La comida que vendrá

La cosecha papera en Villa Clara comenzará a mediados de marzo por la UEB Quemado de Güines. De allí­ mismo llegará el plátano fruta Cavendish.

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Producción de papa y plátano de fruta en Quemado de Güines.
(Fotos: Ramón Barreras Valdés)
Narciso Fernández Ramí­rez
Narciso Fernández Ramí­rez
@narfernandez
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04 Marzo 2018

Un recorrido por los recuperados platanales de Lutgardita y por las plantaciones paperas de la UEB Quemado de Gí¼ines, nos permiten afirmar que la sequí­a de comida dejada por el huracán Irma comenzará a quedar atrás en Villa Clara.

Primero, con la llegada de la reina de las viandas en la primera decena de marzo y luego, a partir de mayo, con el arribo del famoso plátano fruta Cavendish, variedad gran enano, tan gustado como añorado por los villaclareños.  

Ayer y hoy de la UEB quemadense    

Octavio Rodrí­guez (a la izquierda), jefe de Producción de la UEB Quemado de Gí¼ines.
El jefe de Produccción de la UEB Quemado de Gí¼ines, Octavio Rodrí­guez (izquierda), departe con Panchí­n y el ingeniero agrónomo Roberto Fuentes. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Si en los años 80 del pasado siglo, el plan plátano de Lutgardita se hizo famoso en Cuba con sus más de 80 caballerí­as y el riego microjet, hoy la Unidad Empresarial de Base Quemado de Gí¼ines ha vuelto a ganar justa fama por producir uno de los plátanos más sabrosos del paí­s: el Cavendish, en su variedad gran enano.  

Antes del paso devastador del huracán Irma, la población villaclareña lo pudo disfrutar casi a diario. Incluso, a placitas y agromercados de Santa Clara llegaba «desmanado » y en cajas plásticas, lo que realzaba su calidad y prestancia.

Sin embargo, después de aquel 8 de septiembre de 2017, este tipo de plátano, como el burro, el macho o cualquier otro, desaparecieron de nuestra mesa y se convirtieron en alimentos bien difí­ciles de adquirir.

Por   suerte, como dice la canción de Arnaldo y su Talismán, parece que el ciclón ya se fue y comienzan a verse las estrellas, pues, de acuerdo con el criterio de Octavio López Rodrí­guez, jefe de Producción de la UEB Quemado de Gí¼ines, a partir del mes de mayo el plátano de Lutgardita comenzará a llegar en cantidades suficientes para satisfacer las necesidades de la población villaclareña.

Platanal de la UEB Quemado de Gí¼ines devastado por el huracán Irma.
Platanal de Quemado de Gí¼ines recuperados seis meses después del huracán Irma.
A la izquierda, una muestra de cómo el huracán Irma devastó los platanales quemadenses, y a la derecha, nuevas plantaciones de las que, próximamente, saldrá el plátano para la población villaclareña. (Fotos: Manuel de Feria Garcí­a y Ramón Barreras Valdés)

«Cuando pasó “Irma”, í­bamos por el segundo corte y se alcanzaban rendimientos de más de 34 toneladas por hectárea. Los racimos pesaban entre 80 y 90 libras como promedio, y tení­an entre 120 y 130 plátanos cada uno. Todo cambió en cuestión de horas. Los platanales quedaron en el suelo y se derrumbaron varias de nuestras instalaciones, incluidas las naves de beneficio.

«A partir de entonces comenzamos una estrategia de recuperación que ha hecho posible que en menos de seis meses los platanales estén renacidos y un 50 % de sus matas, en la etapa de floración; en tanto otras muchas poseen hermosos racimos en fase de crecimiento.

Platanal recuperado en la UEB Quemado de Gí¼ines, en Villa Clara.
Platanales en la actualidad, a menos de seis meses del ciclón. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

«Hoy tenemos sembradas 638,33 hectáreas de plátano, de las cuales 253,33 están con riego a goteo, y en las 385 restantes el riego se realiza mediante máquinas. Esperamos en este año obtener unas 4467 toneladas de plátano, con picos de cosecha entre los meses de junio y agosto ».

