Silencio en la cancha

La inesperada pérdida de Diogo Jota dejó un vacío en el fútbol que se honra entre tributos, debates y memoria compartida.

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Diogo Jota, futbolista portugués fallecido el 3 de julio de 2025.
Diogo Jota (1996-2025)
Anisbel Luis Reyes
Anisbel Luis Reyes
66
21 Julio 2025

Nadie podrá olvidar lo que sucedió el 3 de julio de 2025. La noticia cruzó fronteras con el peso de lo irremediable: Diogo Jota, delantero del Liverpool y figura de la selección portuguesa, fallecía junto a su hermano André Silva en un accidente automovilístico en la autovía A-52, cerca de Cernadilla, Zamora. El Lamborghini Huracán en el que viajaban sufrió el reventón de una llanta trasera mientras adelantaban a otro coche. El impacto contra la barrera metálica provocó una explosión inmediata.

Lo que debía ser un trayecto de precaución —recomendado por sus médicos tras una operación pulmonar que desaconsejaba volar— terminó siendo el último viaje de ambos, envuelto en fuego y silencio. La pérdida dejó a su familia sumida en un dolor infinito, y al mundo del fútbol paralizado ante una ausencia que se siente como una herida abierta.

La noticia sacudió al mundo del fútbol. En Anfield, las banderas ondearon a media asta y los homenajes se multiplicaron en redes sociales. Compañeros, rivales y leyendas del deporte expresaron su dolor. Cristiano Ronaldo, afectado profundamente, optó por no asistir al funeral, decisión que generó controversia, pero también comprensión, al conocerse su trauma personal vinculado a la muerte de su padre.

El funeral se celebró en Gondomar, ciudad natal de Jota, en un ambiente de recogimiento y desgarro. Su esposa, con quien se había casado apenas 11 días antes, cargó el ataúd en una imagen que recorrió el mundo como símbolo de amor y pérdida. El Liverpool anunció que respetaría el contrato del jugador, garantizando el respaldo económico a su familia.

La tragedia también desató debates. La ausencia de Luis Díaz, compañero cercano de Jota, fue criticada tras difundirse imágenes suyas en actividades festivas durante el luto. Muchos recordaron el gesto de Jota al mostrar una camiseta con el nombre de Díaz cuando su padre fue secuestrado, y la comparación dolió. El silencio del colombiano intensificó el debate sobre respeto, imagen pública y memoria compartida.

Más allá de las polémicas, lo que quedó fue el vacío. Diogo Jota no solo había conquistado títulos con el Liverpool, sino que se había ganado el respeto por su entrega silenciosa y su compromiso familiar. Su partida dejó preguntas abiertas sobre la seguridad vial, el estado de las carreteras y los riesgos que enfrentan los deportistas fuera del campo.

Hoy, el número 20 del Liverpool ya no está en la cancha, pero su legado permanece. En cada gol que se celebre, en cada camiseta que se levante en su honor, en cada silencio que lo recuerde, Diogo Jota seguirá siendo parte del juego. Porque hay ausencias que no se llenan, pero sí se honran.

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