
Su sueño era ser ingeniero mecánico. Se gradúo en octubre de 1972 de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas. «Pero hicieron un llamado para integrar el claustro de lo que sería el Instituto Politécnico Industrial (IPI) Lázaro Cárdenas y, aunque no me motivaba el aula, accedí ».
Para Alfredo Moya Colina no existe motivación mayor que la de trabajar en el «Lázaro Cárdenas », institución en cuya construcción colaboró. Venía una vez a la semana con un grupo de estudiantes. Ahora es profesor de asignaturas técnicas de la especialidad de Refrigeración en el centro de enseñanza. Desde el 10 de enero de 1973 se incorporó como docente y hasta el presente se mantiene en vínculo directo con los alumnos.
«La comunicación con los estudiantes, los encuentros y desencuentros, hacen que esta labor sea gratificante. Me causa mucha gratitud cuando me encuentro con quienes fueron mis alumnos. Los veo por la calle y en seguida me identifican. Hoy son técnicos reconocidos en distintos lugares del país. Pasan por Santa Clara y vienen a verme », comenta satisfecho.
La etapa más difícil dentro del plantel la vivió cuando este se convirtió en politécnico de informática. Y es que su asignatura se trasladaba para el IPI Fabric Aguilar Noriega. La idea de abandonar la institución lo entristeció. Pero, prefirió vincularse a la asignatura de Matemática.

«Lloré cuando se tomó la decisión. Al final entendí que era una tarea importante formar informáticos. Ellos se mostraban muy interesados por aprender el mundo de los números e impartí clases con mucho placer. A solicitud de la dirección, también alterné mi tiempo dando clases de Refrigeración en “Fabric Aguilar†durante dos cursos . Lo asumí porque sentí que hacia allá se había ido un pedazo de mí ».
Jefe de cátedra, de Departamento, secretario del comité del Partido y director del IPI Pedro María durante un curso, además de ser autor de un libro sobre Climatización, aparecen en el amplio currículum de Moya Colina. Del libro ya tiene una segunda edición. Está en manos del Ministerio de Educación.
«El país lo necesita, pero no aparece editorial que lo publique. También tengo en camino otro texto sobre Termodinámica ». Sobre esta temática pasó un posgrado en Madrid. Y como para no quedarse detrás y estar a tono con las nuevas tecnologías, en abril del 2005 trabajó como operador de microperadoras.
«Me motivó mucho el programa Excel. Asimismo utilizo mucho el Paint, al cual le incorporo aplicaciones para elaborar los gráficos. El profesor que no utiliza las nuevas tecnologías no puede impartir buenas clases. Tengo planificado un Curso de Buenas Prácticas de Refrigeración. Para quien lo matricula es un aval para trabajar en esa área. Sobre todo los cuentapropistas deben cursarlo y la ONAT no tiene conciencia de eso ».
Moyita, como le dicen sus más íntimos amigos, ostenta la Medalla por la Educación Cubana, la del Sindicato de los educadores por 15 y 20 años en el sector, varios Reconocimientos firmados por la ministra Ena Elsa Velázquez Cobiella. Ha sido Vanguardia a nivel de centro y Educador Destacado del siglo XX en Cuba, otorgado por la Asociación de Pedagogos.
Jubilado desde los 66 años y reincorporado tiempo después ante el llamado del General de Ejército Raúl Castro Ruz, en su barrio también es un destacado dirigente cederista y fundador. «Soy presidente del CDR desde sus inicios, quiero cederle el cargo a alguien más joven, pero no aparece ».
Con sus 71 años cumplidos, en ocasiones piensa cómo será el definitivo retiro. «En una palabra “Lázaro Cárdenas†es la vida dice mientras se emociona. No me atrevo a hablar de mí sin mencionar este centro. Cómo me voy a sentir cuando pase por ahí, después de cerca de 45 años en esta escuela ».
Y no podrá olvidar que en el plantel existe una mata de ceiba, árbol al cual va cuando tiene un problema. Muchas veces ha ido a desahogarse, otras a celebrar éxitos con sus compañeros de trabajo.
«Varios directores han pasado por aquí. Unos me han reconocido más que otros, pero lo importante es mantenerse. Lo que ocurre es que ya uno no puede entregarse como antes, aunque todavía pueden contar con uno. Por eso estoy pensando en el momento de la retirada y no sé cómo hacerlo. Mi familia lo sugiere. Dicen que debo dejar de trabajar ».

Hay días que trabaja hasta las cuatro y media. Cuando termina más temprano se pone a hacer algo hasta que llegue esa hora para coger el transporte que lo lleva a la casa. Otras veces, termina a las doce del día.
Quién lo sustituya, es lo que más le preocupa, tanto en la cuadra como en la docencia:
«Aquí en la escuela no encuentro quien me sustituya y eso es alarmante. La dirección debería proyectarse en función de encontrar otros profesores para la asignatura de Climatización. Yo en lo personal lo he intencionado con estudiantes muy buenos académicamente, pero me dicen que no les motiva impartir clases. Es una lástima porque enseñar es la vida misma ».