Savia del pueblo, génesis fecunda

En 1960 las circunstancias definen el nacimiento del nuevo hijo: los CDR, esa gran familia que hoy suma más de ocho millones de miembros.

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Creación de los CDR
Fidel: «...Vamos a implementar frente a las campañas y agresiones del imperialismo un sistema de vigilancia colectiva revolucionaria».
Mercedes Rodríguez García
Mercedes Rodrí­guez Garcí­a
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27 Septiembre 2020

Llegaron antes del socialismo. Los creó Fidel Castro en La Habana, una noche calurosa del noveno mes del segundo año de Revolución.

Las luces de los reflectores en la azotea y balcón de la gran terraza norte del Palacio Presidencial debieron resultarles espléndidos soles a la multitud que, debajo congregada, se extendí­a como marea humana, fijos los millones de ojos en la figura del joven lí­der rebelde que regresaba a Cuba diez dí­as después de haber participado en el XV perí­odo de sesiones de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas.

El pueblo se reúne con delirante entusiasmo para tributarle un caluroso recibimiento.

Creación de los CDR
La escena cobra matices épicos. Las circunstancias definen el nacimiento del nuevo hijo.

No. No es Fidel hombre de improvisaciones, no. No vení­a decidido a fundar los CDR, sino a alertar, a orientar, a contar sobre lo vivido en los Estados Unidos, entre otras cosas; la campaña de mentiras que contra Cuba libraban allá todas las revistas, periódicos, estaciones de radio, de televisión y medios publicitarios.

Pero estallan dos petardos en los jardines de la mansión ejecutiva. En el primero hubo un alto, más tarde explota otro.

La contrarrevolución quiere sembrar el miedo. No hay sustos. Nadie se mueve de su lugar. Más enardecida todaví­a, la heterogénea muchedumbre canta el Himno Nacional, grita consignas y da vivas a Cuba y a la Revolución.

La escena cobra matices épicos. Las circunstancias definen el nacimiento del nuevo hijo:

«Vamos a establecer un sistema de vigilancia colectiva, vamos a establecer un sistema de vigilancia revolucionaria colectiva, porque en definitiva nosotros vivimos en toda la ciudad. No hay un edificio de apartamentos de la ciudad, ni hay cuadra, ni hay manzana ni hay barrio que no esté ampliamente representado aquí­. Vamos a implementar frente a las campañas y agresiones del imperialismo un sistema de vigilancia colectiva revolucionaria […] Están jugando con el pueblo y no saben todaví­a quién es el pueblo. Están jugando con el pueblo y no saben todaví­a la tremenda fuerza revolucionaria que hay en el pueblo… ».

En aquella convulsa nación nacieron los CDR, esa gran familia que hoy suma más de ocho millones de miembros.

Así­ fue. Con letra y música de Eduardo Ramos, Sara González perpetuó el fidelí­simo parto en su portentosa voz:

Desde que el sol rompió su molde / y el enemigo su consuelo / ya desde entonces la respuesta fue: / en cada cuadra un Comité / en cada barrio Revolución / cuadra por barrio, barrio por pueblo /paí­s en lucha: Revolución… /

Transcurridas seis décadas desde aquel histórico 28 de septiembre de 1960, los Comités de Defensa de la Revolución continúan siendo el enlace más efectivo entre las masas y las instituciones de poder revolucionario; ahora, con la mirada apuntando al desarrollo de formas nuevas, eficientes, de democracia y enfoque comunitario; requeridos de otros tal vez mayores heroí­smos e inteligencia, precisados de una moral más alta, y siempre listos a preservar la patria, la Revolución y las conquistas del socialismo.

Invariablemente y en esencia, trovadoramente hablando: Desde la sierra a la ciudad, tanto en el monte como en el mar, cuadra por barrio, barrio por pueblo, a la vanguardia va el Comité…

¡Savia del pueblo, génesis fecunda!

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