

La ingeniera civil Arelys Pino Rodríguez, egresada de la Universidad Central «Marta Abreu » de Las Villas, ha dedicado toda su vida a la construcción.
«Siempre tuve el sueño de proyectar carreteras y obras civiles. Por eso, al culminar el preuniversitario en Sancti Spíritus, opté por una carrera técnica ».
Sin embargo, por sus condiciones excepcionales para dirigir, al concluir el servicio social en tierra espirituana, estuvo al frente de la Dirección Provincial de la Vivienda en Villa Clara, tarea que, según expresó, resultó una de las más difíciles y que asumió con valentía.
La experiencia acumulada le valió para ocupar otro cargo directivo en el Contingente de Microbrigadas Estatales. Fue en aquel entonces cuando participó en la ejecución de la Escuela de Formación de Trabajadores Sociales Abel Santamaría Cuadrado, en Santa Clara.
«En el acto inaugural de esa institución, tuve el privilegio de estar cerca de nuestro máximo líder ».
Otras tareas no menos importantes aguardaban por la impetuosa mujer, tras los destrozos ocasionados por el huracán Lili, y otros eventos meteorológicos en Matanzas y Villa Clara.
En el 2009 le esperaba la República Bolivariana de Venezuela. Allí permaneció cuatro años, y asumió la ejecución de centros de diagnósticos integrales y de la Escuela Latinoamericana de Medicina en el estado de Miranda. Fue, precisamente, en esa misión cuando compartió con el Comandante Hugo Chávez Frías en la inauguración de dos escuelas.
A su regreso laboró en la empresa de la construcción ECOAI-1, para retornar en el 2013 a tierra venezolana. En esa ocasión fue testigo de las guarimbas levantadas por la oposición en las principales vías de Caracas, para deslegitimar al gobierno constitucional de Nicolás Maduro y justificar una intervención militar extranjera, que fracasaron ante el fuerte apoyo popular.
Arelys vuelve a Cuba en el 2017, como directora adjunta de la Empresa de Construcción y Montaje, entidad que dirige hace solo un año.
La Huésped Distinguida de Santa Clara no quiere saber de jubilación. Prefiere andar montada en un jeep impartiendo tareas a los constructores, o desde el balcón de su morada en la barriada de Santa Catalina, organizar el trabajo de la próxima jornada, con su inseparable «boquitoqui ».
El hijo ilustre de Manicaragua
El manicaragí¼ense Justo Rodríguez Gattorno, director general de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Taller de Electromecánica perteneciente a la Empresa Constructora de Obras de Ingeniería Ecoing-25, devenido santaclareño desde que era un adolescente, narra cómo llegó a convertirse en el máximo inspirador del colectivo que dirige hace 15 años.

