Una maestra especial

Wendy Tosca Tagle solo cuenta con tres meses y unas semanas de labor como docente, pero ha demostrado capacidad en el desempeño de sus funciones.

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Osmaira González Consuegra
Osmaira González Consuegra
@oglezc
1960
21 Diciembre 2018

 

Wendy Tosca Tagle, joven maestra de la enseñanza especial.
Wendy Tosca Tagle. (Foto: Osmaira González Consuegra)

Egresada de la Escuela Pedagógica Manuel Ascunce Domenech, Wendy Tosca Tagle solo cuenta con tres meses y unas semanas de labor. En este primer año como maestra, imparte clases a un grupo de ocho alumnos portadores de discapacidad intelectual matriculados en primer grado en la escuela especial Sueños Martianos, de Santa Clara.  

Como docente ha demostrado capacidad en el desempeño de sus funciones, a partir de la guí­a de la jefa de ciclo y tutora, Yolanda Reyes Moreira.

Es independiente y se autoprepara para lograr el máximo desarrollo de la expresión oral en los menores que atiende, y así­ logra que estos muestren resultados en el orden de la lecto-escritura en lo que va de curso escolar. Se destaca en el uso de medios de enseñanza en cada una de sus clases, en las cuales posibilita que memoricen adivinanzas   y trabalenguas. Trabaja por el desarrollo de habilidades con los menores, a pesar de su diversidad.

En sus clases logra expresar sentimientos de respeto al trabajo y los inculca a sus alumnos. Trabaja de forma preventiva el comportamiento adecuado, dentro y fuera del centro. Disciplinada, cumplidora, resultó ser trabajadora destacada en el mes de septiembre. Cursa el primer año de Licenciatura en Defectologí­a en la sede pedagógica de la Universidad Central «Marta Abreu » de Las Villas, con buenos resultados hasta la fecha. Participa en las actividades sindicales con entusiasmo y se identifica con el colectivo de trabajadores.

Wendy Tosca Tagle, joven maestra de la enseñanza especial.
(Foto: Osmaira González Consuegra)

Al preguntarle sobre sus motivaciones para elegir esta profesión, confiesa que fue desde 9. º   grado, cuando la llevaron a ver un matutino en la escuela especial para niños ciegos Fructuoso Rodrí­guez. «Vi cómo eran capaces de hacer lo mismo que los alumnos normales. Les tomé cariño y aprecio, desde entonces decidí­ que serí­a maestra de la enseñanza especial ».

Dulce, cariñosa, afable y con mucha ternura, Wendy habla de sus alumnos con amor. Refiere que tienen una peculiaridad que la motiva a venir todos los dí­as a trabajar. Asimismo, cuenta con la ayuda de los padres, con quienes tiene excelentes ví­nculos. También recibe el apoyo de su propia familia, pues desde un principio le dijeron que ella podí­a desempeñarse en tan noble labor. Con apenas 19 años, desde su primera experiencia frente al aula demuestra que será una maestra muy especial.

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