
Esta vez no calzaba zapatos blancos. Lo que no significa que para Nemesia Rodríguez Montano haya dejado de ser su color preferido para abrigar sus pies. Llegó hasta Santa Clara acompañada de su hermana Lucía. Invitadas por la Unión de Jóvenes Comunistas del territorio, ambas accedieron a compartir la triste historia familiar, víctimas del ataque mercenario por Playa Girón.

Así, en el teatro de la Escuela Pedagógica Manuel Ascunce Domenech, jóvenes de este centro, más otros del Instituto Politécnico Lázaro Cárdenas y del preuniversitario Abel Santamaría preguntaron a las visitantes sobre sus vidas. Ante el micrófono, Nemesia superó la nostalgia que le causa recordar los hechos. Narró en detalles cómo un avión bombardeó el camión en el que se trasladaban hacia Jagí¼ey Grande. En el acto vio morir a su madre, mientras uno de sus hermanos y su abuela resultaban heridos.
«Todo transcurrió en cuestión de segundos. Cuando nos dijeron que debíamos evacuarnos y recoger algunas pertenencias, en lo primero que pensé fue en mis zapaticos blancos que mi mamá acababa de comprarme. Yo no tenía idea de lo que estaba pasando. Supuse que en Jagí¼ey me los podría poner porque allá si había carreteras y aceras. Imagínense ustedes, yo solo tenía 13 años. Con el transcurso del tiempo es que he podido entender la magnitud de lo sucedido », comentó.
Los jóvenes se interesaron por saber porqué Nemesia y su familia continúan viviendo en un lugar donde tienen tan amargos recuerdos. Ella respondió que a pesar de todo prefiere los ajetreos de la ciénaga. Específicamente, en el caserío de Soplillar, lugar donde ha echado raíces. Solo se irá de ahí cuando la propia vida lo imponga. «Cuando no pueda valerme por mí misma y tenga que depender de mi hija, entonces me iré con ella para Jagí¼ey Grande », dijo.

Durante el intercambio también se habló del vínculo de Nemesia con Fidel. La «flor carbonera », como se le conoce a partir del poema del Indio Naborí, rememoró el encuentro que sostuvo con el líder histórico de la Revolución cubana durante el VI Congreso del Partido.

«Fue una experiencia única. Yo siempre quise abrazar a Fidel, darle un beso. Y en esa oportunidad me sentí muy nerviosa. Pero él me transmitió fuerzas y energías positivas. Fidel era un hombre que cuando te tocaba te daba esas fortalezas. Luego, en el VII Congreso, cuando casi se despidió de nosotros yo estaba sentada en la primera fila y al escucharlo hablar lloré mucho ».
Lucía por su parte no estuvo durante el bombardeo en Playa Girón. Se encontraba estudiando en La Habana, según un proyecto ideado por Celia Sánchez Manduley y apoyado por Fidel.
«Fue Celia quien me habló de la tragedia ocurrida en mi familia rememoró Lucía e hizo lo posible para que yo estuviera en los funerales de mi mamá. Cuando hablo de Celia es como si lo hiciera de una madre. Me apoyó mucho y ofreció todo el cariño que necesitaba una joven de 15 años como yo en aquel momento tan duro ».
Antes de finalizar el encuentro, Nemesia y Lucía aconsejaron a los jóvenes no olvidar la historia. Les dijeron que no hagan caso de los difamadores que quieren tergiversar la verdad. «Confiamos en la juventud de ahora dijo Nemesia que podemos darle responsabilidades y que sabrán cuidar el legado de Fidel y Raúl ».
Desde el plenario, más de una voz se alzó para agradecer a ambas por la oportunidad de conocer los sucesos contados por sus protagonistas, por las verdaderas víctimas de ataques terroristas.
