Central George Washington: Sin retorno al pasado

Los trabajadores del ingenio dominicano otrora propiedad del general Fulgencio Batista continúan aportando a la economí­a, sin reconocer las demandas amparadas por la Ley Helms-Burton.

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Azúcar clase A refinada en el central George Washington, de Santo Domingo, Villa Clara.
El ingenio George Washington —único de su tipo en el país que produce azúcar clase A— asegura la materia prima de empresas mixtas cubanas, lo que contribuye a la sustitución de importaciones. (Foto: Ramón Barreras Valdés)
Idalia Vázquez Zerquera
Idalia Vázquez Zerquera
@IdaliaVzquez
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21 Mayo 2019

En las llanuras del municipio villaclareño de Santo Domingo, un coloso se aferra a su presente como empresa estatal socialista, para dejar atrás los años en que las riquezas derivadas de las altas moliendas engrosaban los bolsillos de su antiguo dueño, el general Fulgencio Batista.

Un negocio que según reseña Guillermo Jiménez en su libro Los propietarios de Cuba 1958, unido a otras propiedades de hoteles y casinos, lo convirtió en uno de los hacendados más ricos de Cuba con una fortuna calculada en 300 millones de pesos, derivada del dinero mal habido.

Y aunque el central George Washington no está en la nómina de las propiedades demandadas judicialmente a tenor del Tí­tulo III de la Ley Helms-Burton, bien pudiera desencadenar otro reclamo del vecino del Norte, para que los inversionistas extranjeros desistan de invertir en Cuba, y hacer creer al mundo que tendremos que devolver todas las propiedades nacionalizadas o confiscadas desde el 1. º de enero de 1959, con el interés de favorecer a descendientes de familias que buscaron refugio en los Estados Unidos tras la huida de Batista.

A diferencia de la época  en que los obreros de ese ingenio reclamaban sus derechos y en el «tiempo muerto » tení­an que dedicarse a otras faenas para no morir de hambre, actualmente sus más de 400 trabajadores se mantienen activos en la recuperación de esa Unidad Empresarial de Base, perteneciente a la Empresa Azucarera Villa Clara, inmersa ahora en un proceso de renovación tecnológica.

Oldaniel Rico, director del central George Washington, de Santo Domingo, Villa Clara.
«Las inversiones que tienen lugar en el central dominicano lo pondrán en condiciones de incorporarse a futuras contiendas y alcanzar mayor eficiencia fabril », refiere su director, Oldaniel Rico Ramí­rez.  (Foto: Ramón Barreras Valdés)

Su director, Oldaniel Rico Ramí­rez, precisó que los cambios comprenden 15 objetos de obra de las áreas destinadas a la elaboración de azúcar crudo, a las que incorporarán una nueva caldera de vapor, tachos, evaporadores, calentadores y clarificadores en condiciones óptimas.

Mientras se instala la nueva maquinaria, prosiguen las labores en la refinerí­a, donde se procesa el azúcar clase A que sustituye importaciones, cuyo plan del año supera las 25 000 toneladas, con destino a empresas mixtas, como Los Portales, en Pinar del Rí­o, y La Estancia, en Sancti Spí­ritus, que la emplean en la elaboración de jugos, refrescos y otros surtidos. También, la Empresa Tecnoazúcar comercializa minidosis del alimento para instalaciones turí­sticas.  

Los resultados de los análisis de calidad y el cumplimiento de los parámetros medibles para la inocuidad del producto, convierten al «George Washignton » en el principal proveedor de las entidades antes citadas.

Una nueva sala de control dotada de tecnologí­a de punta permite controlar de manera automática la entrega de electricidad al Sistema Electroenergético Nacional (SEN), al que aportan 1,2 MW diarios mediante la combustión de la biomasa, residuales de la refinerí­a í‘ico López, y lodos de grupos electrógenos recuperados.

Al indagar sobre la activación del Tí­tulo III de la Ley Helms-Burton, Oldaniel Rico Ramí­rez se refirió a los riesgos para futuros proyectos con financiamiento foráneo.

Sin embargo, mostró su confianza en el futuro, ante la posición solidaria de numerosas empresas extranjeras de continuar invirtiendo en Cuba y el rechazo internacional al genocida bloqueo impuesto por los Estados Unidos a nuestro paí­s,  desde hace casi 60 años.

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