
A pesar de la obsolescencia tecnológica, con equipos que rebasan el siglo de explotación, el colectivo de la Unidad Empresarial de Base (UEB) de Conservas y Vegetales Los Atrevidos, de Remedios, prosigue la producción de renglones de alta demanda en el mercado nacional que sustituyen importaciones, dirigidos fundamentalmente a las tiendas recaudadoras de divisas.

Tampoco el huracán Irma acabó con el espíritu emprendedor de sus obreros, cuando el techo de la instalación quedó totalmente devastado por los fuertes vientos, y con el apoyo de todos, esa entidad se convirtió en la primera del sector en recuperarse.

Destaca el jefe de fábrica, Carlos Armando García Vergara, el sentido de pertenencia de los trabajadores hacia el centro, lo que mantiene unido al colectivo por metas superiores.
No obstante, se han visto limitados por el descenso en la molienda de tomate y mango, como consecuencia de la reducción de los envíos contratados con la Agricultura, a causa de la disminución del acopio de esos renglones. Otra dificultad guarda relación con el déficit de envases, problema resuelto con la puesta en práctica de alternativas para contrarrestar esa situación.
Aun con estos inconvenientes, no han dejado de aportar al mercado interno, y cuentan con materia prima suficiente para cerrar el año con resultados satisfactorios.
Las principales producciones de «Los Atrevidos », lo constituyen los dulces en almíbar de fruta bomba en diferentes formatos, así como las salsas para pizzas y la conocida como esperanceña, puré y sopa de tomate, y concentrados de mango, fruta bomba y guayaba.
Refiere García Vergara que en la UEB se han realizado un conjunto de acciones en función de mejorar las condiciones laborales, como la reanimación de baños, la reparación de pisos, y la climatización del área destinada a la confección de las barras de guayaba de 500 gramos.
También se creó un local sensorial para catar los renglones que salen de las líneas productivas, a fin de certificar su calidad y cumplir con el parámetro de inocuidad de los alimentos.

Aquí no existe temor porque las viejas máquinas dejen de funcionar, al contar con el respaldo de los aniristas Leito Torres Moreno y Luis Andrés García Hernández, considerados los médicos de la fábrica, quienes responden de inmediato a cualquier desperfecto técnico que ponga en peligro las producciones.
Asombra ver cómo se mantiene activa una tapadora centenaria, gracias al quehacer de los innovadores y otros que salvaguardan las calderas de vapor.

Al cierre del primer semestre del año, esa fábrica cumplió al 126 % sus producciones físicas, y sobrepasó lo planificado en valores. Ello demuestra la consagración de los dulceros remedianos.
De contar con un área de almacenamiento de mayores proporciones, la industria estaría en condiciones de producir más, y satisfacer las demandas del Ministerio de Turismo y clientes nacionales, con perspectivas de incursionar en las exportaciones.
(Cámara: Carlos Rodríguez Torres)