Cuando el agua no regresa a la tierra

Villa Clara transita por las disponibilidades de agua más bajas desde el 2005, cuando fue afectada por la sequí­a más severa de los últimos cuarenta años.

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Embalse El Negrito, Manicaragua.
El embalse El Negrito de Manicaragua —única fuente de suministro de la cabecera municipal— está prácticamente agotado. El bombeo con destino a la población fue restringido y se alargó el ciclo de distribución. (Foto: Ramón Barreras Valdés)
Idalia Vázquez Zerquera y Laura Rodrí­guez Fuentes
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16 Abril 2017

El campesino Ezequiel Mendoza Fabelo, de la CCS Conrado Bení­tez, del municipio de Santo Domingo, dedicado al surco desde que era un muchacho, detiene su faena casi al mediodí­a en el maizal para tomar nuevos aires.

Aprovecha la parada y echa un vistazo al cielo, a ver si hay nubes que anuncien la llegada de las lluvias.

Campesino Ezequiel Mendoza Fabelo.
«Los dominicanos se enfrentan a la peor sequí­a de los últimos 50 años. En mi vida no he visto cosa igual », expresó con pesar Ezequiel Mendoza Fabelo, miembro de la CCS Conrado Bení­tez. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Luego, dirige su mirada hacia las plantaciones de malanga que reciben los últimos suspiros del pozo, de donde extrae agua con la ayuda de una turbina.

«La cosa está fea, los aguaceros demoran. Mi abuelo vivió toda una vida en estas tierras, y decí­a que cada cuatro años habí­a primavera grande. Si el clima se comportara como antes, pudiéramos esperar buenos temporales, pero con eso del cambio climático… »

También Orestes Corrales Mena, asociado de la CCS David Dí­az, se siente desanimado, porque apremia que llueva para sembrar la yuca y el maní­.

Sequí­a = calamidad

Al cierre del pasado martes los embalses acumulaban 341,3 hm3, el 33,5 % de la capacidad total de llenado, al disponer de 273,3 hm3   menos que en igual fecha del año anterior. La provincia transita por las disponibilidades de agua más bajas desde el 2005, cuando fue afectada por la sequí­a más severa de los últimos 40 años.

Mapa de distribución de las precipitaciones hasta marzo de 2017.

En estos momentos, cuatro presas se encuentran agotadas. Una situación inédita que da la visión de la magnitud del problema en nuestro territorio.

Así­ lo confirmó José Cristóbal Pérez ílvarez, especialista principal de la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico de Villa Clara. La presa Hanabanilla fuente estratégica que alimenta también a Cienfuegos se encuentra ocupada hasta un 27,6 %. Sin embargo, hasta que no comience el perí­odo de lluvia, su volumen irá descendiendo y con él, las esperanzas de eliminar las restricciones impuestas con el fin de mitigar el estí­o que nos invade.  

El especialista indicó que la actividad de mayor afectación resulta la generación de electricidad en la Hidroeléctrica de la zona, y el riego de arroz y caña vinculados a los embalses subordinados a los sistemas de riego de la llanura costera con dos fuentes agotadas: La Quinta y Palma Sola, y Alacranes y Minerva, con bajas disponibilidades.

 

José Cristóbal Pérez, especialista de la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico de Villa Clara.
«En igual fecha del año pasado los embalses villaclareños acumulaban el 61,4 % de su capacidad total de llenado. Ahora solo almacenan el 33,5 % », indicó José Cristóbal Pérez ílvarez, especialista principal de la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

«Las presas comprometidas con la entrega de agua a la población y el uso compartido con otros sectores tienen restricciones para preservar el abasto humano. En cuanto a las aguas subterráneas, tienden a descender en los 22 sectores hidrogeológicos que se monitorean.

«La zona más crí­tica sigue siendo Santo Domingo. Se pronostica que Caibarién, Remedios, Camajuaní­, Sagua la Grande, Corralillo y Manacas alcancen   niveles cercanos o inferiores a los mí­nimos históricos registrados, con afectaciones en la disponibilidad de agua subterránea desde el centro y sur de la provincia, donde los acuí­feros tienen bajos rendimientos, como sucede en Santa Clara, Cifuentes, Placetas, Ranchuelo y Manicaragua ».

José Cristóbal recuerda que el evento más severo sufrido en el último decenio en Villa Clara ocurrió entre los años 2004 y 2005. En aquel entonces, la llegada del huracán Denis aportó más de 200 milí­metros de lluvia.

«Prevemos que este perí­odo posiblemente sea más duro que aquel afirma. Para recuperarnos de estos 131 meses de sequí­a consecutiva tiene que llover mucho, para que el suelo se sature, empiece a llegar hasta los rí­os, que están casi todos secos, y el agua pase a los embalses ».

