El piloto que se despide de los cielos del mundo

Luego de 28 años en las alturas Antonio Palerm Pons se despide de su vida activa como piloto.

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 Piloto español Antonio Palerm Pons.
Comandando la aeronave «El vuelo que sueñas» llegó a Santa Clara en uno de sus últimos vuelos en su vida activa. (Foto: Ricardo R. González)
Ricardo R. González
Ricardo R. González
@riciber91
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26 Junio 2025

En la infancia y durante la adolescencia Antonio Palerm Pons anhelaba ser astronauta; sin embargo, su padre consideraba que en la España de los años 60 era una irrealizable fantasía. Mas, por su perseverancia y afán de experimentar, le fue concedida la posibilidad de vivir la sensación de las alturas como piloto y capitán de aeronaves, lo que define como esa otra forma de incursionar «entre la tierra y el espacio».

Piloto Antonio Palerm Pons.
La imagen del capitán Antonio Palerm Pons en su estancia anterior en la capital villaclareña. (Foto: Ricardo R. González)

Han sumado 28 años de trayectoria por diferentes funciones en las aerolíneas ibéricas, hasta llegar a Iberojet (Evelop Airlines). Poreso, una mezcla de orgullo profesional y, a la vez, de tristeza le embarga al anunciar su jubilación cumplidos los 65 años.

«El tiempo me ha pasado muy rápido al realizar lo que me gusta. Es una lástima que ya tenga que recesar», declara en el que, quizá, fue uno de sus últimos vuelos a Santa Clara, al comandar, el viernes 20 de junio, el enlace entre Madrid con la capital villaclareña en el Airbus A350—300, en cuyo fuselaje reza: «El vuelo que sueñas».

Son varios esos sueños que alberga Antonio. Durante su ejercicio profesional ha volado a la mayor de las Antillas en incontables ocasiones. Precisar una cifra sería para él cometer algún fallo, «lo que sí puedo decir que el destino Cuba es maravilloso. A Santa Clara no la conocía, solo a Varadero, Ciego de Ávila, La Habana; pero sitios naturales como este hay muy pocos. A la cuidad del centro cubano llevo viniendo dos años en los vuelos establecidos, y estoy muy agradecido por cada recibimiento y la acogida siempre brindada en nombre de las tripulaciones».

Antonio Palerm en la cabina del avión tras aterrizar en Santa Clara.
Los diez integrantes de esta tripulación de Iberojet que arribó a Santa Clara el pasado viernes. Todos tienen funciones de primer orden para ofrecer una eficiente travesía. (Foto: Ricardo R. González)

El capitán Palerm Pons quisiera seguir en su universo, a pesar de que cada ruta por completar resulta una nueva aventura no exenta de tensiones. El aterrizaje, como lo ha experimentado en carne propia, es el proceso más complicado, comparado con el despegue, y sobre todo cuando se producen los llamados vientos cruzados.

—¿Un vuelo es diferente al otro?

—No hay dos iguales. Puede que un día haya tormentas; otro, viento, mala visibilidad, precipitaciones, nevadas; cálculos del combustible, agilidad para saber a dónde dirigirnos en caso de que el avión pierda un motor, conocer distancias de los puertos más cercanos... No ocurre siempre, pero media la responsabilidad humana y profesional. Por suerte las aeronaves tienen sistemas muy sofisticados y seguros. Ya no se fabrican aviones de tres o cuatro motores, son de dos. Podemos afirmar que son máquinas increíbles.

—¿Sustos?

—Más bien preocupaciones. Han existido momentos complicados luego de tantas horas allá arriba, en los que necesitas sacar experiencias derivadas de los estudios. También existen los simuladores de vuelo que te obligan a examinarte en teoría, entre otros detalles a tener presentes. Aun así, estudio todos los días para no quedarme atrás. Una superación constante desde que empiezas hasta el último día.

Piloto Antonio Palerm Pons.
«Digo adiós con una mezcla de satisfacción personal, pero a la vez de nostalgia, y me llevo de Santa Clara los mejores recuerdos», declaró Antonio Palerm. (Foto: Ricardo R. González)

En sus años de experiencia guarda muchas anécdotas de diferentes lugares e, incluso, recuerda que se ha caído tres veces en avionetas (no en aviones) porque no es solo conocer de mapas y coordenadas, de los timones de dirección. Hay que tener muy en cuenta la aproximación a zonas montañosas, el comportamiento de las precipitaciones, la baja visibilidad, esas aves cercanas a las pistas que crean inconvenientes, las condiciones meteorológicas adversas, turbulencias o el engelamiento o peligrosa acumulación de hielo en los aviones durante el vuelo, que representan riesgos.

Un mensaje queda claro para quienes aspiran en un futuro a contemplar la vida desde las alturas.

«El estudio es principal. Saber de Física, de Matemática y de otras ciencias. Si les gusta el oficio y tienen vocación ya están tardando».

Así piensa el hombre que se considera entre los pocos en su profesión que no tiene familia para llenarla de preocupaciones cuando sale de viaje. Solo una hermana, y él no tiene limitantes a la hora de estar fuera de casa.

Tripulación del vuelo Madrid-Santa Clara realizado el 20 de junio de 2025.
Los diez integrantes de esta tripulación de Iberojet que arribó a Santa Clara el pasado viernes. Todos tienen funciones de primer orden para ofrecer una eficiente travesía. (Foto: Ricardo R. González)

El capitán Antonio Palerm Pons admite la importancia de toda la tripulación con sus respectivas funciones. «El avión sin ellos no podría despegar al ser los encargados de asumir múltiples detalles sobre rampas, sistemas, procedimientos y aditamentos necesarios a portar, sin excluir la atención a los viajeros. No hay improvisaciones».

Felicidades para usted en sus nuevos capítulos de vida, en esos que aguardan al despedirse de los cielos del mundo.

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