Narciso Fernández Ramí­rez
Narciso Fernández Ramí­rez
@narfernandez
3080
14 Diciembre 2015

«No importa la suerte que corramos, Benny, estas verdades habí­a que decirlas » le respondió Fidel a su amigo santaclareño Benito Besada, abogado como él y compañero de estudios de la Universidad de La Habana, apenas un minuto después de finalizar su alegato de autodefensa.

Era la tarde invernal del 14 de diciembre de 1950 y la vetusta Sala Primera de la Audiencia villaclareña acababa de ser testigo de la primera autodefensa de Fidel. Un hecho histórico que fuera dado a la publicidad por el decano de la prensa villaclareña Aldo Isidrón del Valle, Premio Nacional de Periodismo José Martí­, como resultado de una acuciosa investigación que rescató para el patrimonio nacional el expediente del juicio que le fuera seguido a Fidel.

Cienfuegos, 12 de noviembre de 1950

En su artí­culo «Patriótico ¡Yo acuso! de Fidel Castro », publicado en el libro Antes del Moncada, el periodista villaclareño nos revela los antecedentes del juicio a Fidel, que se remontan a un incidente de protesta estudiantil acaecido en la sureña ciudad de Cienfuegos:

aldo isidron del valle, periodistaAldo Isidrón del Valle hojea el libro Antes del Moncada, en el que aparece su artí­culo sobre la primera autodefensa de Fidel y fotocopia del expediente de la Causa 543. (Foto: Narciso Fernández Ramí­rez)

«Los sucesos que provocaron el encausamiento de Fidel y su compañero ocurrieron en Cienfuegos, un mes atrás, el 12 de noviembre. La prensa local, con titulares destacados, reseñó la noticia: ...Fueron detenidos y remitidos al vivac de Santa Clara, los lí­deres de la FEU, Fidel Castro, de 24 años, vecino de 3ra. y 2, Vedado, Presidente de la Asociación de Estudiantes de la Escuela de Ciencias Sociales y Enrique Benavides Santos, de 26 años, de Manrique 306, en La Habana, delegado de la Escuela de Derecho, los que habí­an venido a participar en los actos organizados por los estudiantes en protesta contra las resoluciones del ministro de Educación, Aureliano Sánchez Arango, que originaron un movimiento de huelgas en los institutos... » (1)

Del acta que les fuera levantada en la Estación de Policí­a, es este párrafo: «Que procedieron a su arresto por estimar que son los mismos que están incitando o buscando la forma de celebrar el mitin de todas maneras y que está ordenado por el Sr. Ministro de Gobernación que sea suspendido, instándolos al mismo tiempo a que continúen en la lucha contra las disposiciones del Sr. Ministro de Educación. » (2)

Previo al juicio, Fidel escribió una carta abierta al pueblo de Cienfuegos, publicada en el periódico La Correspondencia.

En uno de sus párrafos, expresó: «Los universitarios que acudimos a Cienfuegos lo hicimos invitados por los compañeros del Instituto para hacer uso de la palabra en un acto que, como nadie ignora, habí­a sido convocado con todos los requisitos legales y cuyo único fin era la justí­sima protesta contra la actitud despótica con que el Ministro de Educación se ensañara contra los estudiantes [...] »(3)

Al referirse a la manera insolente y cobarde con que fueron tratados por el capitán de la Policí­a Manuel Pérez Borroto, aclaró Fidel:

«Quiero decirle por este medio que no nos amedrentó su actitud arbitraria. No hay mérito sino ignominia en ser verdugo del pueblo. Rectifique a tiempo el señor capitán y no siga sembrando el odio entre todos los que sufren su presencia. ¡Nos veremos otra vez ante el Tribunal de Urgencia! » (4)

Santa Clara, 14 de diciembre de 1950

Ahora es Benito Besada (ya fallecido), quien narra lo sucedido aquel histórico dí­a:

«[...] casi al amanecer, llegan a mi casa en Martí­ y Luis Estévez. Fidel y Benavides; se veí­an cansados. Desayunamos y cambiamos impresiones en torno a la situación que ambos confrontaban y digo: ‘‘Iré a la Audiencia para conocer las incidencias del proceso y trazar nuestra estrategia defensiva.’’

toga de fidel castroToga que utilizó Fidel Castro aquella tarde del 14 de diciembre de 1950.

«Durante parte de la mañana realizo mi trabajo exploratorio; [...] Regreso a casa. Fidel aún descansa. Sobre su pecho observo un libro, el famoso ¡Yo acuso! de Emilio Zola. Lo despierto. Comento con él que habí­a obtenido del Fiscal una impresión favorable, pero que no conducí­a necesariamente a ser muy optimista. » (5)

Es entonces cuando Fidel sugiere que asumirí­a su propia defensa para denunciar una serie de atropellos que sufre el pueblo: «El rostro de Fidel chispeaba indignación. [...] Por mi mente viajan impresiones negativas. Pienso que una exaltación de Fidel podrí­a complicar la situación [...] » (6)

A las 12:45 llegaron los tres: Fidel, Benavides y Besada a la Audiencia.

«Ya en el juicio relata Besada el primero que declaró fue el capitán de la policí­a de Cienfuegos, Manuel Pérez Borroto, quien acusa con acidez a Fidel y Benavides. [...]

«Agotada la lista de testigos, el doctor Rodrí­guez Valdés, Presidente del Tribunal, dice a Fidel y su compañero que se les va a escuchar. [...]