En septiembre del pasado año se limitó el riego en Alacranes y disminuyó la siembra de arroz tras el pronóstico temprano de la poca disponibilidad de agua para todos los planes. Se activó, entonces, la pesca intensiva, pues cuando las presas disminuyen su caudal, la masa acuí­cola dispone de menos área, y los peces pueden morir tras el arribo del verano y las altas temperaturas.

Divorcio con las nubes

El comportamiento de las precipitaciones en 2016 alcanzó el 82,9 % de la media histórica, y apenas el 61,9 % en este primer trimestre.

A partir de febrero del pasado año y durante 14 meses consecutivos, los valores de lluvia fueron inferiores a la media histórica, lo cual afectó toda la provincia y, en particular, Mani ­caragua, Remedios y Sagua la Grande, que no alcanzaron ni siquiera el 80 % de este valor. Territorios como Santo Domingo, Santa Clara y Corralillo ya acumulaban déficit de lluvias desde el 2015.              

De acuerdo con José Cristóbal Pérez ílvarez, si se analizan los registros históricos sobre el monitoreo de los niveles en embalses y cuencas subterráneas, puede observarse una mayor recurrencia de eventos de sequí­a en los últimos 15 años.

Gráfico de comportamiento de la sequí­a en Villa Clara.

«De igual forma, el comportamiento del perí­odo lluvioso tiene una tendencia   tardí­a, al desplazarse hacia la estación invernal con una mayor incidencia en las zonas ubicadas más al norte en la llanura costera, con respecto al centro y sur montañoso, al estar asociadas a frentes frí­os. Este fenómeno constituye un comportamiento anormal del patrón de la lluvia, que debiera manifestarse de manera inversa.

«El impacto de esta variabilidad climática se refleja en los excesos de humedad extem ­poránea en los suelos de la llanura costera, donde están los macizos cañeros y arroceros, que entorpecen la preparación de los suelos y la zafra azucarera.

«Ello trae consigo déficit de lluvias en las cuencas de los embalses ubicadas más hacia el centro-sur del territorio, con una disminución sensible del aporte de la red fluvial hacia estos re ­servorios. Esta es la causa de las bajas disponibilidades para las actividades de riego y abasto. Una situación similar sucede con las zonas de recarga de las cuencas subterráneas ».

El análisis del comportamiento histórico del nivel de estas últimas y del llenado de los embalses muestran que su recuperación máxima garantí­a de la perdurabilidad del recurso agua en el tiempo está estrechamente vinculada a fenómenos climatológicos extremos como ciclones, huracanes u otro evento con intensas lluvias, que en el caso de Villa Clara no ocurren desde octubre de 2012, con las asociadas al huracán Sandy.

Según explica Meylin Otero Martí­n, especialista en Meteorologí­a, existe hasta el momento un pronóstico desfavorable de las lluvias, como consecuencia del cambio climático y a partir de la intensificación y extensión de los procesos de aridez y sequí­a. Se advierte una vulnerabilidad del territorio ante dichos eventos.

La perspectiva desfavorable de los acumulados de las precipitaciones para el mes de abril nos alerta a prestar especial atención a la futura evolución del actual evento, principalmente en las zonas más afectadas.

La batalla se gana entre todos

Así­ se expresó el máster Tomás Dí­az Pérez, delegado de Recursos Hidráulicos en la provincia, al referirse a la necesidad de ahorrar agua, tanto por el sector residencial como el estatal, con énfasis en los altos consumidores, entre ellos, Lácteos, la Empresa Cárnica, la Cervecerí­a Manacas, la red de hospitales, la Agricultura y Azcuba, al requerir de mayores volúmenes para desarrollar sus actividades.

Afirmó que de no ser por las labores de restauración que desde hace varios años se realizan en la infraestructura hidráulica de la provincia, la situación como consecuencia de la sequí­a serí­a más compleja.

Citó como ejemplos de los trabajos ejecutados: la eliminación de fugas en Monte Oscuro y Mira Flores, la reparación de la conductora que atraviesa la Autopista Nacional y la situada entre el tanque elevado del sistema Hana ­banilla y el anillo de la Circunvalación.

Asimismo, se trabajó en la colocación de rajón en el talud de las presas Palmarito y Minerva, para preservarlas y evitar pérdidas de su volumen, misión que se acomete ahora en La Quinta.

Resaltó la importancia de continuar las inversiones, a fin de optimizar la distribución de agua en Santa Clara y otros municipios.

Queda pendiente la construcción de un tanque elevado de hormigón en la loma Dos Hermanas (Capiro) con capacidad para 15 000 m3 de agua, pues el sistema Minerva-Ochoí­ta resulta el único que no dispone de un depósito para almacenar el vital componente.

