
Llegar a la localidad remediana de General Carrillo impone vencer los 40 km que la separan de la cabecera municipal, trayecto que pone a prueba la pericia de choferes, llamados a esquivar los escollos del camino con un incesante zigzagueo.
Una vez en el sitio, la vida se llena de gente humilde, de esas de buen corazón que miran de frente y extienden las manos para acompañarnos en cada paso que damos.
Al filo de un ardiente mediodía llegó la comitiva para evaluar el cumplimiento del Programa de Perfeccionamiento Integral del Sistema del Poder Popular, y le correspondió a José Abel, un artista aficionado surgido del pueblo, regalar sus canciones como inicio del intercambio.
Luego de ritmos y palmadas apareció Bárbara Hernández Hernández, máxima representante del Consejo Popular y delegada por cinco mandatos, quien sin fustas ni prepotencias, procura el bienestar de su comunidad.

Barbarita es rebelde y pasional en su trabajo, una cubana que dice las verdades sin quitarle la razón a aquellos que la tienen, y lo primero que sugirió fue un intenso trabajo para revertir las opiniones negativas en torno a los delegados.
Poco a poco, y a su manera, expuso los resultados que ratifican lo ya alcanzado y lo mucho que falta por hacer. En esto último hizo mayor énfasis, porque sabe que coincide con las inconformidades compartidas por la vecindad.
Por ello abordó la falta de sistematicidad en el suministro de productos en el mercado y el déficit de piezas de repuesto en los talleres de servicios.
Hizo referencia a la poca sostenibilidad en el programa de floricultura y a los viales que sobrepasan el límite del mal estado. Tampoco logran la entrega percápita establecida en el autoabastecimiento municipal, mientras persisten atrasos en el pago a los campesinos por la venta de ganado mayor.
Uno de los sueños de los lugareños es la recuperación del estadio de béisbol, por las ansias de disfrutar y practicar el deporte nacional. También reclaman agilidad en las respuestas a determinados planteamientos.
Otro llamado de atención está relacionado con las interconsultas. A veces se suspenden y no llega el aviso, lo que, con total razón, irrita a los pobladores, que deben recorrer largas distancias en una época de caminos difíciles y transporte complejo.
Aun así los casi 3000 habitantes de General Carrillo hacen historia. Aquella zona de silencio quedó atrás y desde el poblado pueden comunicarse con cualquier parte del universo mediante la WiFi.
Pero, para continuar incentivando el bienestar colectivo, están convocados a intensificar los programas de Desarrollo Local y los proyectos comunitarios.

Y de los asistentes salieron notorias experiencias aportadas por dos baluartes en la productividad agrícola. Que lo digan René Pérez y José Raúl Denis, presidentes de las Cooperativas de Crédito y Servicios (CCS) Celestino Gutiérrez y Armando González, respectivamente, cuyos resultados inscriben pautas a nivel provincial e incluso nacional.
A René le satisface decir que sus asociados son los mejores en semillas de granos en el país, con 38 variedades de frijoles; en tanto, José Raúl habla con satisfacción de los saldos generales, sobre todo en la apicultura dentro de la demarcación villaclareña, entre otros sobrecumplimientos.
Al torrente juvenil también se le escuchó con la exhortación del delegado Jaime Marichal a respetar la sesión del despacho establecido entre el delegado con sus electores, como forma de mantener el respeto dentro de la comunidad.
Si algo sobresale en Carrillo es la ausencia de microvertederos, lo que lo hace un pobladito pintoresco con el concurso de su gente. Un sitio que trabaja a fin de solucionar las insatisfacciones que pudieran encontrar respuestas con el aporte de sus habitantes.
Otras requieren el concurso de la unión necesaria entre delegados y directivos de empresas, como los casos de bajo voltaje en algunas zonas, de postes de tendido eléctrico en peligro, y del cambio de imagen de una funeraria que va más allá del mal estado.
Cada quien expresó lo que quería, y al término del encuentro, Marisol García Cabrera, secretaria de la Asamblea Provincial del Poder Popular, consideró excelente el plan de acción dirigido a solucionar las problemáticas. «Que cada quien haga lo que le corresponda para respaldar al delegado del Poder Popular », subrayó.
La tarde avanzó en un sitio caracterizado por la amplia participación comunitaria en las acciones gubernamentales, y que dispone de su estrategia de comunicación.

Barbarita logró la interacción de manera eficaz. Expuso avances y también las cosas que es preciso mejorar. Puso a los funcionarios de las empresas a rendir cuenta de las insatisfacciones, mientras Belkis Delgado, funcionaria que atiende los consejos populares y el trabajo comunitario en el Gobierno provincial, y Alicia Pérez, secretaria del Poder Popular en la Octava Villa de Remedios, también apreciaban el desempeño del encuentro.
Allí, haciendo historia junto a su colectivo, quedaba Barbarita, la mujer de baja estatura y unas 180 libras de peso, incansable y temperamental. La que se levanta cada día a las 5:00 de la mañana para comprobar si la leche llegó al puesto y apreciar con sus ojos la calidad del pan. Quien desearía que el día durara más para aportarle mayor intensidad a la vida.
Con sus responsabilidades comparte, además, su primer mandato como diputada al Parlamento, y cuentan que los largos pasillos del Palacio de Convenciones le resultan pequeños para plantearle directamente a cada ministro las problemáticas de su amado Carrillo.
Así es Barbarita, esa cubana a la que quisiéramos «clonar »; sin ser una heroína ni ofrecer una imagen sobredimensionada de sí misma, pero quien cada día, sin tizas ni pizarrones, ofrece su clase magistral bajo el signo de la honestidad.