpos, lo que facilita que sea hiperinmune al SARS-CoV-2.

Algunos expertos lo denominan terapia de anticuerpos pasiva, ya que en vez de esperar a que el organismo cree sus propios mecanismos, como ocurre con las vacunas, se trata de irrigar la sangre con un plasma que ya los tiene.

En Villa Clara se diseñó el protocolo junto con la asesorí­a de la Dra. Delia Esther Porto González, jefa del Programa Nacional de Sangre del Minsap, encaminado a la obtención del plasma fresco congelado inmune a partir de  la donación de sangre total de los pacientes

La Dra. Fernández Jure explica los requisitos para los donantes recuperados de la COVID-19 que pueden incluirse en el programa siempre que estén comprendidos entre los 18 a 65 años, sin secuelas ni complicaciones y manifiesten la disposición de donar a partir de los 14 a 21 dí­as de haber padecido la enfermedad, con PCR negativo. De igual forma aquellos que presentan esquema de vacunación completo anti-COVID-19 después de transcurridos los 14 dí­as de la última dosis.

La plasmaféresis terapéutica constituye un beneficio para quienes atraviesan por un estado moderado, crí­tico o grave del virus pandémico, por lo que deviene otro aporte de la ciencia, a fin de contribuir al enfrentamiento del temible coronavirus con total garantí­a.

Plasma sanguí­neo.
El plasma contiene agua, sales, anticuerpos y otras proteí­nas. Usualmente se utiliza en terapias para personas con deficiencias del sistema inmune, entre otras afecciones. Foto: Ramón Barreras Valdés)

Las primeras experiencias se aplicaron, hace ya meses, en el hospital militar Comandante Manuel Fajardo Rivero, en la capital provincial, donde están concebidas a manera de ensayo con la asesorí­a del Centro de Inmunologí­a Molecular (CIM) y el apoyo de su directora clí­nica, la Dra. C. Tania Crombet Ramos, y su grupo de trabajo. A estos se suma la participación del profesor   Dr. C. Armando Caballero López y parte del colectivo de la referida institución, bajo la mirada del coronel Dr. Jorge Eduardo Berrio íguila, director general.  

El proceso por dentro

A partir de las experiencias de la plasmaféresis terapéutica en otras enfermedades surgió un proyecto combinado con el uso del Itolizumab, anticuerpo monoclonal humanizado, creado por el CIM para combatir algunos tipos de cáncer y otras enfermedades. Ello posibilita la mejorí­a clí­nica al disminuir los marcadores celulares exacerbados  durante la llamada tormenta de citoquina, * que provoca la afección e induce a la gravedad de la COVID-19.

El proyecto, ya devenido ensayo clí­nico, fue registrado por el Centro Regulador de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos en Cuba (Cecmed).

Argumenta la Dra. Fernández Jure que no todos los pacientes sometidos al tratamiento responden de igual forma; sin embargo, su efectividad demuestra que el enfermo mejora al disminuir su carga viral y los marcadores inflamatorios, sin llegar al desenlace fatal.

Plasma sanguí­neo dirigido a la industria biofarmacéutica.
Parte de las donaciones se enví­an a la industria biofarmacéutica con vistas a producir gammaglobulina anti-SARS-CoV-2, junto a otros hemoderivados. Foto: Ramón Barreras Valdés)

Tampoco la terapéutica pactada en los protocolos es aplicable a la totalidad de los pacientes, debido a que existen criterios de exclusión e inclusión; influyen en ello las caracterí­sticas particulares del individuo, junto a otros factores a tener en cuenta.

La plasmaféresis terapéutica no constituye algo nuevo, es una alternativa utilizada en la historia de la medicina para otras afecciones como el sí­ndrome de Guillain Barré, las encefalitis autoinmunes, los mielomas múltiples e, incluso, en enfermedades hematológicas, neurológicas y reumatológicas, entre otras.

Su aplicación la registran varios paí­ses y otras provincias cubanas, en el afán de extraer de la sangre el exceso de anticuerpos, proteí­nas anormales u otras sustancias dañinas, como técnica de depuración sanguí­nea.

Si buscamos datos curiosos, vale señalar que en 1959 Michael Rubinstein fue la primera persona en tratarse con plasmaféresis su condición de púrpura trombocitopénica, un trastorno hemorrágico en el que el sistema inmunitario destruye las plaquetas. Luego de someterse a la técnica, mejoró de manera significativa.

Así­ andan los caminos de un recurso que abraza la ciencia y demuestra la utilidad de un plasma.

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* Tormenta de citoquinas

Son pequeñas proteí­nas que se dirigen a varias zonas del organismo y liberan elementos quí­micos que afectan a las células. Cuando se reporta esta fase de daño, ya es muy difí­cil que los medicamentos puedan frenar la situación, pero si se sitúa a tiempo, ofrece marcados resultados.

Están consideradas como el lado oscuro de la inflamación de la COVID-19 y coordinan una respuesta inmune eficaz acorde con la infección, a la vez que regulan la inflamación.

Aunque constituyen un mecanismo de protección, hay ocasiones en que se descontrolan y su producción se convierte en excesiva, tanto en cantidad como en calidad.

José Alcamí­, investigador en el Instituto de Salud Carlos III, en España, las considera como «granadas o proyectiles que localizan células infectadas y las destruyen de una manera selectiva ».

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