Dedicado a todos los héroes anónimos que han luchado contra el fuego en la Base de Supertanqueros de Matanzas.
Sábado 6 de agosto, 07:00 p. m.: «No nos vamos. Acabamos con él el incendio o él acabará con nosotros. ¡No vamos a ceder! Hay miedo, coño, pero pa' rriba ' del lío »
Sábado 6 de agosto, 08:00 p. m.: «Sobre las 9, debe llegar técnica especializada de México y, en la madrugada, de Venezuela. Se traslada el combustible que se puede. En varios lugares de Matanzas se reportó lluvia negra, con olor a petróleo ».
Sábado 6 de agosto, 09:44 p. m.: «En menos de dos horas podría arder el Tanque 3, con millones de litros de fuel. Parece inevitable. Al 4 hay que protegerlo, dicen que está lleno completo. Muchos civiles quieren ayudar, pero es muy peligroso. Me toca sobre las 11:00 p.m. otra vez. Trataré de “coger un diezâ€, no hay luna, todo está oscuro ».
Sábado 6 de agosto, 11:26 p. m.: «No entré a las 11. Se indicó alejar al personal y a la técnica 400 metros mínimo. El 1 agoniza, el 2, según reconocimiento, derrama. El 3 está al rojo vivo. Esperamos indicaciones. A las 12, vienen los mexicanos al seguro, pero a analizar “la cosaâ€. Los venezolanos traen polvo/espuma para apagar hasta al propio infierno si es preciso. Eso ayudará muchísimo. Puede ser definitorio » *.
Resguardado en un «rinconcito », según sus propias palabras, el capitán Rafael de León, primer oficial de prevención del Cuerpo de Bomberos de Villa Clara, responde las preguntas, enviadas vía WhatsApp, para la confección de este reportaje.
«En mis años de trabajo como bombero, esta constituye la experiencia más trascendente tanto por los momentos de dolor y preocupación como por el temor a enfrentar a ese monstruo devastador.

«Solo al observar la altura de las llamas, la capacidad para devorar sin vacilación lo que se interne en su camino y sentir el calor perceptible a pesar de la distancia, usted puede hacerse una idea de la magnitud y las proporciones del incendio. Además, se suma la imposibilidad de conocer, a ciencia cierta, su comportamiento, y la habilidad para encontrar en su camino algún elemento para revivir su fuego ».
Al hablar, el capitán Rafael le confiere al siniestro características humanas, lo analiza, lo estudia para, luego, volver a enfrentarlo. «Cuando crees haberlo vencido, vuelve a surgir con más fuerza y nos obliga a replegarnos teniendo que dejar medios, equipos y locales atrás. Estar confiado en un sector y que, de pronto, ocurra una explosión resulta muy desagradable ».
«Trabajar en conjunto con las dotaciones de provincias hermanas ha sido una experiencia fructífera. Esta misión nos ha reforzado el compromiso y la disciplina en el momento del combate contra las llamas. También nos ha enseñado a sacar valor de donde no parece haber.
«El miedo siempre aparece, pero el trabajo debe hacerse con valor y disciplina siempre que alguien necesite de nuestra acción. Eso, de cierta forma, nos reconforta.
«Al pueblo de Cuba, le pedimos que confíe en nosotros y en el éxito de la misión. Agradecemos a todos los que han colaborado, de una forma u otra, con nosotros: a las personas que, a cualquier hora del día, nos ofrecían alimentos, bebidas y otros suministros vitales a la hora de enfrentarnos al siniestro, a quienes nos demuestran su confianza y, en especial, al pueblo matancero por la colaboración y la tranquilidad demostradas ».
Domingo 7 de agosto, 12:35 a. m.: «Vamos a entrar. La situación está mejor. Con espuma, agua constante y sin viento se podría salvar el 3, pero todo es muy variable. En 10 minutos lo que te dije puede no ser así. Todo varía muy rápido ».

