Cuenta Frei Betto que después de pasar más de 20 horas durante cuatro madrugadas, del 23 al 26 de mayo de 1985, entrevistando a Fidel, se dio cuenta de que tenía un material muy precioso entre las manos: era la primera vez que un líder comunista al frente de un país socialista hablaba positivamente de la religión.
Cuarenta años después de ese diálogo, al que el intelectual brasileño llegó con 64 preguntas, no cabe duda de que no se equivocaba: Fidel y la religión, el libro resultante, se ha publicado en 33 países y traducido a más de 24 idiomas, y el interés por su contenido está lejos de menguar.
Así trascendió ayer, en el Centro Fidel Castro Ruz, donde un encuentro para conmemorar las cuatro décadas del transgresor volumen reunió, junto al autor del texto, a un público diverso del que formaron parte familiares del Comandante en Jefe y líderes religiosos de distintas denominaciones.
El historiador René González Barrios, director de la institución, afirmó en el espacio –al que asistieron Caridad Diego, jefa de la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, y Christian Vargas, embajador de Brasil en la Isla– que Fidel y la religión dio claridad sobre uno de los elementos por los que más se criticaba a la Revolución, y permitió conocer el pensamiento ecuménico de Fidel.
Asimismo, resaltó los lazos entre el líder cubano y la nación sudamericana, el país del hemisferio que más visitó (12 veces); y llamó a Betto, «el más fidelista de todos los brasileños».
Al hacer uso de la palabra, varias personas coincidieron en que la entrevista significó un antes y un después, tanto para los creyentes como para los marxistas.
Frei Betto insistió en que Fidel era un hombre con los pies en la tierra, de una gran capacidad intelectual y fuerte intuición, cuya amistad le fue inestimable.
También comentó cuánto le debe a la Revolución: «Para mí fue un don de la vida poder asociarme a este país, trabajando. Me ha dado autoestima como cristiano y revolucionario, y la oportunidad de ayudar, en las crisis, a pensar qué caminos de salida tenemos. Estoy agradecido por poder ser un brasileño con alma cubana».( Yailén Delado Calvo)