Nueva estafa: Usted ha recibido 8.00 CUC del número… ¿Me lo devuelve?

Etecsa ha confirmado que, lamentablemente, la entidad conoce y ha tramitado estas y otras modalidades de robo a los usuarios, un mal que también aparece, pero con otros ropajes en las zonas públicas de acceso a Internet.

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Teléfonos móviles
(Foto: Archivo)
Tomado de la edición digital del periódico Granma
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06 Agosto 2019

El individuo –el sujeto dirí­a un policí­a de telenovela– retorció la lengua y con tono de despistado me lanzó su carnada al oí­do: «Mira, brother, acabo de hacerte una transferencia equivocada, te pasé ocho cuc y necesito que me los devuelvas ». Y luego, con una humildad que conmoví­a, casi me suplicó: «Tí­rame un cabo, por favor ».

Navegué con suerte por dos razones elementales: la primera, porque habí­a sido testigo hace algunos meses de un intento de estafa muy parecido; la segunda, porque tengo muy claro que la lí­nea telefónica que uso no permite enviar ni recibir transferencias de dinero.

A esas alturas todaví­a estaba por aterrizar en mi dispositivo la presunta «transferencia », un timo que llegó justamente a las 11:45 a.m., del pasado martes 2 de julio: «Cubacel. Usted ha recibido 8,00 cuc del número 59075862. Lí­nea activa hasta 2020-4-26, vence 2020-5-20 ».

El mensaje en realidad no vení­a de Cubacel, como anunciaba, sino del mismo número del que, un minuto antes, me habí­a llamado el estafador para que yo le devolviera el saldo que en realidad no habí­a llegado ni llegarí­a nunca a mi móvil.

La modalidad, denunciada más de una vez en medios de prensa del paí­s, se ha puesto de moda de un tiempo a esta parte con diferentes maneras de aparición, pero con una singularidad que la hace peligrosa: los autores pueden ser sus vecinos más cercanos o estar a cientos de kilómetros de usted.

Consultadas a propósito, fuentes de la Policí­a Nacional Revolucionaria alertaban el pasado año que, ante la aparición de este delito, las mejores vacunas están al alcance de todos: conocer los diferentes modos de operar y, si se consuma el acto, proceder con la denuncia correspondiente.

Más de un incauto ha caí­do en la trampa de devolver un saldo que en realidad no ha recibido; más de un agente de telecomunicaciones ha visto cómo se vací­an sus tarjetas en un santiamén; más de una ví­ctima ha recargado a algún «amigo con el carro roto », que está por llegar y que por llegar sigue hasta los dí­as de hoy.

Poco les importa a los malhechores que la Ley No. 62 Código Penal contemple sanciones contra quienes incurren en el delito de estafa, que van desde tres meses hasta diez años de privación de libertad y multas de varias cuantí­as, si a fin de cuentas ellos se sienten muy seguros desde la sombra de su transgresión.

Muy poco o nada representa para ellos el empeño nacional por sacar adelante la informatización de la sociedad por cauces seguros, ahora reforzada con las nuevas normas jurí­dicas que entraron en vigor el pasado 4 de julio.

Etecsa ha confirmado que, lamentablemente, la entidad conoce y ha tramitado estas y otras modalidades de robo a los usuarios, un mal que también aparece, pero con otros ropajes en las zonas públicas de acceso a Internet.

Las estafas en lí­nea parecen diseñadas exclusivamente para ingenuos, pero, cuidado, pueden asomarse a cualquier puerta y con cualquier pretexto, tal y como prueban muchos ejemplos conocidos.

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