Como si el gesto se tratara de su última «arma », una madre de Ranchuelo escribió al periódico hace varias semanas. Mariana* no sabe cómo seguir adelante, en medio de su situación familiar y laboral. Hace poco, su pequeño hijo matriculado en el círculo infantil Adolfo Alfonso, de la cabecera municipal, recibía los beneficios de la educación inicial y prescolar cubana, mientras ella, su esposo y el resto de la familia podían dedicarse al trabajo.
Sin embargo, tanto Mariana como decenas de padres que llevaban a diario a sus hijos a esa institución educativa, se sorprendieron cuando las autoridades del centro les informaron, pocas semanas antes, que el círculo sería sometido a reparación y que cerraría, al menos, durante tres meses.

«No existe reubicación para los niños de cuatro grupos se quejaba Mariana a raíz de la noticia. Me pregunto: ¿Es procedente esto? ¿(El hecho) fue analizado a todas las instancias, dadas la magnitud y afectación a las madres en sus centros laborales? ¿Decisión sin previsión del impacto social y psicológico sobre los niños y la economía de las familias? »
En varias reuniones de la Dirección Provincial de Educación con las familias afectadas, las autoridades competentes intentaron responder las inquietudes que Mariana compartía con otras madres y padres. Sin embargo, algo no cambió: el círculo infantil Adolfo Alfonso fue cerrado, al menos por tres meses, tal como se había previsto.
Con la medida, cuatro grupos de niños y niñas fueron remitidos a sus hogares. La mayoría de las familias, a su vez, enviaron a los pequeños a casas de cuidadoras ilegales o se vieron obligados a solicitar licencias sin sueldo, si eso era posible. En el mejor de los casos, algunos niños pudieron quedarse en sus hogares bajo el cuidado de otros miembros de la familia, o «clasificaron » en las cuatro casas de cuidadoras por cuenta propia que, según la Dirección Provincial de Trabajo y Seguridad Social, de Villa Clara, existen en Ranchuelo.
Cinco semanas atrás, cuando el círculo infantil Adolfo Alfonso aún no había cerrado sus puertas, Mariana se cuestionaba: «No me parece viable y oportuno proceder a la obra si los implicados en crear las condiciones previas no lo han hecho […] Parece insólito que suceda esto en Cuba, donde se protege tanto a la madre trabajadora ».
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¿Cuándo supieron ustedes que iban a reparar?, preguntamos hace un mes a Lucía Flores ívalos, directora del círculo infantil Adolfo Alfonso.
A principios de marzo.
¿Y cuándo lo comunicaron a los padres?
Rápidamente en una primera reunión; luego se han hecho dos más.
¿No existe una estrategia por parte de Educación para reubicar a los niños?
No. No hay local.
La pasada semana, Anarelys Rodríguez Pérez, jefa del departamento de Educación prescolar e inicial en Villa Clara, informó a Vanguardia que «existe un plan de reparación y mantenimiento en la provincia. Y eso se hace por años; no se hace de este mes para el otro. Es decir, que ya están previstos todos los centros educacionales que se van a reparar en el 2017 ».
No obstante, los familiares de los niños que acudían al círculo infantil Adolfo Alfonso aseguran que fueron informados poco menos de un mes antes del cierre inevitable. «Sabemos que la reparación era necesaria, pero no podía ser tan inmediata, sin buscar otras alternativas », se lamentó, por su parte, Mariana.
¿Solo los niños de prescolar serán reubicados?, inquirimos, otra vez, a la directora del «Adolfo Alfonso ».
Sí. Solo prescolar (40 niños). Y hay que crearles todas las condiciones, llevándolos de aquí para una escuela primaria.
¿Cuántos se quedarían, entonces, sin reubicar?
128 niños.
¿Y los padres tienen que buscar cuidadoras?
Ya buscaron.
¿Pagando de su bolsillo?
Pagando, como han hecho cuando se reparan otros círculos en esta provincia. Siempre se ha hecho así.
¿Y cuánto tiempo tardará la reparación?
