(Re)vendedores y precios topados: ¿quién detiene la estafa?

Una cosa ha sido admitir oficialmente el tope de precios a los productos agropecuarios, y otra bien distinta su aplicación.

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Caricatura de Alfredo Martirena sobre precios de productos agropecuarios.
Laura Lyanet Blanco Betancourt, y Claudia Rodrí­guez Guas, Jesús M. Corcho Rodrí­guez y Yordany Lugo López, estudiantes de periodismo.
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02 Abril 2018

En noviembre de 2017, debido a la escasez de alimentos que originó el paso del huracán Irma por Villa Clara, el Consejo de Defensa Provincial topó precios a las mercancí­as de puntos de venta, carretilleros, y mercados de oferta y demanda.

Camajuaní­ (Vueltas)  

Comerciante 1: Nosotros vendemos ají­ a cinco pesos el pote de helado, ají­ que producimos directamente en el campo. Por eso cumplimos con los precios topados, porque el producto no pasa por los revendedores.

Comerciante 2: Te exigen vender barato, pero ¿dónde compras barato? Por ejemplo, los ñames blancos después del ciclón están escasos. En mi caso, los he pagado al productor a diez pesos la libra, y aquí­ esta topado a 5,50; tengo que venderlo a doce.

Cuando existí­a el mercado del Caracatey, en Santa Clara, entraban productos de todos los municipios y comprábamos a precios módicos. Habí­a un balance, pero lo cerraron.

Consumidor: Me ha sucedido que llego al punto de venta, miro la pizarra y veo malangas a cinco pesos. Cuando pregunto, el vendedor me dice «esa es la libra de la chiquita, porque la grande es a diez », pero eso no está en la pizarra. Siempre hacen sus marañas.

La medida, inicialmente concebida para un cuatrimestre, se extendió hasta abril por causa de la lenta recuperación de las producciones de viandas y otros cultivos en el territorio, según informó a Vanguardia Bárbaro Monteagudo Fernández, vicepresidente del Consejo de la Administración provincial.

Pero lo que prometí­a un alivio para la población, no pasó de ser un ligero bálsamo ante el malestar general por el difí­cil acceso a los alimentos. Porque una cosa ha sido admitir oficialmente el tope de precios a los productos agropecuarios, y otra bien distinta su aplicación: ni en noviembre ni ahora la medida ha sido acatada por todos los vendedores, en todos los municipios.

Ante los ojos de la población se han camuflado las listas con los precios de venta, se han adulterado las unidades de medida, se ha expendido al precio que el vendedor entiende más ventajoso para su negocio... Y el ciudadano común, ese que (sobre)vive con su salario, sigue pagando los platos rotos por las violaciones de los cuentapropistas, los retrasos de la agricultura, y el insuficiente control de los cuerpos de inspección y las demás entidades encargadas de chequear y hacer cumplir la disposición del Consejo de Defensa Provincial, de noviembre pasado.

«Tenemos pocos supervisores y muchas actividades por controlar, no solo la venta de productos agropecuarios », declaraba en diciembre Reinaldo Oms Pairol, al frente de la Dirección Integral de Supervisión (DIS) en Villa Clara. Pero para una medida adoptada desde noviembre, pensada quizás desde mucho antes, y en un aspecto tan sensible como la comida, los «refuerzos » debieron preverse casi al tiempo que la disposición. Además, no es secreto que algunos inspectores prefieren cargar prebendas y no responsabilidades.

¿Y si la población colaborara más denunciando a los infractores? Podrí­a hacerse; en ocasiones se ha hecho, pero y esto es lo que deben entender las autoridades ayudar no significa hacer el trabajo de otros que sí­ perciben un salario por notificar, prevenir, decomisar o multar a los transgresores.  