Domingo 7 de agosto, 11:51 a. m. : «Estuve más de dos horas en la pelea, nos tocó el 1. El panorama del 1 es moribundo. El 2 arde y el viento es bastante y constante hacia el 3. Todo se mantiene desplegado. Mexicanos, venezolanos, otros que parecen chinos, ambulancias, turbinas, cañones de agua, pailas de agua y de petróleo, militares, policías y “el copón divinoâ€. La gente sabe lo que hace, confiamos plenamente en el mando ».
Lunes 8 de agosto, 12:34 a. m. : «Todo el Comando 3 de Villa Clara está bien, eso es lo primero. Por tres minutos vivimos nuestra peor experiencia profesional y espero que sea la última de este tipo. Lo dije, por algún lugar se estaba saliendo el 2. ¡Yo lo dije!
«Los especialistas y los drones alertaron y la retirada a 750 metros fue una orden. Dos minutos después no pude ver ni mis manos por unos 20 segundos. Todo blanco y un rugido indescriptible con palabras. Luego, una explosión seca, ensordecedora. El 3, con 55 millones de litros de petróleo crudo nacional, ¡boom! La indicación fue retirada total a discreción y reporte de daños de cada unidad de comando.
«Tristes, pero al pie del cañón. Ya todas nuestras familias saben que estamos bien. Hoy no duerme nadie ».
Lunes 8 de agosto, 04:02 p. m.: «Aquí estamos y aquí seguiremos hasta que cese. Todo está pasando cada vez más rápido, pero nosotros lo vemos lento. Queremos que termine ya. No para irnos a dormir a casa, sino para que el peligro pase y las personas angustiadas encuentren alivio.
«Nosotros nos preocupamos por los demás por encima de nuestras propias preocupaciones. Esta profesión es amor a los demás, hacer para que otros estén bien, para salvar ».
Martes 9 de agosto, 06:45 a. m.: «El 1 y 2 son historia, pero hay petróleo derramado y arde. El tanque 3 sigue guapo, guapo. Y por momentos se aviva de mala manera. Hay millones de litros de crudo casi hirviendo.
El 4 como tiene tapa, aunque está vacío, si se calienta mucho los gases internos pueden expandirse y convertirse en una bomba de tiempo ».
La teniente Rosis Leidy Chaviano Rodríguez y el mayor Geosvani Hernández Peña cuentan una de las historias de amor más curiosas que se ha vivido entre cielo y tierra.

«Antes de que yo comenzara a trabajar aquí en Santa Clara, lo vi en dos ocasiones, pero nunca hablamos comenta la joven navegante de conducción. La vida quiso que nos encontráramos otra vez y cruzamos las primeras palabras, el 24 de diciembre de 2019, el día de mi cumpleaños 22.
«En enero, cuando empecé mi trabajo aquí, él fue el primer piloto con el que hablé por la radio. Me cautivó su voz y me enamoré a ciegas de esa persona. Horas después, me dio mucha ilusión enterarme de que era el mismo hombre que ya había despertado mi atención.
«Sin saber que sus sentimientos hacia mí eran similares, comenzamos a hablar, y descubrí su gran corazón. No solo conocí a mi compañero de vida, sino también a mi amigo, a la persona con la que puedo hablar sobre cualquier tema; me entiende, me apoya y me ayuda a ser mejor cada día. Ya llevamos dos años y siete meses juntos ».
En estos días, Rosi y Mandy, como los conocen cariñosamente, se han aferrado como nunca a la idea de que ella sea sus ojos en tierra mientras él se arriesga en el aire, entre los pilotos de helicóptero que sobrevolaron en incontables ocasiones la zona industrial de Matanzas, para lanzar agua sobre los tanques incendiados y ayudar a controlar el fuego que se desató el pasado 5 de agosto.
El pasado año, el mayor Hernández Peña permaneció alrededor de un mes en las provincias orientales, transportando oxígeno, en vuelos arduos y admirables, por la peligrosidad y el valor de la carga. Pero, lo ocurrido en la Base de Supertanqueros de la provincia vecina multiplica el coraje de toda experiencia previa.