No menos de tres meses, porque esto requiere de todo. Aquí hay problemas con el agua, no hay corriente. Esta casona es muy antigua, y no se puede utilizar nada: ni siquiera los equipos eléctricos que entran por Educación, porque no hay voltaje. Todo eso tienen que hacerlo: las redes sanitarias, hidráulicas y eléctricas, la carpintería, la pintura, la cerca periférica… Todo eso.
Pero, ¿ninguna instancia les ha exigido que reubiquen a todos los niños?
No hay (local). Muchos padres decían que (podían llevarlos) al Palacio de Pioneros, pero ¿qué condiciones hay allí? ¿Dónde van a dormir los niños? ¿Dónde van a almorzar? ¿Dónde se les va a cocinar? ¿Qué baño tienen? Allí no hay condiciones.
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«La política del Ministerio de Educación y del Partido y el Gobierno desde el nivel central es ir remodelando y perfeccionando las instituciones educacionales », aclara, antes de caer en el tema que nos ocupa, Anarelys Rodríguez Pérez, la jefa del departamento de Educación prescolar e inicial en Villa Clara.
«Cuando se dan determinadas situaciones en los círculos infantiles que atenten contra la salud o la integridad de los niños se deja de brindar servicios. Pero, cuando existe la mínima posibilidad, mantenemos los círculos abiertos », añade.
«No es menos cierto que, cuando se comienza a ejecutar una obra en determinado momento del curso escolar, sin que existan las condiciones para reordenar a los niños, surgen estados de opinión, inquietudes de las familias: padres y madres tienen que buscar otras formas de atender a los niños. ¿Qué ocurre en Villa Clara? Por ejemplo, en Corralillo hay un solo círculo. En Quemado de Gí¼ines hay un solo círculo. Entonces, ¿dónde reordenamos a los niños? Esas instituciones se han reparado, y la población ha entendido. Si no se intervinieran, los tendríamos que cerrar definitivamente.
«En el caso de Ranchuelo precisa la funcionaria tenemos los recursos y no podemos desaprovecharlos. Esta reparación estaba planificada. Por otro lado, vale la pena informar que no todos los círculos se pueden reparar en julio o agosto, porque también afectaríamos a las familias. En esos meses los círculos siguen abiertos.
«Entonces, en el momento en que se decida cerrar la institución para reparar habrá afectación de una magnitud o de otra. Y no en todos los territorios existen las condiciones para reordenar a los niños en otros círculos**.
«De hecho, en Ranchuelo solo pudimos reordenar el sexto año de vida en la escuela primaria José Martí. ¿Qué orientamos a las familias y a la institución?, aunque eso no es lo que les resuelve el problema: que el proceso educativo tenía que continuar a través del programa Educa a tu hijo ».
¿Ustedes conocen la situación que genera el cierre, aunque sea temporal, de un círculo infantil? Por lo general, las familias tienen que entregar sus niños a cuidadoras ilegales o tienen que dejar de trabajar…
Por supuesto. Nosotros sabemos que eso ocurre. Pero también hay cientos de madres que hoy no tienen el círculo infantil. Lo único que quiero es que la comunidad entienda que si no reparamos los círculos, tenemos que cerrarlos.
¿Y el Gobierno local no podría acondicionar otro espacio para estas funciones?
No. Para los niños de círculo no se puede preparar otro espacio. Esto no es crear un local y (simplemente) cuidar a los niños, porque no todos duermen a la misma hora, no todos meriendan a la misma hora… Hay que darles los alimentos en su horario, en determinadas condiciones de elaboración, de higiene.
La invasión de las abejas

« ¿Resulta factible cerrar la institución (el círculo infantil Pequeños Lenin) o reubicar a los niños en aras de no talar o podar los árboles hasta eliminar las flores, y así evitar que dichos insectos (las abejas) acudan al lugar en busca de alimento? », preguntaron a Vanguardia varios padres afectados por la clausura temporal de otro círculo infantil, a causa de una invasión de abejas.
Cuando escribían a este semanario aseguraban que «los directivos del centro y de la Dirección Municipal de Educación » se negaban «a cortar o podar considerablemente dichos árboles » porque «ventilan el círculo y dan sombra a las áreas de juego ».
