
Sao Paulo cautiva. Edificios que parecen tocar el cielo por la majestuosidad de su ingeniería y un desarrollo económico gigantesco lo convierten en la tercera zona metropolitana más grande del continente americano, solo precedida por Nueva York y Ciudad de México. Allí desarrollan su vida unos 11 millones de habitantes, para quienes resulta natural el imponente diseño del Puente Octávio Frias de Oliveira, el único del mundo dotado de dos pistas curvas sostenidas por un solo mástil de hormigón.
La urbe está marcada por el derroche de tecnologías y grandes lumínicos, que impactaron a Emilio Candales Sánchez y Laudy Rodríguez Ruiz ambos del policlínico santaclareño José Ramón León Acosta, dos galenos villaclareños que llegaron a Brasil un día de agosto de 2016 para cumplir su cuarta misión por el mundo.
Bastó adentrarse en las comunidades para percibir el contraste entre lo sumamente opulento y la pobreza extrema. Por ello no dudan en afirmar que constituyó la experiencia más impactante en relación con las anteriores.
«Trabajamos durante dos años y cuatro meses en el municipio de Yanyira, donde había 36 médicos cubanos. Estábamos a media hora de Sao Paulo como centro económico principal de Brasil; sin embargo, era significativa la pobreza de gran parte de sus pobladores. Algunos segmentos del entorno son muy parecidos a las clásicas favelas, con un universo penetrado por la violencia junto al uso indiscriminado de drogas.
La otra cara de la luna
Varias veces Laudy y Emilio, unidos hace 22 años en la vida, se preguntaron el porqué de tan abismales contrastes. Les costaba trabajo penetrar en ese mundo, en el cual la mayoría de los pacientes eran víctima de una violencia suprema, mientras muchas madres pedían que ayudaran a sus hijos a salir de las garras de la droga.
En medio de este entorno, el panorama de salud está agravado por las enfermedades crónicas no trasmisibles, el parasitismo intestinal y los tumores malignos. Unos 20 000 colaboradores cubanos atendieron durante todo el período a 113 359 000 pacientes, en más de 3600 municipios, en tanto 700 demarcaciones vieron, por primera vez, a un médico en toda su historia.
Para Laudy la desnutrición proteico-calórica de la infancia se convirtió en una especie de trauma. «Los menores están afectados por numerosas deficiencias óseas y mentales. Me llamaba la atención la cantidad de diagnósticos de autismo existentes… Muchos eran falsos. Con solo suministrarles elementos nutricionales comenzaban a mejorar ».
Los médicos cubanos hicieron el máximo en el nivel primario de Salud; sin embargo, la atención secundaria le resulta muy difícil al brasileño de a pie. La quimio y radioterapia en el tratamiento del cáncer constituyen verdaderas utopías.
«Un examen complementario demora, aproximadamente, un mes para recibir los resultados, sea cual sea la enfermedad, lo que pudiera causar la muerte de un ser humano por no tener un tratamiento efectivo. Y qué decir de las embarazadas. A veces los estudios de laboratorio y ultrasonidos llegan cuando ya el parto fue realizado o se produjo un desenlace infeliz », subraya Emilio.
¿Alguna vez sintieron el rechazo popular?
La población estaba acostumbrada al Programa Más Médicos en las unidades básicas de Salud. Se sentía feliz con el personal de la Isla y por el trato recibido en las consultas. Atendíamos a las gestantes, a los niños y a los adultos. Se veían 30 pacientes promedio al día, incluso por encima, y cada vez superábamos los asistentes. Argumentaban que el médico cubano miraba al paciente, conversaba con él, ante la indiferencia de los profesionales locales, así lo expresaban luego de tomar confianza.
«No estaban acostumbrados al tiempo que se le dedicaba a cada persona para examinarla y estudiarla de manera integral. Y a veces les molestaban esas demoras, pero cuando comprobaban todos los procedimientos necesarios para el logro de una correcta atención cambiaban de opinión ».
Antes de regresar de vacaciones a la patria, Laudy y Emilio notaban que algo extraño sucedía con la presencia de los médicos cubanos en Brasil.
