Una guerra que hay que ganar

El combate de ahora es contra un enemigo común que se propaga de persona a persona y se extiende con celeridad por todo el mundo: la COVID-19

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Ilustración de Martirena
(Ilustración: Martirena)
Mercedes Rodríguez García
Mercedes Rodrí­guez Garcí­a
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28 Marzo 2020

Vivimos dí­as muy tensos contra un enemigo común que se propaga de persona a persona y se extiende con celeridad por todo el mundo: la COVID-19.

La enfermedad, convertida en pandemia, invade grandes capitales, ciudades, pueblos y localidades de los cinco continentes dispersando su aliento letal que acelera, desacelera y estanca la vidas social y la económica; contagiando, enfermando y llevándose a diario miles de ví­ctimas.

Contra él, muy poco han podido hacer polí­ticos y polí­ticas que desconocen la salud y el bienestar humanos como centro y nervio de toda actividad, y como cualquier mercancí­a, se le juzga y atiende.                

La plaga del nuevo coronavirus aseguran muchos es la mayor crisis que ha vivido el mundo desde la Segunda Guerra Mundial.

Ilustración de Martirena
(Ilustración: Martirena)

En su inexorable marcha y en algún momento detenible ha puesto a prueba a cientí­ficos y técnicos, militares y policí­as, cultos y religiones,  conjuros y rezos, haciendo que afloren pasiones, bajezas y rabias; pero también, sentimientos y gestos solidarios, que bien conocemos y practicamos los cubanos.

La nuestra es una sociedad organizada, donde las decisiones las toman, de forma consensuada, personas bien preparadas. Y aunque en materia de salud no abunden los recursos materiales, bien delimitadas las prioridades, aun en medio del acrecentado y sostenido asedio por la nación más poderosa del mundo, existen la experiencia y el capital humano para detener la cadena, que no será tan letal si cumplimos al pie de la letra las orientaciones y instrucciones del Ministerio de Salud Pública, así­ como las recomendaciones del Presidente de la República y disposiciones del Consejo de Ministros.  

Los consejos de defensa están activados; las medidas, tomadas, proyectadas y dirigidas en una estrategia para la acción que incluye  a las organizaciones de masas, judiciales y policiales a lo largo y ancho del paí­s, con el fin de coordinar esfuerzos, administrar óptimamente los recursos, y hacer cumplir leyes, decretos resoluciones y reglamentaciones coyunturales.

Se trata de acciones muy estudiadas para alcanzar ventajas sobre el tenebroso adversario.  

Solamente conteniendo el riesgo de diseminación del nuevo coronavirus en el territorio nacional, y disminuyendo sus efectos negativos en la salud de la población y su impacto en la esfera económica-social del paí­s, ganaremos esta guerra, que es también una contienda polí­tica, pero, sobre todo, una batalla donde la unidad es vital. Ella, que ha sido y será nuestra principal arma, nos acercará a una victoria más, y acrecentará la confianza y el respeto  nacional e internacional en los médicos y cientí­ficos cubanos.

En la actualidad no existe una vacuna que proteja contra  la COVID-19. La mejor manera de prevenir infecciones es tomar medidas preventivas cotidianas, como evitar el contacto cercano con personas enfermas.  

Hay que atender, en todos los soportes y plataformas digitales, a nuestros medios de prensa, responsabilizados con difundir orientaciones y brindar información actualizada, oficial, objetiva y veraz a toda la población.

Al nuevo coronavirus, enemigo común de la humanidad, hay que cortarle el camino ¡ya!, cueste lo que cueste.  

No se escatimarán acciones, medidas y recursos. Están en juego la vida de nuestros ancianos, hombres, mujeres y niños.

No pueden ocurrir desobediencias ni violaciones.

Es hora de salvarnos y de salvar. ¡Podemos!

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