Sin embargo, pocos días después todas las instancias aceptaron: no quedó más remedio que talar.
Anarelys Rodríguez Pérez, desde la Dirección Provincial de Educación, asegura que «se hizo todo lo que tenía que hacerse; se aplicaron todos los procedimientos posibles (para ahuyentar a los insectos) en ''Pequeños Lenin'', y hubo que terminar talando porque las abejas habían encontrado su hábitat. Sin embargo, la institución no fue la que propició el colmenar.
«Nunca se pensó que la situación desembocara en la tala. Ahora, talar árboles no es llegar y cortar. Eso lleva aprobación de Gobierno, de la Empresa Forestal, toda una parte protocolar », cuenta la funcionaria, atenta al caso.
Por su parte, Yaima López Lallana, administradora del círculo infantil «invadido », sugiere que las abejas se trasladaron desde el patio de un apicultor cercano. «En enero tuvimos que cerrar siete días por la misma causa. Ahora los insectos vinieron a alimentarse de las matas de almendra, que son tan dulces », asegura.
El caso, donde no solo intervinieron funcionarios de Educación y técnicos forestales, sino también apicultores y especialistas del área de Salud Pública, provocó el cierre de la institución por 19 días hábiles (desde el 6 de abril al 3 de mayo).
«Las familias plantearon la necesidad de reubicar a los niños especifica Anarelys. Y siempre que existan posibilidades hemos accedido. Pero también hay que tener en cuenta que los niños tienen un estado emocional, y no se deben llevar de una institución a otra en unos pocos días. Ellos se someten a un proceso de adaptación.

«Siempre se trata de cerrar las instituciones por cuestiones eventuales lo menos posible, pero cuando algo atenta contra el normal desarrollo de los niños y las niñas, cuando algo constituye un peligro para su vida o su salud, hay que cerrar ».
La pasada semana, después de talar los árboles, el círculo permanecía sin brindar servicios. Según informaciones de la Dirección Municipal de Educación en Santa Clara, Salud Pública no permitía el acceso de los niños mientras los maderos permanecieran atravesados en las áreas de juego.
Luego de la invasión imprevisible de las abejas, luego de atomizar formol para ahuyentar a los insectos, luego de talar los árboles, luego de convocar infructuosamente a trabajos voluntarios, luego de evacuar todos los desechos sólidos, el círculo infantil Pequeños Lenin reabrió el martes 3, sin árboles y sin abejas.
Ahora, las familias que regresaron con sus hijos al centro educativo saben que se trató de un cierre impostergable, fundado en el bienestar de los niños. Sin embargo, temen que haya sido, también, un cierre demasiado dilatado.
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«Si bien es cierto que (el cierre) acarrea un gran problema, Ranchuelo tendrá un círculo reparado como se merece », sostiene la funcionaria entrevistada.
Las familias, en cambio, no pudieron quedarse en paz, esperando por un círculo reparado y reluciente. Padres y madres se las ingenian de mil formas para proteger a sus hijos, sin perder trabajo ni salario. Aunque no sea de otra forma, la opción de las cuidadoras ilegales o la licencia sin sueldo no parece no puede ser la solución oportuna.
«Si sacamos la cuenta de lo que perdemos en todo ese tiempo analiza Mariana, la madre que escribe a nuestro periódico, nos parece que la reparación del círculo se hará con nuestro dinero. Pero lo que más me preocupa subraya es que las obras se dilaten ».
* Hemos llamado Mariana a la remitente de la carta, por su deseo expreso de mantener el anonimato.
** Según Anarelys Rodríguez Pérez, en el plan de reparaciones de 2017 también se encuentran los círculos infantiles Hermanos Díaz, de Santa Clara, y Pequeños Cangrejitos, de Caibarién. Vale preguntarse cuándo las autoridades competentes informarán a los padres afectados en esos casos. ¿Podrán crear una estrategia para reubicar a los infantes y no enviarlos, sin más, a sus casas?