
Del 3 al 10 de agosto, la ciudad mexicana de Colima será sede de la XXII Copa Panamericana de Voleibol Femenino. El auditorio multifuncional «José María Morelos y Pavón» acogerá a once selecciones nacionales en un torneo avalado por la NORCECA y la FIVB, que otorga puntos para el ranking mundial y sirve de antesala clasificatoria para los Juegos Panamericanos 2027 y el Campeonato Continental NORCECA 2026.
El certamen se divide en dos grupos: el A, conformado por Estados Unidos, Canadá, Colombia, Venezuela y Cuba; y el B, integrado por México, Perú, República Dominicana, Puerto Rico, Costa Rica y Trinidad y Tobago. El formato contempla fase de grupos del 3 al 7, cuartos de final el 8, semifinales el 9 y la gran final el domingo 10 de agosto.
México, anfitrión y reciente medallista en el Final Four NORCECA, llega con un equipo renovado liderado por Samantha Bricio y Jocelyn Urias. República Dominicana, cinco veces campeona del torneo, apuesta por una mezcla de experiencia y juventud bajo la dirección de Marcos Kwiek. Perú, que logró plata en la Copa América, se presenta con un plantel joven y la ausencia de Ángela Leyva. Estados Unidos y Canadá, con jugadoras universitarias y proyección olímpica, completan el bloque norteamericano. Colombia y Venezuela buscan consolidar procesos en transición, mientras Puerto Rico y Costa Rica intentan recuperar protagonismo regional.
En ese mapa competitivo, Cuba llega con un equipo en reconstrucción. Dirigidas por Leivis García, las cubanas presentan una nómina joven, con figuras como Gessy Valdés y Paola Cuesta, que buscan afirmarse en el escenario internacional. La preparación incluyó topes en La Habana y ajustes tácticos centrados en velocidad, cohesión y lectura defensiva. El debut será el sábado 3 ante Colombia, en un duelo que marcará el tono emocional del grupo A.
Sin figuras consagradas en ligas extranjeras, pero con memoria colectiva intacta, Cuba apuesta por recuperar el pulso competitivo que alguna vez la hizo temible. Cada set será una prueba de carácter. Cada partido, una oportunidad de construir un nuevo futuro en el voley femenino cubano.