
El servicio de Oncohematología del Hospital Pediátrico Universitario José Luis Miranda, de Villa Clara, reporta aproximadamente un 83 % de supervivencia en leucemias con mejores pronósticos.
La Dra en Ciencias Tamara Cedré Hernández, hematóloga de ese centro asistencial, precisó que, aunque esta cifra varía según el grupo de riesgo de la enfermedad, es alentador que en los de mayores complicaciones sobrepasa el 70%.
«En el caso de las de tipo mieloide aguda, a nivel mundial se registra entre un 30 y 50 % de supervivencia, mientras en nuestro servicio oscila entre el 50 y el 60 % », explica la titular.
Al evaluar los últimos años se constata el incremento de las leucemias o cáncer en la sangre, así como de los diagnósticos oncológicos de enfermedades de mayor complejidad, además de otras con más alto riesgo de recaída, y algunas que son propias de la adultez, pero también inciden en la edad pediátrica.

El férreo bloqueo que golpea continuamente al servicio afecta la disponibilidad de citostáticos con alto costo. La Dra. Marta Beatriz García Caraballoso, al frente de todo el equipo, explica que estas limitantes obligan a buscar alternativas y exigen, incluso, dividir la dosis para que llegue a todos los infantes.
«Lo sentimos, cuando en determinado momento los niños han hecho reacción a uno de los fármacos, y no podemos adquirir sustitutos en otros mercados porque tienen patente norteamericana, y nos limita. La falta de catéteres permanentes que deben emplearse, conlleva el riesgo de procesos infecciosos, a veces con un desenlace fatal causado por la propia afección ».
Un estudio de supervivencia realizado por el servicio a partir de la década de los 70 indica que determinados tipos de leucemias pueden curarse. Ya superan los 160 sobrevivientes desde los primeros casos de leucemias linfoides aguda (LLA) tratados por la Dra. Berta Vergara Domínguez hasta la actualidad, y hoy son adultos incorporados a la vida laboral y con descendencia.
Para el Dr. Yandry Alfonso Chang, vicedirector de la institución, el equipo de Oncohematología pediátrica tributa al centro una notoria estabilidad desde el punto de vista científico y asistencial, a pesar de figurar, por sus propias características, entre las secciones más complejas.