

María Casanova Suárez acumula más de 30 años como psicopedagoga en el Centro Médico Psicopedagógico Freddy Maymura Hurtado, de Villa Clara. Durante este tiempo de labor se ha consagrado a la atención psicosocial de los muchachos que allí se atienden.
Para ella no existe satisfacción mayor que la de trabajar con estas personas necesitadas de atención especial. Dice que aunque tengan 40, 50 o 60 años los ve como niños «porque todos requieren niveles de ayuda », afirma.
Agrega que es un trabajo que exige demasiado amor. Por ser defectóloga se encarga de atenderlos desde el punto de vista psicológico y social. Atiende sus dificultades individuales.
«Ellos aprenden, lo que hay que dedicarles tiempo. Hacemos trabajos extraescolares, manuales y en el huerto. Desde que llegan aquí aprenden a tener disciplina y sobre todo se les entrega mucho amor ».
La familia de estos pacientes son, en su mayoría, disfuncionales. Algunos no se preocupan, otros sí son muy preocupados. Pero lo que más necesitan es tener cerca a educadoras como María.
«Me falta un año para la jubilación y todavía no sé si lo haga. Se trata de un trabajo muy dedicado, he entregado todo lo mejor de mí y pienso que será difícil separarme de mis niños pues cada día me levanto por ellos », asegura emocionada.

