Las encrucijadas de Deysi

En el 2018 Deysi Caridad Nodarse Rodrí­guez mereció el Premio Especial del Mined. Ella labora desde hace 29 años como maestra de la enseñanza primaria. Conozca aquí­ parte de su vida profesional y personal.

Compartir

Profesora Deisy Caridad Nodarse Rodríguez
(Foto: Carlos Rodríguez Torres)
Osmaira González Consuegra
Osmaira González Consuegra
@oglezc
2334
12 Marzo 2019

Ella habla a través de la mirada. No esquiva los ojos y las palabras le salen del corazón. Lleva 29 cursos frente al aula y siempre trata de usted a sus alumnos. «Eso es respeto », dice Deysi Caridad Nodarse Rodrí­guez.

Profesora Deisy Caridad Nodarse de Encrucijada
(Foto: Carlos Rodrí­guez Torres)

Entonces esta mujer que tengo frente a mí­ suspira hondo. Comienza a narrar su largo periplo por varios centros educacionales de la geografí­a villaclareña, sobre todo en Santa Clara, Ranchuelo especí­ficamente en el poblado de Esperanza y ahora en Calabazar de Sagua, en Encrucijada. Mientras la escucho se me eriza la piel al pensar que inició el camino del magisterio justo cuando la economí­a cubana tocó fondo. Cuando muchos pedagogos abandonaban el sector porque el salario no les alcanzaba.

Sin embargo, Deysi no se amilanó ni se dejó vencer por los apretujones del bolsillo, los apagones y los graves problemas en el transporte. En el curso 1989-1990 dejó el uniforme color verde de la Escuela Formadora de Maestros, y con dos meses de embarazo se puso por primera vez ante el pizarrón, con tiza y borrador en mano.

«Era un grupo de 24 estudiantes de 2. º grado rememora, y no niego que me puse muy nerviosa. Ha sido el momento más difí­cil de mi carrera. Contaba con la asesorí­a de una maestra de mayor experiencia que me visitaba cada clase, hasta que un buen dí­a me dejó sola porque consideró que ya tení­a el valor y los conocimientos necesarios para enfrentar a los estudiantes sin su ayuda. Lamento no recordar su nombre, pues le estoy muy agradecida ».

Durante esa etapa, y a la par de la gestación, Deysi inició la Licenciatura en Maestra Primaria, en la modalidad de curso por encuentros. Todaví­a no se explica cómo pudo vencer cada materia, entre los viajes al Pedagógico, la barriga creciendo, atender la casa y asistir cada dí­a a la escuela Olga Alonso, de Santa Clara.

«Fueron seis años viajando. Ya viví­a en Esperanza y con la niña chiquita. La licencia de maternidad fue de solo tres meses. No puedo olvidar el apoyo incondicional de mi esposo, Pedro Antonio Noya Calcines, graduado de profesor de Educación Fí­sica y ahora trabajador del Inder de Encrucijada. Otros miembros de la familia también me ayudaron mucho. Mi mamá, sobre todo, pero al fallecer ella tuvimos que venir a vivir para Calabazar a cuidar a mi papá ».

Profesora Deisy Caridad Nodarse de Encrucijada
(Foto: Carlos Rodrí­guez Torres)

Corrí­an los años 90. La situación económica se tornaba cada vez más tensa, pero a la vez crecí­a mi amor por el magisterio. Durante dos cursos, cada madrugada exactamente a las 4:00 a.m. Deysi se levantaba para llegar a tiempo a la escuela José Martí­, en Santa Clara, porque todaví­a no habí­a conseguido el traslado. El esposo la acompañaba hasta las calles más iluminadas de Calabazar, con la preocupación de haber dejado a su niña, Yanet, durmiendo sola en la casa.  

Más tarde, y desde hace 20 años, comenzó a trabajar en el seminternado Antonio Maceo, en Calabazar de Sagua.

«Aquí­ he vivido momentos inolvidables. Todos los niños me han enseñado a amar cada dí­a más lo que hago. Me supero y no le temo a las dificultades. Por eso me considero una persona fuerte ».

Tan fuerte que en el 2000 decidió tener otro hijo. Y nació Yoandry mientras el padre cumplí­a misión en Venezuela.

«Otra vez me sentí­ en una encrucijada, y no justamente en el pueblo donde vivo, sino algo muy personal. Alegrí­a por mi hijo, pero congojas por saber a mi esposo lejos. Entonces volví­ a sobreponerme. A los ocho años el niño empezó a padecer de epilepsia. Una situación que enfrenté sola y sin dejar de asistir al aula, porque creo que los problemas personales no pueden interferir en los laborales ».

De tal manera, entregando un poco de sí­ a la familia y otro tanto a los alumnos, Deysi cuenta con un reconocido aval en el magisterio. Su mayor satisfacción es ver cómo el estudiante se apropia de los conocimientos impartidos. Para ello busca todas las ví­as posibles. Crea medios de enseñanza, se prepara todos los dí­as.

«Hoy soy maestra de 6. º grado, pero en dos ocasiones he transitado todo el ciclo, desde 1. º. Me gustarí­a repetir esa experiencia, pues es muy enriquecedora. Te compenetras mejor con el alumno y su familia ».

Profesora Deisy Caridad Nodarse de Encrucijada
(Foto: Carlos Rodrí­guez Torres)

De todas las asignaturas que imparte, la más complicada para esta educadora es Historia de Cuba, porque según ella: «No puede ser un monólogo. Hay que transmitirle al alumno vivencias de hechos que él no conoció. Hace falta acudir mucho al libro de texto, al laminario, las pelí­culas y los softwares educativos. Me auxilio mucho de la bibliotecaria y del profesor de Computación ».  

Por su consagración y entrega a la educación, además de su humildad, sensibilidad y serenidad, Deysi Caridad Nodarse Rodrí­guez mereció en 2018 el Premio Especial del Ministerio de Educación. Se trata del mayor reconocimiento a quienes dí­a a dí­a alcanzan los mejores resultados en el desempeño profesional.

Comentar