Remedios  

Consumidor 1: Yo voy a una plaza que es de una CCS y ahí­ los precios son más asequibles. A los carretilleros casi nunca les compro, pero les resuelven un gran problema al pueblo, a pesar de que están con precios bien altos, porque ¿qué trae Acopio? Yo tengo una placita a una cuadra de la casa y pocas veces abre porque Acopio distribuye muy poco: cuatro o cinco tomates, y la gente se mata para ver si puede o no comprar.  

Carretillero vende productos agropecuarios en Sagua la Grande.
(Foto: SMB)

Consumidor 2: Topados o no topados, están altí­simos los precios   […], y mientras las producciones agropecuarias en este paí­s sigan a ese nivel, no hay estabilidad en precios acorde con el salario de los pobladores.  

Director de Supervisión Integral del municipio: Sí­ se está accionando duro contra el tema de los carretilleros, incluso se retiraron dos patentes y se pusieron tres multas por violar precios recientemente. Somos   pocos, no podemos estar a la misma vez en todos los lugares, son muchos los carretilleros y nos es imposible. Nosotros pedimos por esa parte que el pueblo nos apoye, nos llamen y nos digan los carretilleros que violan los precios, porque nosotros no somos adivinos. […] El pueblo es el que no apoya en eso, aunque hay quien sí­ ha denunciado lo mal hecho. Hay falta de comunicación y divulgación; el mejor inspector es el pueblo.  

Consumidora: Cada uno de los dirigentes asignados a esta tarea lo que debe realizar son inspecciones sorpresivas, ser una persona más de la población y llegar y comprar productos para que vean que es un engaño total lo que existe con la población. […] Y [los vendedores particulares] les resolverán el problema a los que tienen hostales, a los que reciban dinero del exterior, pero a mí­ que soy una maestra, que vivo de mi salario, no, porque no es solamente la comida: tienes que vestir, calzar, comprar medicamentos.

Con este desatino, lo que parecí­a una medida coyuntural de alto impacto popular para muchos no pasó de ser una mera formalidad. Y cuando todaví­a se espera que las aguas tomen un cauce provechoso para la mayorí­a esto, si el gobierno le hiciera frente al descontrol de precios en todos los territorios, los que pueden, o quieren, se someten a la estafa del vendedor; otros prefieren madrugar en una cola para comprar mercancí­as en las ferias dominicales; mientras algunos se transportan hasta Sancti Spí­ritus los fines de semana, para abastecerse allí­ de productos más variados y menos costosos que los que se ofertan en las plazas villaclareñas.

Caricatura de Alfredo Martirena sobre precios de productos agropecuarios.
(Caricatura: Alfredo Martirena)

Manicaragua    

Carretillero: Me rijo por los precios topados, a pesar de que pago al contado al campesino y tengo que pagar también el transporte. Además, los inspectores controlan mucho.    

Consumidora: El servicio es bueno, no se puede negar que con los precios topados ha existido una diferencia   […], pero aún presentan deficiencias algunos puntos de venta particulares.

Placetas  

Consumidor 1: En la feria dominical hay una parte que no presenta alteraciones en los precios, y otra en la que la tablilla de los precios no aparece por ningún lado. En esa parte se altera el costo de los productos en venta.

Consumidor 2: Aquí­ ves que la pata de cebolla blanca está a 60 pesos, cuando el precio tope es de 40; la col a diez y el tope es de dos pesos por libra; el ñame está aprobado a 5.50 la libra, y te la venden a ocho; y con la costilla de cerdo, que debe ser a 15 (la libra), la venden a 27.

Para describir esa realidad que se vive hoy en la provincia más central de Cuba, con relación a los precios máximos de venta para productos agropecuarios, un equipo de reporteros de Vanguardia visitó cinco municipios (Quemado de Gí¼ines, Camajuaní­, Manicaragua, Placetas y Remedios). No todos los entrevistados (clientes o vendedores) accedieron a publicar sus nombres en el periódico. Sin embargo, se conservan las grabaciones con sus declaraciones, en aras de la credibilidad de este trabajo y del medio.

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