El aula ha sido una escuela

Cada curso escolar le depara a Maribi Adela Rivero Camacho un reto y el compromiso con la formación de las nuevas generaciones.

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 Maribi Adela Rivero Camacho
(Foto del autor).
Lázaro Chacón Vázquez
2731
29 Agosto 2019

Cada curso escolar le depara a Maribi Adela Rivero Camacho un reto y el compromiso con la formación de las nuevas generaciones. Su carisma y alegrí­a la hacen sobresalir entre los demás profesores del Preuniversitario Capitán Roberto Rodrí­guez en Santa Clara.

Pudiera decirse que esta joven lleva la vocación por el magisterio en cada átomo de su cuerpo, que le corre por las venas y que contiene en cada genotipo de su ADN el amor por la Fí­sica, pues sus padres: Maribel y Wilfredo, también son profesores de esta especialidad.

«Desde muy pequeña sabí­a que de alguna manera querí­a ser maestra. Era lo que veí­a también en la casa, tení­a el ejemplo de mis padres. Esa vocación se reforzó cuando llegué al IPVCE Ernesto Guevara y tuve a mi mamá como mi profesora guí­a durante tres cursos escolares. El ejemplo de ellos ha sido mi inspiración ».

Maribi siente alegrí­a cuando se encuentra con uno de sus alumnos en la calle y le dice «usted fue mi profesora de Fí­sica », ese es uno de sus mayores premios.

«Concluí­ con un promedio de 100 puntos en la Vocacional y para asombro de muchos opté por el pedagógico en la especialidad Matemática-Fí­sica. Realmente no me veí­a en otra carrera, visitamos todas las facultades de la Universidad Central y cada vez que salí­a de una, decí­a, “no me veo en esa, este no es mi perfil, esta no es mi profesión, yo quiero ser maestra, quiero enseñar”.

Maribi recuerda que en sus inicios le era muy difí­cil, pero logró superar barreras con la ayuda de los magní­ficos profesores que tiene, sus padres.

«El profesor continuamente tiene que estarse superando. A los jóvenes les recomendarí­a que escojan aquella carrera por la que sienten pasión. Cuando uno ama lo que hace, lo hace bien, y con gusto. Y sí­ sienten amor por las carreras pedagógicas, que elijan ese camino, que es un camino difí­cil, pero muy gratificante ».

Los profesores de Fí­sica, generalmente, son inolvidables por lo complicada que es la asignatura, pero Maribi prefiere hacer las clases más dinámicas y atractivas.

«Cada educador posee sus propias destrezas. Me gusta ir de la contemplación viva al pensamiento abstracto y de ahí­, a la práctica. El reto consiste en superar la teorí­a y realizar más experimentos. Mi papá me ayuda a reparar equipos que aparentemente no sirven, buscamos piezas en desuso para ejemplificar las leyes de la termodinámica o del movimiento de los cuerpos. Depende del tema de la clase. También me auxilio de los alumnos. Les oriento tareas en colectivo e individuales para que confeccionen maquetas. No me detengo a esperar medios de enseñanza importados. Mi esposo es un gran apoyo, y mis hijos complementan mis dí­as ».

Maribi prefiere continuar resolviendo cálculos y aplicando leyes fiscas en las aulas. La ayuda de sus padres la considera indispensable y afirma que parafraseando al fí­sico y matemático británico Isaac Newton «si consigo ver más lejos es porque he conseguido auparme a hombros de gigantes ».

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