
Ricardo Alarcón de Quesada, diplomático, político y escritor, y el jurista Rodolfo Dávalos Fernández, Premio Nacional de Derecho, dialogaron en Santa Clara con delegados del Poder Popular, presidentes de consejos populares e integrantes de organizaciones de masas, para profundizar sobre los capítulos de la Ley Helms-Burton y sus implicaciones en la sociedad y economía cubana.
Durante el encuentro, los prestigiosos intelectuales cubanos explicaron los daños que trae consigo a los intereses de los actuales y futuros inversionistas estadounidenses, quienes pudieran ser demandados en tribunales por cualquier persona natural o jurídica de su país. También abordaron el impacto de esta ley en la inversión extranjera, el turismo y los trabajadores no estatales, al desestimular a inversionistas que negocien en Cuba, ante los riesgos económicos e inseguridad jurídica que entraña esa legislación.

De igual forma, se refirieron a que la ley Helms-Burton cuestiona la legitimidad de las nacionalizaciones dispuestas por la Revolución después de 1959, e insistieron en que estas se hicieron con apego al Derecho Internacional, amparadas en el artículo 24 de la Constitución de 1940, vigente en ese momento.
Sobre la genocida política, Ricardo Alarcón, quien fuera canciller y presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, precisó que resulta una Ley inaplicable aquí, porque para hacerla realidad deberán apoderarse de la isla. «Está concebida solo para Cuba, y busca universalizar el bloqueo y codificarlo », acotó.
Ambas personalidades insistieron en que un elemento esencial para avanzar en la «transición a la democracia » diseñada por la Casa Blanca para Cuba, es la devolución de las propiedades a personas o entidades que las perdieron el 1. º de Enero de 1959, o después, porque las relaciones futuras entre un gobierno democrático en Cuba reconocido por EE. UU. tendrán como condición la solución del sistema de la propiedad.
Entre las intervenciones de los participantes en el encuentro, Ramón Prado, presidente del consejo popular Capiro-Santa Catalina, dijo a nombre de los presentes que los santaclareños no cederán ante las pretensiones yanquis, y tendrán que venir a quitarles lo que actualmente disfrutan gracias a la Revolución, y eso no será tan fácil como piensan.

Por su parte Alarcón manifestó su confianza en el futuro, porque como señaló: «No hay Trump que dure cien años ni mundo que lo resista », y destacó que los cubanos no pueden bajar la guardia ante las pretensiones yanquis, «porque no se puede confiar en el imperialismo ni un tantito así », como expresó el Che.
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