Aquino, el de la hazaña intocable

El 10 de febrero murió Aquino Abreu, único lanzador de la pelota cubana que ha lanzado dos no hit no run consecutivos.

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Osvaldo Rojas Garay
Osvaldo Rojas Garay
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22 Febrero 2023

Se nos ha ido físicamente Tomás Aquino Abreu Águila, pero acá en nuestro planeta nos dejó una hazaña difícil de romper, que comparte en campeonatos oficiales con Johnny Vander Meer, quien en 1938, vistiendo la franela de los Rojos de Cincinnati, también realizó la proeza en las Grandes Ligas: lanzar dos juegos de cero jit cero carrera en forma consecutiva.

Aquino Abreu, desaparecido lanzador cubano.
En su hogar, en Manicaragua, ya octogenario. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Aquino había ingresado en el Hospital Provincial Clínico Quirúrgico Arnaldo Milián Castro, en Santa Clara, donde fue intervenido quirúrgicamente a causa de un sangramiento digestivo. Su cuadro clínico era complejo debido a una enfermedad renal crónica y otras patologías asociadas a su edad.

Después de batallar contra el enemigo que nadie puede vencer, el oriundo de Loma Grande —cercano a San Fernando de Camarones—, en Cumanayagua, quien desde los años 70 del pasado siglo vivía en Manicaragua, marchó hacia la eternidad alrededor de la 1:10 p. m. del viernes 10 de febrero y al día siguiente fue sepultado en este último municipio, cuando faltaba menos de un mes para que cumpliera 87 años, el próximo 7 de marzo.

En una ocasión le pregunté por qué él acostumbraba decir que celebraba dos cumpleaños. Se sonrió y me contestó: «¡Ah!, siempre hago algún motivito para conmemorar cada 16 de enero mi primer no hit no run y el 7 de marzo festejo el día en que nací».

El cero jit cero carrera del último lanzador que entre los 116 fundadores de las series nacionales se retiró del deporte activo fue la primera gran hazaña y, al mismo tiempo, la primera lechada registrada en el estadio Augusto César Sandino, inaugurado el 8 de enero de 1966.

En aquella temporada, el 28 de diciembre de 1965, Aquino había lanzado 19 entradas y un tercio contra Orientales y a partir de ahí sintió molestias en el codo; por esa razón cuando iban a inaugurar el «Sandino» surgió la disyuntiva de si abriría Rolando Macías o Aquino. Finalmente Asdrúbal Baró, mánager de Centrales, se inclinó por Macías.

Transcurridos ocho días de la apertura de la principal plaza beisbolera de la antigua provincia de Las Villas, perteneciente en la actualidad al territorio de Villa Clara, Aquino comenzó a eslabonar su récord, al dejar sin jits ni carreras al equipo de Occidentales, 10 carreras a 0.

Aquino Abreu vistiendo el traje de Azucareros.
Aquino fue uno de los 13 peloteros que participaron en los tres títulos alcanzados por Azucareros en series nacionales. (Foto: Tomada de Internet)

Para registrar el primero de los 62 no hit no run que se han propinado en la historia de los campeonatos nacionales, enfrentó de manera oficial a 27 bateadores, de los cuales retiró a cuatro por la vía de los strikes; mientras sus compañeros bombardearon al difunto Rigoberto Betancourt, uno de los mejores zurdos de su época, a quien enviaron a las duchas bien temprano en el capítulo inicial después de pisar la goma en cuatro ocasiones.

La hazaña

En su siguiente salida, el 25 de enero de 1966, Aquino dejó también sin jits ni carreras a Industriales, equipo al cual superó, 7 a 0, en el estadio Latinoamericano, para concretar su gran hazaña: dos no hit no run ¡en forma consecutiva!

Cuando salió a calentar en el Coloso del Cerro para enfrentar al combinado azul, Aquino Abreu estaba lejos de imaginar que aquella noche inscribiría en el libro de los récords de la pelota cubana una proeza que ya tiene 57 años.

Sentados los dos en la sala de su casa, me relató: «Mi siguiente apertura fue contra Industriales. Empecé a calentar y pensé: “Así no puedo lanzar”. Miré hacia el banco para pedirle a Baró que mandara a buscar a otro pícher porque me dolía mucho el codo, pero no lo vi. Le eché un vistazo a las gradas y estaban repletas, existía bastante expectación por el no hit no run que le había dado a Occidentales. Entonces, como era frente a Industriales en el Latino, me dije: “Qué va, a mí no me van a tildar de cobarde, que me entren a palos”.

«Seguí calentando y en la medida en que comencé a ponerle a la bola, el dolor fue desapareciendo. Salí a lanzar en el primer inning y no me batearon jit, en el segundo tampoco, y en el quinto observé la pizarra y me pregunté: “¿Caballero, daré otro no hit no run más?”. Miré para el home y ahí estaba bate en mano Urbano González, el de más vista en nuestro béisbol, y en el círculo de espera se encontraba Pedro Chávez, lo que me hizo reflexionar: “A esta gente no hay quien le dé cero jit cero carrera”. Los dominé en fly y roletazo a segunda, pero aún tenía dudas. Owen Blandino, desde tercera, me daba ánimo constantemente: “¡No te lo pueden dar!”, me gritaba».

Hubo dos momentos en que peligró la hazaña, pues en el tercero, Ricardo Lazo conectó un roletazo incómodo entre la antesala y el campo corto, al que Veguita Fernández le llegó y pudo forzar en la intermedia a Lázaro Martínez. La otra situación difícil fue el lance en el que Mariano Álvarez fildeó a mano limpia una conexión de Germán Águila y sacó un importante out.