La actitud irreverente del nuevo presidente electo, Jair Bolsonaro, resultó un golpe a todos los derechos humanos de quienes jamás habían sentido la presencia de un médico en localidades lejanas de su país, en las desgarradas favelas envueltas en la miseria o entre los peligros existentes en plena Amazonía.
Se dudó de la preparación de los galenos cubanos, se pretendió condicionar su permanencia a la reválida del título, y se sugirió la contratación individual. Nadie hizo caso de los convenios establecidos con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), mientras se borraron de un plumazo los resultados de la presencia cubana desde agosto de 2013.
No había que esperar más. Existían razones suficientes para que el Ministerio de Salud Pública de Cuba ofreciera una contundente respuesta.
«Inaudito que Brasil nos exigiera realizar un examen de suficiencia. Nosotros nos debemos a los reglamentos cubanos. Creemos que Cuba adoptó esta medida en el momento exacto. Ya de vacaciones aquí escuchamos la Declaración del Minsap por la radio, y nos dolió mucho por esa población ».
¿Cómo fueron los últimos momentos antes de la partida?
Nos preguntaban si regresábamos. La expectativa de lo que iba a pasar resultaba un cráter en el alma de los brasileños sin recursos, mas lo impactante fue que en un estado tan opulento como Sao Paulo, la población reconociera el trabajo de nuestros profesionales y el deseo de que continuaran en cualquier sitio de ese país.
¿Qué papel juegan en la vida de ustedes Sara y Odilia?
Para mí (Laudy) serán inolvidables. Sara o Eliani, como a ella le gusta, es una enfermera jubilada que se robó mi corazón. Odilia Silva se desempeñaba como jefa del puesto donde trabajaba. Sumamente ética y profesional, alguien que paga sus estudios de enfermería. Acaba de comunicarse conmigo, me preguntó si volvíamos, y al confirmarle la negativa, argumentó: «No sé qué vamos a hacer sin ustedes. No me comunico más porque las lágrimas me ahogan ».
En tanto Emilio guarda en su móvil un documento entregado al Gobierno, por parte del Consejo Nacional de Secretarías Municipales de Salud y el Frente Nacional de Prefectos de todo Brasil, que defiende a los médicos cubanos.
Habla de los miles de médicos que hay allá asistiendo a una población superior a los 20 millones en más de 3000 municipios, y alertan al gobierno electo ante los inminentes perjuicios humanos.
En una de sus partes enfatiza: «Esto representará la pérdida cruel del derecho universal de salud, especialmente para los más pobres ».
Mientras, en Villa Eunice y Villa Gabriela, donde prestaron servicios Laudy y Emilio, o en cualquier lugar donde se deslizaron en canoa o barcas improvisadas otros cooperantes cubanos por la intrincada Amazonía, desafiando peligros, conviviendo con serpientes temibles y en medio de las añoranzas por su tierra y su familia, estará la huella de quienes un día se lanzaron a curar las almas más humildes con el simple pasaporte de ser médicos.
Merecido recibimiento
El Dr. Arnaldo Meneses Oramas, vicedirector provincial de Salud, afirma que ya existe todo un programa con los colaboradores que regresarán de Brasil. De momento se visita a los familiares para patentizarles el feliz cumplimiento por parte de sus seres queridos.
El arribo del primer grupo de villaclareños está previsto para los próximos días, de manera escalonada, e incluirá actos de recibimiento en los colectivos laborales y en las comunidades de residencia.

Será misión cumplida con todos los honores y distinciones que merecen.
Por su parte, la licenciada Arelys Tejeda Márquez, jefa del Departamento de Colaboración Médica en Villa Clara, informó que 1145 coterráneos ofrecieron su aporte en Brasil durante todo el tiempo de misión.
Hasta este momento permanecen allá 542 colaboradores con representación de todos los municipios, aunque la mayor cifra recae en Santa Clara.
Y más de 2000 villaclareños prestan servicios en otras 47 naciones del mundo.