
Italia y Turquía se enfrentaron en Bangkok en una final que parecía escrita para la eternidad el pasado 7 de septiembre. De un lado, la selección invicta del voleibol mundial, campeona olímpica y dueña de una maquinaria táctica que no cedía desde el primer saque del torneo. Del otro, una potencia emergente que ha venido tallando su camino punto a punto, torneo a torneo, hasta llegar a su primera final mundial. El duelo fue una batalla de cinco sets (25-22, 21-25, 25-19, 23-25, 15-12) que exigió nervio, temple y corazón. Italia se impuso en el tie-break y levantó su segundo título mundial tras 23 años de espera.
La figura indiscutible fue Alessia Orro, armadora y capitana italiana, declarada la mejor jugadora del torneo por su lectura de juego, precisión quirúrgica en el pase y liderazgo silencioso. Orro manejó los hilos del equipo con una serenidad que contrastaba con la tensión del estadio. «Este equipo tiene corazón y cabeza. Ganamos porque nunca dejamos de creer», dijo tras recibir el galardón, según publicó el sitio de la Federación Internacional de Voleibol (FIVB).
Turquía, liderada por Melissa Vargas —máxima anotadora del campeonato con 151 puntos—, dejó una huella imborrable. Su potencia ofensiva y el crecimiento del equipo turco confirman que el voleibol femenino ya no responde a mapas fijos.
Brasil completó el podio tras vencer a Japón, 3-1, en el partido por el tercer lugar, consolidando su regreso al top competitivo tras una temporada irregular. El equipo sudamericano mostró solidez en bloqueo y saque, y recuperó confianza de cara al ciclo olímpico.
Con este resultado, Italia se mantiene en la cima del ranking mundial femenino, seguida por Estados Unidos, que cayó en cuartos de final, y Brasil, que asciende al tercer puesto. Turquía escala al cuarto lugar, desplazando a China, y confirma su ingreso definitivo al grupo de élite.
El Mundial de Tailandia 2025 cerró con 32 selecciones, récord de asistencia y una narrativa que mezcla consagración, renovación y promesa. El voleibol femenino vive su mejor momento, y Bangkok fue el escenario donde se reordenó el mapa global.