

Los trabajadores de varios grupos de creación del sector no estatal del municipio de Camajuaní, pertenecientes al Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC), no lo pensaron dos veces para dar su aporte a la lucha contra el coronavirus llevada a cabo en todo el país. Sin importar horarios extras ni descansos, se volcaron en la confección de nasobucos, de vital importancia para protegernos de la pandemia.
Los talleres del Grupo D’Osvel, Bernardo, Triple A y Diamante se encuentran entre los consagrados a tan noble tarea. Decenas de costureras y personal de apoyo han confeccionado miles de mascarillas en pocas semanas, las cuales se reparten gratuitamente a instituciones y al pueblo.

El grupo D’Osvel, bajo la coordinación de Osvel Estrada Mena, ha brindado su aporte para proveer a varios organismos con su propia materia prima y recursos.
«A raíz de la situación surgida por la COVID-19 les hicimos un llamado a los trabajadores ante la necesidad que tiene el país de nasobucos. La respuesta fue inmediata. Aquí hay personal de territorios lejanos como Manicaragua, Calabazar de Sagua, Encrucijada, Buena Vista… y dieron el paso al frente. Lo más admirable es que lo hacen voluntariamente y sin cobrar un centavo, y apenas se levantan a almorzar o merendar antes de terminar », dijo Estrada Mena.

Además de confeccionarlos para adultos, el taller también lo hace para los más pequeños, así como ropa sanitaria. Las costureras trabajan con tal dedicación que en apenas dos horas y media fabrican unos 2100 ejemplares.

Asimismo, el taller del grupo dirigido por Bernardo Pedro Díaz Gutiérrez no se queda atrás, y sus veinte trabajadoras se esmeran durante varias horas de labor para cumplir con el plan.
Oneida Oramas Suárez es una de esas mujeres incansables que día a día activan su máquina de coser para salvaguardar vidas.
«El nuestro es un aporte importante. Estamos en una situación en la cual todos debemos apoyar al país; en este momento se trata de compartir con todos y lo tomamos con mucha seriedad. Con esta producción ayudamos a hogares de ancianos, personal de salud, y a quienes lo necesiten », manifiesta.
Con un compromiso de 2500 nasobucos, el grupo Bernardo no cesa de entregar sus valiosas donaciones al FCBC para que se encargue de distribuirlas. Otras instituciones, organismos y vecinos de Camajuaní acuden directamente al taller para adquirirlos.


Por su parte, el taller Tripe A, bajo la guía de Domingo Pérez Rojas, ya ha entregado unos 6000 a la Aduana General de la República, al Partido, el Gobierno, Salud, hospitales, fábricas, entre otras entidades.
Según Pérez Rojas, el diseño adquiere una forma cóncava la cual se ajusta más al rostro de la persona. Todas se hacen con los requerimientos de tres capas que le otorga mayor seguridad, y con cada metro de tela se fabrican cinco ejemplares.

La joven costurera Melisa Hernández Ruiz manifiesta que con la confección de los nasobucos los trabajadores se sienten más útiles y contentos de aportar a la batalla contra el coronavirus.
Hasta el momento los grupos de creación han donado más de 50 000 nasobucos con sus propios recursos, los cuales ya se van agotando. De ahí, el llamado a todas las instituciones o empresas que puedan aportar materias primas para que no se detenga tan noble tarea por el bien de todos y para todos.