«Contamos con el proyecto y se concreta su ejecución a cargo de la Ecoing-25. Otra propuesta de inversión está vinculada con la ejecución de un acueducto por gravedad desde el embalse Hanabanilla hasta Santa Clara, a través de un proyecto de colaboración ».

La instalación de metrocontadores en viviendas para calcular el consumo de agua resulta otra de las acciones con impacto en el ahorro. En 2016 fueron ubicados unos 10 000 en Santa Clara, Corralillo y Vueltas, y para este año se prevén cerca de 8000.

El delegado de Recursos Hidráulicos en ­fatizó en la urgencia de   cambiar los métodos de riego, ya que no en todas partes se cuenta con técnicas novedosas para regar más con menos agua.

«Trabajamos de conjunto con los jefes de los grupos municipales temporales de sequí­a y el provincial, en el asesoramiento a los gobiernos, con propuestas en el manejo de las fuentes de abasto para preservar las de consumo humano.

«Todaví­a falta mucho por hacer en la erradicación de salideros fundamentalmente en Santa Clara, Sagua la Grande, Caibarién y otras localidades, donde proseguiremos la imperiosa tarea para evitar los escapes de agua ».

Paisaje en sepia

Es posible que, en largos años, Manica ­ragua no se haya visto tan decolorada y mustia como en estos tiempos. Sus enrevesadas carreteras, que otrora lucí­an lí­mites reverdecidos, hoy se asemejan a un desértico paisaje. Hierba quemada, árboles desprovistos de follaje, una combustión inaguantable emana de la «tierra de valientes ».  

No ha llovido en las lomas y su gente se desespera. Jorge Santana González, quien rectorea el embalse El Negrito, afirma que está prácticamente agotado. Recuerda que en 2005 también presentó niveles muy bajos. Es la única fuente de suministro de la cabecera municipal.

«Este es un embalse pequeño, solo acumula 4,4 millones m3 de agua explica. Hoy presenta solamente 2 175 000 m3  almacenados. En la actualidad bombeamos el 75 % del agua a la población y alargamos los ciclos para que no colapse totalmente ».

íngel Rodrí­guez, el Papa, trabajador de la presa Jibacoa.
«Hace mucho que las aguas no llegan a este lí­mite en el embalse Jibacoa », manifestó íngel, más conocido por el Papa, quien junto a su hijo tiene la misión de proteger la presa. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

En el lomerí­o, en la presa Jibacoa perteneciente al embalse Hanabanilla, otro hombre también se encoleriza con la naturaleza. «La cosa está dura. Esto está más feo que yo », comenta íngel Rodrí­guez Quintana, mejor conocido por el Papa, con sus maneras nobles y espontáneas de quien ha envejecido entre montañas. Con 88 años aún se encarga de velar por el nivel del agua. Todos los dí­as recorre las cortinas y maldice el firmamento cuando lo ve tan despejado.

«Ahora está en 77 millones m3, de 286 millones, que es su capacidad total. Llovizna, y bastante poco. Este año está peor que el anterior ». En lo alto de la pendiente señala la antigua marca hasta donde llegaba la masa hidráulica, mientras unos macheteros se encargan de cortar el marabú que ha crecido en el terreno ocupado antes por el agua. Recuerda, no obstante, que en sus tantos años de trabajo ha visto ciclos de sequí­a parecidos a este y, al final, «se ha resuelto la situación ».

Para mitigar el grave problema con el abasto de agua en Manicaragua, el Gobierno ha tenido que imponer restricciones para priorizar la población. Noel Chinea Pérez, presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular, asegura que la comisión de sequí­a lleva meses activada en busca de paliativos.

«La situación se ha complejizado afirma. Lo primero que hicimos fue reducir el 30 %   de la extracción de agua de El Negrito. La población tiene que conocer lo que está ocurriendo y tomar también medidas ».

Aunque fueron reparados más de 150 sa ­lideros, todaví­a existen sitios donde se pierde el preciado lí­quido. Actualmente, 35 asen ­tamientos de la zona reciben el agua a través de pipas.   Muchos arroyos se han secado, los pozos también. Hay quien aprovecha la situación y lucra con la necesidad de otros. «Buscamos el apoyo del Ministerio del Interior porque no podemos decir que no se vende agua en Manicaragua. En algunos lugares ocurre, y tenemos que parar esta ilegalidad », acota Chinea Pérez.

«Sentimos temor del tema de la evaporación de la presa. En los últimos 15 dí­as ha perdido un nivel grande de agua. Estamos evaluando con Recursos Hidráulicos que si no llueve en los próximos 20 dí­as, tendremos que reducir la extracción al 50 %.

«Los niveles de muerte del ganado resultan inferiores al año pasado, pero en La Vitrina, las fuentes de abasto están prácticamente secas. La comida en los potreros es casi nula. El alimento lo estamos trayendo de los centrales.

