Laura Lyanet Blanco Betancourt
Laura L. Blanco Betancourt
@lauralyanet
2003
14 Septiembre 2014

Luego de meses de angustias, causadas por la llegada tardí­a de la leche normada en más de un centenar de bodegas de Santa Clara, la Empresa de Productos Lácteos de la provincia orientó la distribución del alimento en el horario matutino, a partir del 8 de septiembre.

Según el director general de La Villareña, Jorge Ibáñez Mora, «hasta los carros ligeros de la empresa colaboran en el traslado de cerca de 60 000 bolsas de leche fluida y 20 000 de yogur para que lleguen por la mañana a tiendas, hospitales, centros de enseñanza, hogares de ancianos ».

Este podrí­a ser un punto a favor de la empresa, si en realidad se cumplieran todos los itinerarios en la mañana; pero hemos comprobado que aún persisten las irregularidades en su repartición.

A varios dí­as de reajustados los horarios del «Lácteo », muchos consumidores permanecen afectados por las entregas de la leche pasadas las 5:00 de la tarde y, en algunos casos, por su descomposición. Tales dificultades los obligan a buscar alternativas, en ocasiones menos nutritivas o más costosas, para alimentar a niños, ancianos, embarazadas y enfermos, en espera de que llegue el producto a la bodega.

¿Qué razones existen para chocar y volver a chocar con problema tan sensible? La mayorí­a responde a la insuficiente capacidad fabril instalada: tecnologí­a anticuada para procesar la leche, máquina selladora imprecisa y con más de una década en explotación y aparato de enfriamiento insuficiente para cerca de 80 000 bolsas diarias.

También debe considerarse que todo ese volumen de leche lo distribuyen apenas 11 carros hacia Santa Clara, Manicaragua y Ranchuelo, los tres municipios abastecidos por la industria de la cabecera provincial, y no son precisamente vehí­culos en óptimo estado técnico, sino «camiones ZIL de procedencia rusa, con motores chinos adaptados, gomas desgastadas, baterí­as casi agotadas y sin piezas de repuesto al alcance », agrega Ibáñez Mora.

Las condiciones ¿creadas? en las dependencias de Comercio tampoco favorecen la cadena distribuidora, y a menudo ocasionan «rupturas en el nailon y cortes múltiples, con las correspondientes afectaciones al consumidor y a la empresa », reseña la máxima autoridad de la industria láctea en Villa Clara.

Por supuesto, un hecho de semejante impacto admite tantas versiones como implicados. Para Antonio Pérez Rojas, jefe de la Unidad Básica No. 2 de Comercio en Santa Clara, «cada cual trata de justificar sus deficiencias con las del otro. Resulta ilógico que lleven 300 bolsas de leche a una casilla y no dejen los cestos, al menos hasta el dí­a siguiente. Ese problema no es nuestro, es de ellos ».

«Es nuestra responsabilidad suministrar los cestos y recogerlos unas horas después, pero perdemos mucho tiempo en esos procedimientos. Por eso pedimos apoyo de Comercio », alega Ibáñez Mora.

Las partes deben llegar a un acuerdo, porque resulta inadmisible encontrarse las bolsas esparcidas por el suelo del local, aunque solo permanezcan allí­ 30 minutos.

En cuanto a las neveras, «la Dirección Nacional de Comercio no las considera de primer orden porque, una vez llegado el producto al establecimiento, debe despacharse en las dos horas siguientes, como certifica el Lácteo », explica Pérez Rojas.

Corresponde, pues, al bodeguero, expenderlo de inmediato. No importa si el carro llegó en su horario de descanso o si hay algún vecino rezagado para la compra. Él «está ahí­ para eso ».
Aunque no todos los dependientes de Comercio están dispuestos a servir al público en todo momento. En varias ocasiones la leche se cortó porque se despachó luego de varias horas expuesta al calor del local.

A todo esto se suma que muchas veces la leche llega en bolsas rotas y el yogur de soya agrio o falto de sirope, y no con los parámetros requeridos:

Otra queja de la población guarda relación con el contenido incompleto de las bolsas. Solo una muestra se comprueba en la báscula, el resto, «a ojo de buen cubero ». Los carreros y bodegueros ¿devuelven siempre las bolsas con bajo peso, como está estipulado?

Tal vez para la segunda quincena de octubre cambie el panorama de la distribución y calidad en la provincia, cuando la industria vuelva a producir la leche concentrada (doble) y disminuyan los volúmenes del producto, de 40 000 a 24 000 bolsas, aproximadamente.

Para noviembre, la prevalencia de la leche en polvo mantendrá esa mejorí­a en la distribución. Para entonces, la nevera de la fábrica enfriará mejor los lí­quidos, los carros de la empresa harán sus entregas en tiempo, los cestos alcanzarán y los bodegueros sentirán menos presión en lo tocante a la espera.

Se trata de incongruencias entre La Villareña y las dependencias comerciales, y los problemas objetivos y subjetivos vuelven a hacer mella en los consumidores. Aun cuando todos «prioricen la leche para los niños », la intención se empaña con una llegada a deshora o un producto de baja calidad. Pongamos por encima de los inconvenientes la responsabilidad social para con nuestros pequeños, embarazadas, enfermos y ancianos, y dejemos detrás esa «mala leche ».

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