
Ante el inminente avance de la COVID-19, el hotel Riviera, en Santa Clara, fue una de las instalaciones elegidas en la provincia para aislar a los villaclareños procedentes de otras naciones. Desde el lunes 23 hasta el jueves 26, el centro albergaba a 75 pacientes, casi el tope de su capacidad.

Procedentes de seis países EE. UU. (45), Rusia (19), República Dominicana (3), Venezuela (2), México (3) y Nicaragua (4), los pacientes cuentan con todos los recursos, materiales y médicos, para su cuarentena de 14 días. La paquetería de estos viajeros es desinfectada y retenida por el mismo período de tiempo.

«Contamos con todo el personal médico, administrativo y de servicio en la entidad. El personal sanitario realiza una valoración integral de salud cada 12 horas, y tres veces al día las enfermeras monitorean los signos vitales de cada paciente », explica Olidia Merino de la Paz, doctora del policlínico Marta Abreu.
Hasta el momento, solo dos personas han sido trasladadas al hospital Comandante Manuel Fajardo Rivero por presentar algunos síntomas respiratorios. Si el paciente resulta positivo a la COVID-19, el personal de servicio realiza una desinfección general de la habitación.
Aunque han existido algunas contradicciones propias de la tensión, los responsables del centro aseguran que los cubanos arribados han sido disciplinados con el protocolo de aislamiento. Sin embargo, insisten en la prohibición de abrir las puertas y ventanas, o conversar con el huésped de la habitación contigua, por seguridad colectiva.
Una decisión clave, según los responsables de la logística del aislamiento, ha sido ubicar en una misma habitación solo a familiares, siempre y cuando provengan del mismo destino. Otras pequeñas, pero importantes acciones, se han tomado en cuenta para intentar aliviar el estrés del confinamiento.

El Campismo Arcoíris habilitó un puesto donde se expenden bebidas, que son entregadas por pedidos a cada habitación. Todos los días a las 8:00 a.m. se realiza la entrega de guardia para solucionar cualquier incidencia en las habitaciones, que pueden ser reportadas a través de los teléfonos móviles.

La seguridad del personal del hotel Riviera constituye una prioridad de primer orden. Por tanto, a pesar de que los pacientes aislados son asintomáticos, deben colocarse el nasobuco antes de abrir la puerta y mantener la mínima distancia exigida.
El traslado de los ciudadanos hacia este centro provincial de aislamiento ha sido por ómnibus seleccionados por el Ministerio de Transporte y bajo la conducción de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR). Estos últimos también velan por el orden en la institución.
A su vez, el motel Las Tecas, en Ranchuelo, acoge a otros villaclareños que estaban de visita en el extranjero. Ante el aumento en la llegada de cubanos residentes en la provincia, las autoridades sanitarias y gubernamentales habilitan otras instituciones en el territorio.
Si algo no puede dudarse es que el aislamiento de los ciudadanos procedentes del exterior, la regulación de la salida de los nacionales del territorio cubano y la suspensión del turismo extranjero son invaluables estrategias para mitigar el avance de la COVID-19 en Cuba.