
La implantación de sistemas agroforestales y silvopastoriles que incluyen, además, reforestar y regenerar de manera natural asistida áreas boscosas de Santo Domingo, Corralillo y Quemado de Gí¼ines, según el proyecto IRES (Resiliencia de Ecosistemas Agrícolas de Cuba) para aumentar la resiliencia climática, adquirió impulso en la región luego de un amplio recorrido de la coordinación nacional y el intercambio directo con productores villaclareños acogidos a esa propuesta.

Al trazar estrategias de trabajo con el propósito de hacer los diagnósticos previos que garanticen el mejoramiento de los suelos degradados e infestados de marabú en su mayoría, se prevé el incremento de la seguridad alimentaria a partir de servicios ecosistémicos mejorados. El fomento boscoso y la ganadería bovina de Corralillo, en particular, tendrán un rumbo definido en la impostergable recuperación del sector agropecuario.
Wilfredo Arregui Valdés, coordinador nacional del proyecto, precisó que ese territorio, con un 80 % de la superficie contaminada de marabú de 83 000 hectáreas de patrimonio agrícola, dispone de infraestructura constructiva en vaquerías, vías eléctricas y agua en abundancia para asumir el progreso genético en la masa animal.

Allí, de acuerdo con la finalidad leche y carne, se insistirá en siembras de pastos y forrajes, diseños de inseminación artificial y acuartonamientos del rebaño. Contarán con cuatro estaciones de ordeño mecánico con sus respectivos termos refrigerados para el paulatino rescate ganadero, añadió.
El proyecto IRES financiado por el Fondo Verde del Clima de conjunto con el Estado cubano cuenta con un diseño estratégico de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en América Latina y el Caribe (FAO), y tendrá siete años de duración. Además de las localidades del noroeste villaclareño, incluye los municipios de Los Arabos (Matanzas), y Jobabo, Amancio Rodríguez y Colombia (Las Tunas), muy afectados por el paso de ciclones, inundaciones costeras, salinidad de los suelos e intensa sequía en períodos anuales prolongados.

En Villa Clara, dijo Grecio Miguel Lorenzo Rodríguez, coordinador del proyecto IRES, abarca unas 20 600 hectáreas de superficie, con un macizo de invasión de marabú en Corralillo, principalmente.
En el resto de los territorios también hay abundancia de plantas invasoras y suelos necesitados de un mejoramiento sistemático a partir de la implantación de módulos agroforestales y silvopastoriles que incidan en el progreso de la producción y el bienestar de las comunidades y sus pobladores.

En la finca ganadera El Renacer, del criador Juan Carlos Rodríguez Gutiérrez asociado a la Unidad Empresarial de Base Aguas Dulces, hubo un ameno intercambio con la coordinación general. El productor, con garantía de pastos y forrajes, inexistentes en muchas zonas cercanas a Gavilanes, mostró las posibilidades, de acuerdo con las cualidades genéticas del rebaño, de lograr en corto período unos 100 000 litros de leche anuales para entregar a la industria.
Con cuatro posiciones de ordeño mecánico en la vaquería, nulas en unidades estatales de su tipo, el ganadero dispone de acuartonamiento del rebaño, ascendente ahora a unas 132 vacas en fomento-desarrollo, y valora de positivas las cercas eléctricas propuestas en las características del módulo de silvopastoreo. Argumentó que existe voluntad para eliminar las infestaciones de marabú en áreas colindantes y desarrollar crías de alto porte genético a partir de la inseminación artificial.

Similar tópico abordó Conrado Martínez Rodríguez, coordinador de IRES en Corralillo, al presentar el esquema trazado en unas 13 600 hectáreas para minimizar los efectos del cambio climático, impulsar la reforestación y el manejo natural de bosques, y también la paulatina recuperación de vaquerías.
En la Unidad Empresarial de Base San Pedro, sitio que décadas atrás figuró como «río lechero » en la antigua Empresa Pecuaria La Sierra, en ese municipio villaclareño, se aplicarán sistemas de ciencia y técnica para fortalecer las acciones productivas que transcurrirán en la región.

Según se acordó en diálogo con la Delegación Municipal de la Agricultura, hacia allí irá parte de los esfuerzos de IRES por eliminar plantas invasoras marabú y restituir cualidades del suelo. El rescate de la ganadería a partir de módulos que combinan programas silvopastoriles, agroforestales y de producción de alimentos en zonas que ocupan el 43 % del espacio forestal del territorio, está entre las prioridades.

El recorrido incluyó una visita al írea de Manejo de Gavilanes, donde los bosques en fomento alcanzan mayor rendimiento de madera en el país. Allí se creará una finca escuela tres en Santo Domingo, dos en Corralillo y similar cantidad en Quemado de Gí¼ines, para impulsar la biodiversidad y los principios agroecológicos vinculados al paisaje productivo, los servicios ambientales y corredores biológicos. En todas las instalaciones inspeccionadas aquí están creadas las condiciones ideales para acometer la propuesta de IRES, encaminada al incremento de la resiliencia climática de los ecosistemas agrícolas cubanos, precisó Arregui Rodríguez.

La finca escuela El Despertar, en las proximidades de San Pedro, está dirigida por Mariano Quintero Almeida. En pleno monte se asocian dos proyectos simultáneos: IRES y de Desarrollo Local Aranat agricultura resiliente para la adaptación y mitigación del cambio climático, en una superficie que ocupa unas 37,5 hectáreas. El extensionismo agroforestal, con parcelas demostrativas, siembras de cultivos varios, proliferación localizada de abeja melipona, y de plantas proteicas y oleaginosas, está entre las propuestas del lugar.
El funcionamiento del programa, dijo Quintero Almeida, en corto tiempo tributará mejorías socioeconómicas a la comunidad, carente de suministros de agua, y garantizará fuentes de empleo, principalmente para mujeres y jóvenes, que tendrán en la superación profesional un incentivo laboral.

En Corralillo, un territorio no muy favorecido por los proyectos agropecuarios frente a los embates del cambio climático, al igual que Quemado de Gí¼ines y Santo Domingo municipios donde IRES dejará su impronta en 5600 y 1990 hectáreas, respectivamente, se trabajará con fuerza en zonas cubiertas de marabú y pastizales degradados para elevar la sostenibilidad de los ecosistemas agrícolas costeros.