
Han pasado cuatro décadas, pero la presencia viva del máximo inspirador de la fábrica levantada con el sudor del pueblo, quedó para siempre en la memoria de quienes participaron en el histórico acontecimiento.
Fue precisamente en esa fecha, y por única vez, cuando coincidieron en ese lugar el General de Ejército Raúl Castro Ruz y los comandantes de la Revolución y expedicionarios del yate Granma, Juan Almeida Bosque y Ramiro Valdés Menéndez.
Las jimaguas Mercedes y Maritza Cuéllar Justiz, quienes estudiaron el técnico medio en Economía en la Escuela Ramón Pando Ferrer, de Santa Clara, e iniciaron su vida laboral en el naciente combinado textil, recuerdan la jornada en que Fidel, con su andar resuelto, recorrió los talleres con su traje verde olivo.

« ¿El acto inaugural?, todo un acontecimiento. Imagínese, en la explanada preparada para la ocasión no cabía la gente. Yo tenía 18 años, y verlo tan cerca me causó mucha impresión », manifiesta Maritza emocionada.
María Caridad Bernal Vicente, otra de las económicas que no ha podido desprenderse de la Textilera, relata que en su discurso inaugural Fidel dijo que la fábrica era hija del sudor, esfuerzo y entusiasmo de todos los santaclareños, porque fueron muchas las horas de trabajo voluntario dedicadas al coloso textil del centro de Cuba, para cumplir con la encomienda de concluir la fábrica antes de la fecha prevista.
«Hasta los estudiantes de la Universidad Central «Marta Abreu » de Las Villas, venían después de las clases a ofrecer su granito de arena ».
María Caridad sonríe al evocar el momento en que nuestro líder, con la jovilidad que lo caracterizaba, propuso al público dos nombres para la Textilera: 2 de Diciembre y Desembarco del Granma.
«No fue necesario someterlos a votación, porque el pueblo con sus aplausos eligió la segunda ».
Para Gilberto Zayas Vera, santiaguero devenido santaclareño, encontrarse a unos pasos de Fidel aquel día fue algo indescriptible.

«Anduvo por la industria con el ánimo de conocer cada detalle, cada proceso… Constantemente hacía preguntas que a veces dejaban sin palabras a los directivos, eran constantes, quería saberlo todo. Muchos de los técnicos nos mantuvimos en nuestros puestos de trabajo. Desde el mío presencié, casi inmóvil, su momentánea parada a unos pasos de donde yo estaba ».
Con la experiencia acumulada a lo largo de 40 años, Zayas Vera dirige ahora la Unidad Empresarial de Base (UEB) Hilos de Coser Ariadna, única de su tipo en el país.
Al indagar por la permanencia de más de 60 fundadores en el centro, se refirió al sentido de pertenencia que prendió en todos desde aquella jornada inaugural.
Vencer los retos del presente para proyectar el futuro
La Empresa Textil Desembarco del Granma transita por una etapa difícil debido al arribo tardío de la materia prima. Esta situación conspiró contra las aspiraciones de cumplir el plan previsto para el año.
Refiere la ingeniera María de los íngeles García Hernández, directora técnica y de mantenimiento industrial en esa entidad, que tanto el hilo de coser, como las gasas quirúrgicas y el tejido plano, han tenido afectaciones.
Por ejemplo, la producción de gasas quirúrgicas principal encargo estatal cerró octubre al 78,7 % con respecto a lo planificado.

«El área de acabado ha sido la más perjudicada insiste. Actualmente importamos tejido de la República Popular China, limitado por la situación financiera que atraviesa el país ».
La fábrica que un día resultó una de las más novedosas en Cuba al contar con equipos de punta, exige de cambios tecnológicos para continuar sustituyendo importaciones, a pesar de ser favorecida años atrás con los convenios firmados entre Cuba y Venezuela, como parte de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA).
En estos momentos solo poseen unos 30 telares originales activos dedicados a algunas producciones. Impresiona ver cómo, a pesar de los años de explotación, se mantienen funcionando gracias al quehacer del movimiento de innovadores.
Aun cuando la «Desembarco del Granma » transita por un mejor momento, se hace sentir el éxodo de los trabajadores hacia otros oficios mejor remunerados. Ello impide reanudar los dos turnos de trabajo.
La contingencia energética vivida en septiembre, fue otro momento crucial que llevó a hacer acomodos de cargas y a trabajar por la madrugada. No obstante, mantuvieron el transporte obrero, pues muchos de ellos proceden de seis municipios.
«Pero si resistimos los años 90 del período especial expresó María de los íngeles, ahora también saldremos airosos.
«Actualmente producimos tejido para banderas, y ya procesamos el destinado al uniforme escolar del próximo curso. Otros encargos tienen como destino el uniforme militar, la tela de ataúd, y las producciones locales. «Pretendemos hacer realidad proyectos inversionistas pequeños reconocidos en la estrategia de desarrollo del Grupo Empresarial de la Industria Ligera (GEMPIL), con vistas a modernizar la vieja maquinaria y no depender completamente de las importaciones, sobre todo en la planta de acabado, y retornar a los tiempos en que fuimos un combinado textil.

«También ponemos en práctica alternativas para obtener ingresos mediante el arrendamiento a otras empresas de áreas vacías que funcionan como almacenes ».
Los trabajadores de la «Desembarco del Granma » arriban al aniversario 40 inmersos en el engalanamiento de talleres y áreas administrativas, además de reincorporar el cartel que siempre los identificó a la entrada de la industria.
Aquí los fundadores en activo y el resto del colectivo no se amilanan ante las dificultades, confiados en que el futuro deberá conducir al desarrollo industrial al que está llamado el país, y como hace 40 años, retomar el camino de la eficiencia. Así lo pidió Fidel aquel 2 de diciembre, cuando llamó a los trabajadores a producir un tejido de calidad.