Cuando eran las 9:33 de la noche, faltaba solamente un out para que concluyera el partido, pero no podía confiarse porque tenía ante sí a un hombre como Eulogio Osorio, que con cualquier cosa entraba en circulación, pero logró retirarlo de segunda a primera. Todos corrieron a felicitarlo, entre ellos, José Llanusa Gobel, primer presidente del Inder.
Llanusa le explicó que estaba en una reunión con Fidel y cuando el juego iba por el octavo inning, 7 a 0, le dijo al Comandante en Jefe: «Le pido permiso para retirarme porque Aquino está dando el segundo no hit no run y quiero ser el primero en felicitarlo».

Cómo terminaron los juegos:

ESTADIO AUGUSTO CÉSAR SANDINO, Santa Clara
(16 de enero de 1966)
1 2 3 4 5 6 7 8 9 C H E
Occidentales 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 6
Centrales 4 0 6 0 0 0 0 0 - 10 11 1
Ganó Aquino Abreu (2-2)
Perdió Rigoberto Betancourt (2-2)
ESTADIO LATINOAMERICANO, La Habana
(25 de enero de 1966)
1 2 3 4 5 6 7 8 9 C H E
Industriales 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 2
Centrales 2 0 0 2 3 0 0 0 - 7 8 0
Ganó Aquino Abreu (3-2)
Perdió Maximiliano Reyes (1-2)
Jonrón Inocente Miranda

«Ya te rompí el no hit no run»

Hay sucesos que perduran para siempre en la vida como aquel 6 de febrero de 1966, cuando el estelar serpentinero tuvo el honor de lanzarle a Fidel Castro, en la segunda visita del Comandante en Jefe al estadio Sandino.

Fidel Castro Ruz dialoga con Aquino Abreu en el estadio Augusto César Sandino, de Santa Clara.
«Vine a romperte el no hit no run, le dijo el Comandante en Jefe en su segunda visita al estadio Sandino». (Foto: Tomada de Internet)

Aquel domingo no estaba previsto que Aquino lanzara, porque sentía molestias en el codo del brazo derecho y por eso le pidió permiso a Asdrúbal Baró, el mentor de Centrales, para que le permitiera ir a Cumanayagua, al finalizar el primero del doble juego frente a Orientales.

Según contó para el libro de mi autoría Fidel nunca se poncha, al concluir el primer partido del doble, Aquino se dirigió al cuarto para recoger las cosas y marcharse, pero detrás de él apareció Leonel García Cartaya, el zurdo de Vueltas, quien le expresó: «Oye, no te desvistas, que Fidel te está buscando».

Encontró a Fidel en el pasillo, acompañado de Arnaldo Milián Castro, entonces primer secretario del Partido en la antigua provincia de Las Villas, quien era un entusiasta aficionado a la pelota.

El Comandante le dijo: «Vine a romperte el no hit no run. Cuando termine el segundo juego tú me vas a pichear. No vayas a tener miedo de darme un pelotazo».

Al culminar el segundo desafío, Fidel salió para el terreno. Al principio, Aquino le tiró flojo, pero al percatarse de eso, el líder histórico de la Revolución Cubana fue hasta el box y exclamó: «¡Me estás engañando, con eso tú no le das un no hit no run a nadie! ¡Lanza fuerte, no tengas miedo!».
Se puso de acuerdo con el receptor Jesús Oviedo y aumentó la velocidad de los lanzamientos. «Tú ves, ahora sí», afirmó el mandatario cubano. Después de varios lanzamientos, Fidel disparó jit al jardín central, y luego de terminar de batear le puso la mano en el hombro a Aquino y en tono jocoso le dijo: «Ahora te puedes ir a bañar y a descansar, que ya te rompí el no hit no run».

El Comandante en Jefe le preguntó qué le hacía falta, Aquino le contestó que le estaba doliendo mucho el codo, y lo que más deseaba era poder participar en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en San Juan, Puerto Rico. Ello constituía su tercera cita internacional, pues anteriormente había intervenido en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en Kingston, Jamaica, en 1962, y en los IV Juegos Panamericanos, con asiento en Sao Paulo, en 1963, donde esbozó dos sonrisas y lideró el promedio de carreras limpias con 0.50 de efectividad.

Días más tarde, mientras Centrales enfrentaba a Camagüey en la tierra de los tinajones, le avisaron que debía presentarse con urgencia en la capital. Allí recibió una gran sorpresa, pues Fidel personalmente le explicó el propósito de la citación: «Te mandé buscar para que te pongas un tratamiento, te cures y puedas ir a la competencia de Puerto Rico».

El anhelo de Aquino se convirtió en realidad, porque acudió a la confrontación regional como parte de la histórica delegación del Cerro Pelado. En esa justa superó a Puerto Rico, 5 carreras por 2.

Cuando ocurrió la partida física del líder histórico de la Revolución cubana, el 25 de noviembre de 2016, la otrora estrella del picheo que participó en 14 temporadas nacionales vistiendo las franelas de Azucareros, Centrales y Las Villas me confesó que los instantes cercanos a Fidel ocuparían siempre un lugar especial en su memoria.
«Esos minutos —afirmó — jamás los olvidaré. Pude percibir toda su grandeza. Me conmovió profundamente su extraordinaria sensibilidad. ¿Cuántas veces ocurre que el presidente de un país se preocupe en persona por la salud de un humilde pelotero, un guajiro como yo?».

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