La Gloriosa Santa Clara: La celebración del 12 de agosto

Cada 12 de agosto los santaclareños celebran la verbena de la calle Gloria. En sus inicios fue una celebración religiosa y hubo tiempos en los que no asistir era penado con cuatro ducados.

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La calle Gloria engalanada cada 12 de agosto recibe a los santaclareños que asistesn a la Verbena de la calle Gloria, de Santa Clara.
Cada 12 de agosto la calle Gloria amanece engalanada para recibir a los sataclareños que asisten a la Verbena,
Ovidio C. Dí­az Bení­tez
2603
11 Julio 2019

La génesis de las festividades del 12 de agosto se puede encontrar en las llamadas fiestas patronales, que eran celebraciones religiosas de origen hispano en honor al Santo Patrón de cada pueblo o ciudad.

A partir del 14 de junio de 1689, por auto firmado en La Habana por el obispo Evelino de Compostela, se denominó el sitio de Antón Dí­az con el nombre de Gloriosa Santa Clara, el que quedó para designar a la villa y ser esta santa la patrona y abogada; así­ mismo habí­a sido señalado con anterioridad por el capitán general de la Isla, Antonio de Viana e Hinojosa.

Verbena de la calle Gloria, en Santa Clara.
Verbena de la calle Gloria, en Santa Clara.
Verbena de la calle Gloria, en Santa Clara.
Como es tradición, el cuartel de bomberos  también es escenario de actividades artí­sticas que, como expresión de la cultura popular, se extiende por la calle Gloria. (Foto: Archivo de Vanguardia)

Fue este sitio el que por orden de dicho obispo y capitán general se designó para el incremento población de la nueva villa, a la que también se le llamó: Cayo Nuevo, Los Dos Cayos (para nombrar a Santa Clara y Remedios), Villa Nueva de Santa Clara del Cayo, Pueblo Nuevo de Antonio Dí­az; también en las Actas Capitulares podemos encontrar la denominación de Villa Nueva de Santa Clara.

De manera oficial, y después de haber recibido una imagen de la virgen, el 16 de agosto de 1695 se acordó en reunión del cabildo bajo el mandato del alcalde ordinario, capitán Juan Sarduy, y el resto de las autoridades, celebrar cada 12 de agosto la fiesta a la Gloriosa Virgen de Santa Clara de Así­s, lo cual se le hizo saber al cura y vicario don Diego Rubí­ de Celis, testimonio que fue consignado en el Archivo Eclesiástico de la villa.

En los primeros años las festividades se realizaron según los escasos recursos de los pobladores y el gobierno de la nueva villa, y para garantizar la asistencia de los habitantes, el cabildo las anunciaba con antelación, mediante bandos. Era de tanto rigor la presencia e incorporación a las fiestas, que ausentarse o no participar en ellas era penado con el pago de cuatro ducados (moneda española que circulaba en aquella época) y hasta cuatro dí­as de cárcel. Incluso los vecinos más distantes concurrí­an y permanecí­an durante todo el dí­a entregados a los más diversos juegos y divertimentos. En la noche, la villa se mantení­a iluminada   hasta las 12:00 de la noche, en que se daba por terminado el jubileo.

Estas celebraciones se sucedieron durante todo el perí­odo colonial y neocolonial, aunque no de manera sistemática, e incluso, en ocasiones, no llegaron a ser grandes fiestas. Del perí­odo republicano existe material fotográfico sobre el desarrollo de estas en el cuerpo de bomberos de nuestra ciudad (Santa Clara de Así­s es la protectora de los bomberos).

En la proximidad del 12 de agosto, los vecinos de la calle La Gloria apoyaban a los bomberos en las labores de limpieza y acondicionamiento del lugar, con el uso de plantas ornamentales y banderolas de diversos colores. A todo lo largo de las cuadras se situaban, a ambos lados, sillas de tijeras para ver pasar la procesión, que partí­a desde la capilla del cuartel de bomberos, después de celebrada la misa. La imagen de la patrona era llevada en hombros de los bomberos hasta el término de la calle y hacia el rí­o Cubanicay, donde era situada en un altar provisional construido especialmente para la ocasión, y allí­ permanecí­a hasta la media noche, en que era devuelta a su sitio de origen.

La banda del cuerpo asumí­a el acompañamiento musical de principio a fin de las acciones, unido a su función de escoltar a la venerada virgen.

Desde un principio, el cuerpo de bomberos contó en su local con un espacio reservado para la Santa Patrona y Protectora. Desde 1922 y hasta el triunfo de la Revolución, la imagen de Santa Clara de Así­s, que habí­a sido adquirida en Barcelona y donada por el Sr. Antonio Tenorio Pichardo, fue entregada a la iglesia. A partir de ese momento la Verbena de la calle Gloria estuvo ausente durante casi tres décadas. No fue hasta 1989, por las conmemoraciones del aniversario 300 de la fundación de la ciudad, cuando se revitaliza esta tradición; aunque es justo señalar que en los años precedentes hubo esfuerzos palpables y reconocibles de directivos del Ministerio de Cultura y vecinos de la localidad, que no dejaron caer en el olvido ni en la ausencia esa fecha, en la actual calle Leoncio Vidal, que sigue siendo por tradición la calle Gloria: la de la Verbena.

La celebración se ha mantenido como parte de una tradición despojada, en estos momentos, del matiz religioso, y que busca el rescate de lo popular: la fecha, el lugar, la diana, los juegos, la venta de flores, dulces, comidas tí­picas. Se le han adicionado elementos inherentes a las presentes generaciones, como la música rock, el rincón criollo y otras manifestaciones resultantes de otras culturas, como la presencia china en nuestra localidad, por solo citar algunos ejemplos.

La Verbena de la calle Gloria es hoy un sí­mbolo y expresión de nuestra cultura e identidad local; es un elemento esencial de lo que nos une y acerca a nuestras raí­ces.

 

 

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