«Indicamos que no se puede regar de algunas micropresas. La prioridad es la población porque el agua fangosa no se puede bombear. Por suerte, Hanabanilla aún tiene cierto nivel para cumplir con Mataguá, Cienfuegos y Santa Clara. Si se seca El Negrito, tendremos que traer agua desde la estación de bombeo en Zapatero, a más de 22 kilómetros de aquí­ ».  

Santo Domingo: Colapsan los acuí­feros

«Santo Domingo enfrenta la peor sequí­a de las últimas cinco décadas », manifestó el vicepresidente del Gobierno, Jorge Luis Véliz Cepero.

«Dependemos de los acuí­feros. El municipio cuenta con cuatro cuencas subterráneas: Cayo Bejuco, Suárez, Santo Domingo y Berme ­jal, cuyos niveles han descendido ante las pobres precipitaciones.

«Cascajal tiene la situación más difí­cil, donde la mayorí­a de sus habitantes recibe el agua por pipa. Preocupa también la Cervecerí­a Mana ­cas, pues de proseguir el problema, podrí­a afrontar futuras afectaciones ».

Al referirse a la cuenca Santo Domingo, que alimenta la cabecera municipal, precisó que ha sido necesario restringir las horas de bombeo del   Acueducto y alargar el ciclo de distribución.

El funcionario indicó que actualmente, además de Cascajal y La Caoba donde colap ­saron los pozos, reciben el agua por pipa las comunidades de Pajarito, Maboa, Triángulo, Jiquiabo, San Agustí­n y unos 9000 habitantes de la cabecera municipal.

Por su parte, Alberto Rangel Hernández, miembro del Buró Municipal del PCC que atiende la esfera agropecuaria, expresó que a causa de la sequí­a fue necesario interrumpir la siembra de arroz en Cascajal.

En tanto, Azcuba tiene limitaciones para el regadí­o de cañaverales de la UBPC Bermejal y en áreas del central Carlos Baliño, lo cual incidirá de manera negativa en los rendimientos de la gramí­nea de la venidera contienda.

Entre las acciones puestas en práctica para asegurar la producción de alimentos, está la siembra de cultivos de ciclo corto que exijan poca agua.

De una forma u otra las 17 cooperativas de Santo Domingo se han visto perjudicadas y se asegura la alimentación de las reses con los desechos de ingenios y centros de Acopio.

Como estrategia, la Agricultura asignó un nivel de alambre para cercar cuartones y resguardar los animales.

Peligra la acuicultura

La acuicultura tampoco escapa de los embates de la sequí­a. Los embalses La Quinta (Camajuaní­), El Negrito (Manicaragua) y Alacranes (Sagua la Grande) son los que presentan la situación más crí­tica. En los primeros dos, como medida preventiva, los pescadores hicieron un esfuerzo extraordinario a inicios de este año para extraer los peces lo más rápido posible y dejaron solo una menor cantidad de biomasa que no peligra.    

Ariel Roche Lorenzo, director de Operaciones de la Acuicultura en Villa Clara.
«La sequí­a afecta la crí­a de alevines para el reemplazo de las especies, la garantí­a de las capturas y, por ende, la materia prima destinada a la industria procesadora de alimentos Induvilla », precisó Ariel Roche Lorenzo, director de Operaciones y Acuicultura de la Empresa Pesquera Pescavilla. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

«El resto de las presas y espejos de agua dedicados a la actividad tienen afectaciones menores y mantenemos una vigilancia permanente », indicó Ariel Roche Lorenzo, director de Operaciones y Acuicultura de la Empresa Pesquera Pescavilla.

«Trabajamos de conjunto con la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico, a fin de planificar las extracciones, sin tener que lamentar la muerte de peces por falta de oxí­geno ».

Sobre las afectaciones de la Agricultura, Héctor Torna Martí­nez, delegado de ese sector en la provincia, informó que existen 720 fuentes de abasto agotadas, encargadas de aportar agua   a más de 37 000 cabezas de ganado.

Afirmó que el montaje de 81 bombas fotovoltaicas que permiten extraer agua a mayor profundidad, y la instalación de 876 molinos de viento, han evitado consecuencias mayores en esa actividad.

En la provincia, 610 ha de tabaco están afectadas ante la depresión de las fuentes de abasto, fundamentalmente en Manicaragua y Pla ­cetas, y se limitó el regadí­o en la zona de Remedios y Sagua la Grande.

Aun cuando los grupos temporales de sequí­a se mantienen al tanto de la situación de los 13 municipios, toman decisiones y aplican alternativas para evitar pérdidas en sectores claves como la agricultura y la ganaderí­a, habrá que hacer una mayor conciencia en la población sobre el ahorro, e invertir más en la infraestructura hidráulica ante los retos que impone el cambio climático, pues los pronósticos son reservados y la sequí­a acecha.

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