De vocaciones y profesiones

Pensar en la continuidad de estudios y el futuro laboral va más allá de las dudas de un niño o un joven indeciso. Se hace imprescindible una adecuada, eficiente y sistemática formación vocacional y orientación profesional.

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Lety Mary Alvarez Aguila
Lety Mary Alvarez Aguila
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05 Mayo 2025

En cierta ocasión leí en Facebook una sentencia que, con apenas dos líneas, me puso a pensar: «A los 17 no sabes ni elegir un aguacate y te ponen a elegir una carrera».

Ilustración de Alfredo Martirena sobre la orientación vocacional.
(Ilustración: Alfredo Martirena)

A la publicación, asumida como meme, le llovían los «Me divierte». No faltaron, por supuesto, las menciones y etiquetas que formaban un inmenso decorado azul sobre el blanco de la sección de comentarios. ¿Gracioso? ¿Personal? ¿Anecdótico? Para muchos, todo eso y más; pero al encontrar confesiones, criterios o los típicos «Sí soy» y «Sí fuimos», asaltan la duda, la reflexión y la preocupación en torno a un aspecto elemental en la vida de los seres humanos: decidir el camino profesional o académico que nos marcará para siempre.

Constantemente, se habla de tener vocación como ese instinto particular que nos acompaña desde edades tempranas. Peinar una muñeca, impartir clases a una fila de sillas vacías, diseñar y construir un castillo de arena, cuidar con sigilo de una mascota, moverse de un lado a otro para explicar el clima lluvioso que proyecta la pantalla imaginaria… Si existiera una máquina del tiempo para viajar a la infancia, ya nos hubiésemos descubierto en esos juegos que, de un momento a otro, pasan de la libre inocencia al llenado de boletas, las planillas, las reuniones de padres y un sinfín de preguntas porque «ha llegado la hora».

Nadie dijo que era fácil. No se trata de un tin marín. Pensar en la continuidad de estudios y el futuro laboral va más allá de las dudas de un niño o un joven indeciso. En ese entramado de psicologías, emociones, necesidades, desarrollo, escuela, familia, entorno social, entre otros eslabones, se hace imprescindible una adecuada, eficiente y sistemática formación vocacional y orientación profesional.

Cuba se ha enfocado, durante décadas, en garantizar el personal de relevo en cualquier esfera o proceso. Los centros escolares de los distintos niveles de enseñanza han adoptado la responsabilidad de preparar a los estudiantes en función de las demandas e intereses del país, así como del abanico de opciones que cada educando tiene a su disposición para realizar una elección conveniente y consensuada.

Aunque el tema se ha plasmado en varias resoluciones, el Decreto Ley 364/2020. De la formación y desarrollo de la fuerza de trabajo calificada, recogido en la Gaceta Oficial de la República de Cuba, establece y amplía sobre el rol de organismos y entidades en la formación vocacional y la orientación profesional. Específicamente, el artículo 3.1 aborda las diferencias entre cada concepto.

Según el decreto, la formación vocacional consiste en un sistema de influencias educativas para estimular el interés por áreas de la vida económica y social o carreras u oficios determinados, mientras que la orientación profesional se vincula de manera directa a la preparación para seleccionar una carrera, a la profesionalización propiamente dicha.

Ambos procesos se integran desde Educación como célula básica. Resulta necesario un buen funcionamiento de los palacios pioneriles en el caso de la primaria y la secundaria básica, los círculos de interés, el apoyo docente, la influencia de la comunidad y las especificidades erritoriales, las puertas abiertas a casas de  altos estudios para estudiantes preuniversitarios, las charlas,  y el intercambio con profesores, alumnos y egresados de diferentes disciplinas. Además, deben implementarse estrategias, ofrecerse programas que incluyan el aprendizaje basado en experiencias prácticas; pero, sobre todo, promover la investigación y el conocimiento a fondo de cada campo laboral.

No se puede ignorar que fuera del agua jamás será lo mismo; no obstante, la formación vocacional y la orientación profesional evitan que los jóvenes escojan una carrera solo porque sí, sin tener idea de qué les depara. Cambiar de rumbo o arrepentirse también pueden venir en algún paquete, suele suceder; aunque con autoconocimiento, identificación de aptitudes, aspiraciones y metas la satisfacción llegará por un sendero más recto. Cabe recordar que tanto el hogar como otros círculos de interacción participan con el fin de ayudar y no imponer.

Retomando el encabezado de este texto… ¿Existe una edad idónea para elegir qué estudiar? No podemos hablar de una cifra exacta. La madurez y la exploración se adquieren en medio de factores subjetivos. Pese a ello, educar desde la niñez y adolescencia, y guiar a las nuevas generaciones sobre su contexto (y sobre ellos mismos) aseguran la tenencia de profesionales motivados y comprometidos.

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