« ¿Tienen abogados?

«Sí­ declara Benavides. Me defenderá el doctor Besada.

« ¿Y usted, señor Castro?

«Yo asumiré mi defensa. [...]

«Fidel solicita que sea llamado a declarar el capitán Pérez Borroto, el acusador: [...] “Muy mal usted representa al pueblo, cuando reprime y asfixia sus derechos legí­timos dice Fidel. » (7)

A partir de ahí­, desató una andanada de crí­ticas al gobierno. Dejemos que sea el doctor Besada quien nos cuente sus impresiones:

«La caracterí­stica de aquella autodefensa [...] es el valiente ¡yo acuso! de Fidel. Pronunció una alocución violenta; apasionada denuncia contra la polí­tica corrupta del régimen de Prí­o; la falta de garantí­as constitucionales; la malversación de nuestras riquezas; el asalto a los sindicatos por pandilleros y otros males que sufrí­a Cuba. Fidel apenas se refiere a los cargos que a él le imputan; emplaza a los gobernantes prií­stas. Es un ataque valiente y honrado. [...]

«El público en la sala está visiblemente conmovido. Jamás en la Audiencia de Las Villas se habí­a hablado en esos términos, no existí­an antecedentes ni se creí­a posible que alguien se pronunciarí­a de esa forma. El Tribunal también recibió el impacto del ¡yo acuso! de Fidel; era algo absolutamente nuevo un acontecimiento ante el cual hubo una reacción de asombro y admiración. [...] Acusados pónganse de pie: Absueltos. Termina el juicio. Desalojen la sala. » (8)

Isidrón del Valle finaliza su apasionada reconstrucción del juicio de la siguiente manera: «Los asistentes a la vista de la Causa 543 muestran su júbilo. Van al encuentro de Fidel; lo felicitan por su patriótica actitud. Tres años después, el 26 de Julio de 1953, quienes presenciaron la primera autodefensa de Fidel, volví­an a sentir aquel tremendo impacto repetido a un nivel impresionante. » (9)

Santa Clara, 8 de diciembre de 2010

Han pasado seis décadas de la primera autodefensa de Fidel, y este miércoles también invernal sentado en la sala de su casa del edificio 12 Plantas del Sandino converso con el colega Isidrón del Valle.

El experimentado reportero comienza a hilvanar recuerdos del juicio de la Causa 543: «Esta historia es la segunda parte de otra iniciada en Cienfuegos, en la que la locuacidad de un estimado colega y mi inveterado deseo de dar el palo periodí­stico, me llevaron, primero, a investigar los sucesos de la Perla del Sur, y después, a indagar todo lo referente al juicio acá en Santa Clara.

tarja conmemorativaTarja que ubica exactamente la casa de Benito Besada en Santa Clara: Luis Estévez esquina a Martí­. Lugar donde Fidel preparó su histórica primera autodefensa. (Foto: Freddy Pérez Cabrera)

«En la Audiencia santaclareña estuve horas intentando localizar el legajo. Para suerte mí­a conté con la inestimable ayuda de Sixto Hernández, el viejo archivero, quien, con paciencia de relojero, iba buscando expediente por expediente.

«Al segundo dí­a, Sixto levantó la mano desde el fondo del archivo y con la alegrí­a reflejada en el rostro, me mostró la carpeta: “La encontré”. Era de color rosado y tení­a sus páginas numeradas y foliadas. Ya te podrás imaginar el efecto que aquello me produjo.

«Desde el propio tribunal llamé al capitán Jorge Enrique Mendoza, director de Granma, y le notifiqué la noticia. Me ordenó partir de inmediato hacia La Habana. Para mi sorpresa, allí­ me esperaba Celia Sánchez, quien dirigí­a la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado. A Celia le brillaban los ojos al hojear la carpeta y me preguntó cómo habí­a hecho el importante hallazgo. Me comentó que Fidel se iba a poner muy contento. Después, la historia fue publicada en Granma y en Vanguardia; el resto, ya es conocido.

Quedaba una última pregunta: Aldo, ¿Y la pista del juicio acá en Santa Clara, quién se la dio realmente?

«Fue el propio Fidel durante la inauguración del tramo de ví­a para el ferrocarril Habana-Santa Clara, el 30 de diciembre de 1977: «Sí­, yo recuerdo cuando era recién graduado de abogado que vine a aquí­ a Santa Clara; porque habí­a un capitán ahí­ por Cienfuegos que era una fiera contra los estudiantes. Me metieron preso y me hicieron un juicio. Vine a defenderme yo mismo. Suerte que no quedé preso...(10)

«Como imaginarás, esa revelación de Fidel despertó mi innata capacidad investigativa e hizo posible, con tenacidad y un poco también de buena suerte, que realizara el mejor reportaje de mi vida. Mi mayor contribución a la Revolución y al propio Comandante. »

REFERENCIAS

(1) ALDO ISIDRí“N DEL VALLE: «Patriótico ¡Yo acuso! de Fidel Castro », Antes del Moncada, p. 148, Ed. Pablo de la Torriente, 1986.

(2) Obra citada, pp. 153-154.

(3) ídem, pp. 157.

(4) ídem, pp. 158.

(5) ídem, p. 159-160.

(6) ídem, pp. 161-162.

(7) ídem, p. 163.

(8) ídem, p.163.

(9) ídem, p. 164.

(10) ídem, p. 147.

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