En la UEB quemadense, al cultivo del plátano se suma el de la papa, con expectativas de obtener una excelente cosecha en las 105 hectáreas sembradas del tubérculo: 65 de semilla importada y las restantes 40 de producción nacional. El pronóstico de recolección es de 2143 toneladas: 680 de las papas de semilla nacional y 1463 de la importada.  

Granja Margarita    

Yoel Chirino, jefe de la granja Margarita, de Quemado de Gí¼ines, muestra platanales recuperados.
Yoel Chirino López, jefe de la granja Margarita, muestra un racimo de plátano aún en fase de desarrollo. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Tras dejar la carretera que conduce de Quemado de Gí¼ines a Corralillo, por un camino zigzagueante, se llega a la granja Margarita. Son tierras rojas sumamente fértiles que, mojadas por una pertinaz llovizna, se pegan a los zapatos como goma de mascar.  

Yoel Chirino López está al frente de la entidad agrí­cola. Un hombre aún joven y conocedor de su trabajo:

«Somos 77 trabajadores para atender más de 100 hectáreas; de las cuales, 96,16 están sembradas de plátano; con 56,16 en producción y las restantes 40 en fomento. Contamos además   con 15 ha dedicadas al frijol, 6 ha de boniato, 1,5 ha de fruta bomba y 2 ha de guayaba ».

Junto a Yoel y Octavio, el ingeniero agrónomo y jefe de Producción de la UEB, partimos en jeep a recorrer las bien cuidadas plantaciones. Al llegar al Pozo 9, Bloque 59, con ocho hectáreas, se nos sumó el obrero agrí­cola Julio de la Paz Cárdenas.

Las matas de plátano están robustas y los racimos que de ellas cuelgan son enormes. A ambos lados de los plantí­os, las calles lucen limpias y cuidadas, muestra de la esmerada atención que se les tributa a los platanales.

También visitamos un área en cuarentena, de 2,5 hectáreas, donde crecen diversas variedades de plátano Cavendish, como el gran enano, el gigante y el Williams, junto a otras como el Gros Michel variedad genética a punto de desaparecer en la década de los 60 del pasado siglo, el Robusta y el Fiat 17. Forma parte de una investigación llevada adelante por el Instituto Nacional de Investigaciones de Viandas Tropicales (INIVIT) y el Instituto de Biotecnologí­a de las Plantas (IBP), de la Universidad Central «Marta Abreu » de Las Villas.  

La papa: reina de la Granja Gí¼ines  

Máquinas de riego en plantaciones de Quemado de Gí¼ines.
El empleo de modernas máquinas de riego hacen que las producciones sean altas y de calidad. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Ventura Acosta Burgos, Panchí­n, no puede estar más contento con la cosecha de papa que se avizora en los campos de su granja. Han cuidado la reina de las viandas con el mayor amor y, en ví­speras del inicio de la colecta, todo indica que ella les hará recí­procas esas atenciones con buenos rendimientos.

Ventura Acosta muestra papas de producción nacional en Quemado de Gí¼ines.
Panchí­n muestra las papas de producción nacional con que iniciará la cosecha en Villa Clara. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Las papas de semilla nacional procedentes de la Granja Gí¼ines serán las primeras en llegar al plato de los villaclareños. Son 40 hectáreas de la variedad Romana, las que han sido atendidas con esmero por los 108 trabajadores que allí­ laboran.

Previo al momento de la cosecha, los nervios se disparan, pero no dejan nada a la espontaneidad. Desde ya buscan alternativas para la recolección del tubérculo mediante la contratación de trabajadores eventuales y el pago a destajo.

Igual de lozanas están las 25 ha de la papa de semilla importada, ya con más de 70 dí­as de haber sido plantadas. Y aunque, como pronóstico, prevén alcanzar 22,5 toneladas por hectárea, la gente de Panchí­n aspira a resultados productivos más altos.

En horas de la tarde del lluvioso dí­a, al marchar de la UEB Quemado de Gí¼ines, nos quedó la satisfacción de ver en la práctica el modelo de empresa agrí­cola eficiente que el paí­s aspira a consolidar, y la convicción de que en Villa Clara habrá plátano fruta y no faltará la papa.  

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