El baúl de los recuerdos

Mi abuela suele decir que el verdadero verano llega sin previo aviso, pero con un toque especial. 

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Ilustración de Alfredo Martirena sobre el verano y los recuerdos.
(Ilustración: Alfredo Martirena)
Niurys Castillo Hernández
Niurys Castillo Hernández
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12 Agosto 2025

Hace unos días encontré en casa un tesoro. Como si de piratas se tratase, las monedas doradas cubrían un baúl polvoriento, antiguo, con olor a sonrisa nostálgica y alegría intrínseca. En su complexión física, el plástico oscuro rodeaba el chip de 16 GB plagados de fotos viejas. Sé que, según criterios estéticos y lingüísticos, varios pudieran ser los sinónimos para el adjetivo con que califico este montón de instantáneas, pero la fecha que consta al borde izquierdo de cada una desmorona la idealización suprema de una juventud eterna.

Por ello en mi familia este verano tendrá un toque diferente. No será nostálgico ni de añoranzas, pero nos proveerá recuerdos. Quiero que la etapa estival rememore los viajes, las angustias, la adrenalina, los regaños de la abuela, los inventos de la pandilla y todo aquello que hizo de estos meses una imperiosa necesidad de reunión y disfrute.

En tiempos de crisis mundial y prioridades económicas, siempre es bueno rememorar quiénes fuimos y de dónde proviene esa fuerza interior capaz de sobreponerse a todo. Durante julio y agosto iremos al río, observaremos el amanecer en la playa y jugaremos a ser niños. Abogaremos, a la vez, por las segundas oportunidades a los deseos entonces sentenciados por la negativa del permiso.  

Al sentarnos a escribir, será el espíritu del amor el que guíe los movimientos de la pluma. Mi verano transformará su espacio en un baúl de acontecimientos y aventuras al estilo de Tom Sawyer y la mismísima Fernanda. En este ajiaco, cada especie posee un toque particular, porque la etapa dedicará su tiempo a experimentar, a aprender a ser libres y valorar los pequeños detalles. Nuestra esencia se crea de recuerdos, recargarla tomará solo unas horas.

El 2025 ha cruzado su ecuador. Con el solsticio del 21 de junio, el hemisferio norte tuvo su día más largo del año, y con él, inició de forma científica la estación favorita de muchos. Es hora de pausar la marcha, analizar el trayecto y dar paso a la ligereza de recuerdos gratos, amores intensos y rostros arrugados. ¡Llegó el momento de revivir todo lo que nos hace felices! Verás que cada sentimiento tiene una imagen acompañante, un semblante que señala el camino, un abrazo voraz y único.

Mi abuela suele decir que el verdadero verano llega sin previo aviso, pero con un toque especial. Por ello, te invito a descorchar el baúl. Abre tu álbum, hurga en las carpetas del computador, escribe la frase que te venga a la cabeza. Haz la llamada pendiente y sube el volumen de la melodía en turno. Inicia tu etapa estival al ritmo que quieras.

Mientras, yo iré por mis llaves. Afuera ha sonado un potente claxon y tengo que abrir las puertas de casa. Es un camión de esos que hacen pensar en mudanza o visita de larga estadía. Con el estruendo del fotuto, la matriarca se remanga el delantal, afina las cuerdas de soprano y corta el lazo. La sustancia le sube el sabor al caldo. Estamos todos. ¡Ahora sí empezó el verano!

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