La muerte el pasado domingo 25 de septiembre del lanzador José Delfín Fernández Gómez en un accidente marítimo, a la temprana edad de 24 años, no sólo enlutó a los seguidores del béisbol en diferentes puntos del planeta, sino que devolvió a la actualidad nombres de figuras del deporte de las bolas y los strikes que también encontraron la muerte prematuramente.
Entre otros, recordamos la desaparición física del serpentinero pinareño Emilio Salgado Quesada, el 26 de julio de 1975, a los 27 años de edad, debido a un tumor cerebral. El vueltabajero fue integrante del equipo Cuba al campeonato mundial de 1970 y los Juegos Panamericanos de Cali, en 1971.
Sorprendente resultó el deceso del holguinero Ricardo Bent Williams, joven inicialista que venía en ascenso y perdió la vida fulminado por una descarga eléctrica atmosférica en 1980 e impresionante fue la muerte del talentoso jardinero yumurino Lázaro Contreras López, asesinado por su esposa que según las versiones que he leído le roció un galón de gasolina encima y le prendió fuego, en 1986.
Muchos de los momentos tristes han sido a consecuencia de accidentes de tránsito. En este caso, creo que los ejemplos supremos en nuestras series nacionales han sido el espirituano José Antonio Huelga Ordaz, el 4 de julio de 1974, a los 26 años de edad y el capitalino Santiago Mederos Iglesias, el 15 de diciembre de 1979, a los 34. El Héroe de Cartagena fue el mejor monticulista derecho del país en su época y Changa, el zurdo más sobresaliente.
En el primer quinquenio de los campeonatos nacionales hubo que lamentar la pérdida de Francisco Tomás Salcedo Moreno (27 años), en noviembre de 1965, cuando el camión en que viajaba sufrió desperfectos técnicos. El zurdo de Media Luna, Granma, había integrado el plantel criollo a los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Kingston, Jamaica, en 1962.
Un accidente en motocicleta puso fin a la vida del receptor santiaguero Frank Tamayo Castillo (28 años), el último día del 2004 y en el 2013 otra tragedia en la carretera nos llevó pronto al artemiseño Yadier Pedroso González, cuando se paseaba entre los principales tiradores del archipiélago.
Hijo del otrora lanzador José Manuel Pedroso se erigió en uno de los baluartes de la corona alcanzada por los entonces Vaqueros de La Habana en la justa de 2008-2009 y contaba, a pesar de su juventud, con participación en dos Clásicos Mundiales, una Olimpiada, tres Copas del Mundo, una Copa Intercontinental, los Juegos Panamericanos de 2011 y los Juegos Centroamericanos y del Caribe del 2006.
Ayer martes 27 de septiembre habría cumplido 46 años el camagí¼eyano Miguel Caldés Luis, si un accidente de tránsito no hubiera acabado con su existencia el cuatro de diciembre del 2000, pocas semanas después de haber regresado con el metal de plata de la cita estival de Sydney.
La lista, por supuesto, es mucho más extensa. Ahora se incorpora el triste final de José Fernández, un derecho nacido en Santa Clara el 31 de julio de 1992, que se codeaba entre los más descollantes lanzadores de las llamadas Grandes Ligas.
Fernández formó parte del equipo villaclareño en la categoría 15-16 años y en 2008 marchó hacia Estados Unidos.
Allí, debutó en la Gran Carpa con los Miami Marlins el 7 de abril de 2013 y terminó siendo el Novato del Año de la Liga Nacional, condición que además de él solo han obtenido otros tres cubanos: Pedro Tony Oliva López, con los Mellizos de Minnesota en 1964; José Canseco Papas, con los Atléticos de Oakland, en 1986 y José Dariel Abreu Correa, con los Medias Blancas de Chicago, en 2014, todos en la Liga Americana.
En su temporada de estreno Fernández exhibió balance de 12 ganados y 6 perdidos, 2.19 promedio de carreras limpias y retiró a 187 bateadores por la vía de los strikes en 172.2 entradas y un tercio.
Al año siguiente una lesión en su brazo de lanzar lo alejó del box para someterse a una operación. De ahí que su saldo fuera de 4 y 2.
Retornó en el 2015 con seis salidas exitosas y un descalabro. En el presente 2016 disfrutaba de su mejor campaña con 16 y 6, efectividad de 2.58 y había ingresado en el exclusivo club de los serpentineros cubanos que han registrado 200 ponches en una temporada en Grandes Ligas.
La relación la completan Camilo Alberto Pascual Lus, que rebasó la cifra en cuatro oportunidades; Luis Clemente Tiant Vega, en tres y el fallecido Miguel íngel (Mike) Cuéllar Santana, santaclareño como Fernández, que en 1967 estrucó a 203 bateadores.
El estelar pitcher de los Miami Marlins en 182.1 innings de actuación acumulaba 253 ponches, a 11 de igualar la máxima cifra de un criollo en ese béisbol en poder de Tiant (264) desde 1968.
En su meteórica carrera por las Mayores, José Fernández archivó 38 victorias y 17 derrotas, con 2.58 promedio de carreras limpias y repartió 589 ponches en 471.1 entradas de labor sobre la lomita.
El lunes, 26, un día después de su trágica muerte, todos los jugadores de los Marlins llevaban una camiseta con el número 16 en honor a su compañero de equipo en el partido que disputaron contra los Mets de Nueva York.
Según anunció el dueño de los Miami Marlins, Jeffrey Loria, la camiseta número 16 será retirada y nadie la utilizará más en el uniforme de este elenco.