A su mente retorna el momento en que, al concluir el Servicio Militar Activo en el Ejército Juvenil del Trabajo, comenzó aquí su vida laboral como electricista, tras recibir una capacitación.
Para demostrar su valía en el oficio, realizó las prácticas en la toma de agua de la presa Alacranes, en Sagua la Grande, y en el aliviadero del embalse Abreu, de Cienfuegos.
«Eran tiempos en que se erigieron obras magistrales para el desarrollo de los recursos hidráulicos, impulsadas por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
«Correspondió a nuestro taller hacer realidad ese programa en las provincias de Las Villas y Camagí¼ey ».
Mucho antes de que Justo asumiera la dirección de esa entidad, fue montador y jefe de la Brigada de Mecanización, además de cumplir misión internacionalista en la República Popular de Angola.
En los años difíciles del período especial, cuando la mayoría de los centros laborales detuvieron su marcha, recuperó una camioneta y se convirtió en chofer, para trasladar a sus compañeros hacia el área de autoconsumo de Palmarito, a fin de aliviar sus necesidades alimentarias.
Por un instante Justo detiene la charla para recordar la cantidad de piezas salidas de los talleres, destinadas a embalses, así como al Canal Trasvase Este-Oeste, las conductoras de Villa Clara, Santiago de Cuba, Guantánamo y Baracoa, y otras obras hidráulicas de la provincia, en especial, las de la cayería noreste.
También han asumido encargos para la planta de tratamiento de residuales de Cayo Santa Cruz, en Camagí¼ey, al estar preparados para erigir estructuras metálicas, montajes eléctricos y la puesta en marcha de equipos.
Fue el Taller de Electromecánica el que reparó la base del monumento del Che en el Conjunto Escultórico que lleva su nombre, sin necesidad de desmontar la escultura en bronce.
Aquí, el envejecimiento de la tecnología no impide cumplir las encomiendas, al contar con obreros perseverantes que no les temen a las limitaciones de recursos, causadas por el recrudecimiento del bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba.
Al indagar por los reconocimientos recibidos a lo largo de su fructífera vida, Justo cambia el hilo de la conversación, pues por su modestia, le resulta difícil hablar de sus lauros personales, entre los que se destacan la medalla Armando Mestre Martínez y su condición de Hijo Ilustre de Manicaragua. Pero en la Sala de Historia, un centenar de diplomas hablan por sí solos de su relevante quehacer.
¿Y el colectivo?
Siempre dispuesto a ofrecer lo que esté a su alcance. Gracias a los aniristas hemos contribuido con la reanimación de mobiliarios médicos.
¿Hasta cuándo Justo estará en «Electromecánica »?
Cuento con un equipo muy valioso, con experiencia suficiente para satisfacer a los clientes, enriquecido con la entrada de jóvenes procedentes de la enseñanza tecnológica, que continúan estudios superiores y no quieren abandonar el centro. ¿Por qué?, para mí lo más importante es el hombre. Hay que ocuparse de ellos. De lo contrario, no hay resultados producción.
Un caudal de historia en la Ecoing-25
A sus 77 años, Heriberto Mesa Vázquez no quiere desprenderse de la Empresa Constructora de Obras de Ingeniería (Ecoing-25), a la que ha dedicado 12 años como director; mucho menos, abandonaría su condición de constructor consagrado por más de cinco décadas.

Natural de la comunidad de Agramonte, en Matanzas, al terminar el técnico medio en Construcción en la Escuela Tecnológica de Artes y Oficios de La Habana, inició su vida laboral en el Distrito del Ministerio de la Construcción de la antigua provincia de Las Villas.
Entre las responsabilidades asumidas se encuentra la de jefe de obras del Plan Escambray.
Mesa Vázquez es la historia viva del sector constructivo, al participar en las distintas etapas de su consolidación. En su condición de dirigente, lo han acompañado encomiendas complejas.
Recuerda con orgullo los años de florecimiento del ramo, al protagonizar programas nacidos con la Revolución, como la creación de escuelas en el campo, la de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE) del territorio central, y la Vocacional Ernesto Che Guevara.
También vio nacer vaquerías, policlínicos, hospitales, los hoteles Elguea y Hanabanilla, el Conjunto Escultórico dedicado al Guerrillero Heroico, la Plaza y Avenida de los Desfiles, y el Pedraplén Caibarién-Cayo Santa María.
Con el entusiasmo y jovialidad que lo caracteriza, se refirió al buen año que ha tenido la Ecoing-25, con brigadas presentes en siete provincias.
Al hablar de momentos cruciales, insiste en la participaron que tuvieron en el montaje de varios sistemas de la Planta Clorososa, en Sagua la Grande, y la pavimentación de los viales interiores de la cayería noreste y de la pista del aeropuerto internacional Abel Santamaría Cuadrado.
Esa fuerza constructora cuenta con 12 unidades empresariales de base integradas por más de 2000 trabajadores, y resulta la segunda empresa más importante de su tipo en el país, al ejecutar 80 millones de pesos en lo que va de año, a punto de cumplir con lo planificado en saludo al aniversario 25 de esa empresa, este 19 de diciembre.
Al despedirse del equipo de prensa de Vanguardia, pasadas las 5:00 de la tarde, hurga en los papeles dispuestos sobre su buró, porque para Heriberto la jornada laboral no tiene fin.