«Desde que conocimos lo ocurrido, sabíamos que en cualquier momento tendría que asumir la tarea. Siempre me pongo nerviosa, porque sé el riesgo que corre, pero no se lo puedo demostrar. Solo le pido: “Cuídate y cumple con todoâ€, y él me dice que no me preocupe, que va a tomar todas las medidas y a cumplir con el deber, porque no existe mayor satisfacción.
«En la casa, no me mantengo mucho tiempo delante del televisor porque me da miedo. Solo espero a que él llame y me diga: “Niña, estoy bien, en tierra, no te preocupesâ€.
«Cuando hablamos, me manifiesta que es una tarea complicada, pero una misión única, inolvidable, y que se siente emocionado de estar ahí, porque son muchas las personas que corren peligro. Trato de estar lo más tranquila posible, para evitar ponerlo más tenso. Intento ayudarlo y transmitirle ánimo en todo momento.
«Los teléfonos de ambos no han dejado de sonar, porque toda la familia pregunta constantemente cómo está él, cómo me siento yo. No puedo mostrarme débil, porque soy la persona más cercana para hablar con sus hijos y su mamá, y evitar que se pongan tristes y se preocupen, sabiendo que está en una misión tan difícil. Cada vez que hablan con él, ellos también le transmiten fuerza y apoyo.
«Me siento muy orgullosa, porque sé cuánto le gusta su profesión. En ocasiones me ha dicho que, si por casualidad un día se siente mal, nada más que se sube a un helicóptero, se le olvidan todos los problemas. Ama ser piloto ».
Miércoles 10 de agosto, 10:19 a. m.: «Voy al directo: de las tres zonas que existen, dos están en “listoâ€. Hay un control casi total de la situación. Ahora sí te puedo decir que, si no se detienen las acciones por alguna fuerza mayor, será definitivo ».
«La sensación de alivio es muy placentera. Siento calma, siento paz, siento un letargo raro que me impulsa a comenzar a procesar todo lo vivido ».
Vanguardia contactó con el capitán Ibrain Vicet Corcho, jefe de carro en el Comando 9 del Cuerpo de Bomberos de Villa Clara, en la tarde del martes 9 de agosto. Horas después, su respuesta alegró los corazones de estas reporteras: «Envíenme las preguntas y, cuando tenga un chance, yo se las respondo. Un abrazo ».
Exactamente a las 06:05 a,m, del miércoles 10 de agosto, recibimos noticias del capitán Vicet Corcho. «No me he olvidado de sus preguntas, pero no he podido dedicarles tiempo. Llegamos aquí área de descanso muy tarde y casi no puedo hablar debido a la inhalación de gases tóxicos. El humo me ha provocado mucha irritación en la garganta y me cuesta hablar ».
«Ya voy pa' rriba' del lío de nuevo. Descansé dos horas. Un abrazo y éxitos ».

Hace 26 años, el capitán Ibrain se graduó de técnico de Salvamento y Rescate en la Escuela Nacional de Protección contra Incendios Mártires de la Calle Patria. A pesar del entrenamiento y las experiencias durante años de estudio y labor, nunca se había enfrentado a un incendio de tales proporciones.
«Te impresiona a nivel psicológico. Primero, porque nunca habíamos visto “cosa†como esta y, segundo, por lo impredecible de la situación. No sabes qué pasará de un momento a otro; estás pendiente a cualquier cambio en la coloración, en los ruidos de la estructura, en la forma de la llama; debes estar al tanto de todo lo que indique un posible derrame de combustible.
«El miedo es un mecanismo de defensa; es un instinto de preservación; quien no lo sienta, puede darse por muerto. El problema surge cuando se convierte en pánico. Sí he tenido miedo, pero nunca pánico. El bombero debe mantener la calma, la cordura, la ecuanimidad y tomar las decisiones correctas en fracciones de segundos ».
Como vivo ejemplo de la amabilidad de un héroe que, aun en primera línea de combate, trasmite tranquilidad y confianza, Vanguardia reproduce textualmente el mensaje del capitán Ibrain al pueblo cubano en tan difíciles momentos:
«Mantengan la tranquilidad. El Cuerpo de Bomberos de Cuba está preparado y comprometido con el pueblo. Nuestras vidas les pertenecen a los cubanos. Confíen en nosotros. Gracias al pueblo de Matanzas. Gracias a todos los que han llamado para preocuparse. No me considero un héroe, solo hago mi trabajo y trato de servir lo mejor posible ».
Miércoles 10 de agosto, 11:32 p. m.: «Por primera vez, vimos el panorama completo de la magnitud del incendio. Se nos oprimió el pecho. Es desolador. Y entonces, lo imaginas en llamas y piensas en los que estaban allí el viernes, en la explosión del 2, que no viste, y en la del 3, que sí viviste ».

«Piensas en la gente de Matanzas, en sus miedos de estos días, en sus oraciones, en sus corazones y estás allí: en el epicentro, donde todo pasó y donde todavía sucede. Un nudo en la garganta se te hace y un escalofrío grande te estremece. Es el cuerpo que te dice: eres humano, sientes ».
«Y te pones a pensar en cómo falta por hacer para que esto renazca. Y te viras y le preguntas a los ojos de tu dotación y sus ojos responden lo mismo.
̶ M3-502 luego de relevo alistar técnica y presentarse a comando para su retorno a Villa Clara. ¿Copió usted?
̶ NEGATIVO, control
̶ ¿502 no copió?
̶ Si copié, control. Pero no nos vamos
̶ ¡Repita usted 502!
̶ « ¡Nos quedamos, control! ¡Nos quedamos! »
*Declaraciones de un bombero perteneciente al Comando No. 3 del Cuerpo de Bomberos de Villa Clara tomadas del perfil en Facebook de la periodista Lisandra Martín.