Santa Clara en vitrina

A falta de una institución dedicada a preservar y divulgar la historia santaclareña, el Museo Provincial de Villa Clara asume esta misión, sin descuidar la mirada a lo acontecido en el resto de los municipios y en otros territorios que formaron parte de la antigua provincia de Las Villas.

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Vanguardia - Villa Clara - Cuba
Como trabajo de diploma, el estudiante de arquitectura Enoc David Pérez Leiva realzó una propuesta de diseño museográfico de la sala de fundación. (Foto: Cortesía del Museo Provincial de Villa Clara)
Mónica Sardiña Molina
Mónica Sardiña Molina
@monicasm97
195
12 Julio 2025

Cada rincón de Santa Clara narra un poco del devenir de la gloriosa villa  que nació el 15 de julio de 1689. Desde algunos parajes, la historia llega sacudida por el estruendo de gritos, disparos, lamentos o aplausos. En otros, aparece a cuentagotas, como el secreto de una dama que solo se desnuda frente a los ojos y oídos prestos a descubrirla desde la curiosidad y el respeto.

Hablan paredes y calles, rejas y aldabas, árboles, riberas de ríos y puentes; parques de todos los tamaños; el arte vuelto trova, mural, coreografía o transformismo, en una simbiosis culta y popular; las entrañas de un barrio que se transforma en materia y espíritu; las ruinas que no disimulan mordidas del deterioro, y las personas que oxigenan la urbe con su andar diario. Santa Clara se cuenta a sí misma desde una pluralidad de voces.

En ese coro de patrimonio, cobra vital importancia el Museo Provincial de Villa Clara, el cual tuvimos la oportunidad de redescubrir en días previos al aniversario 336 de la ciudad.

A falta de una institución especializada en preservar y divulgar la historia santaclareña, esta asume la responsabilidad, sin descuidar la mirada a lo acontecido en los otros municipios y en los territorios de Cienfuegos, Sancti Spíritus y la Ciénaga de Zapata, que formaban parte de la antigua provincia de Las Villas antes de la división político-administrativa de 1976.

Actualmente, los especialistas se encuentran enfrascados en la actualización del guion museológico y museográfico que mostrarán a villaclareños y visitantes desde las diferentes salas del segundo nivel, las cuales se dividirán en arqueología, fundación y evolución histórica hasta el siglo xix, guerras de independencia, república y Revolución.

Sala del Museo Provincial dedicada a las huellas de la esclavitud en Santa Clara.
Las huellas de la esclavitud china y africana es una de las temáticas en las cuales profundiza el nuevo guion. (Foto: Cortesía del Museo Provincial de Villa Clara)

«Trataremos de resaltar los hitos de la historia nacional y los hechos que tuvieron mayor repercusión en la provincia, con la particularidad de que los villaclareños somos pioneros en todos los sucesos de este país», explicó Andy Guerra Rodríguez, director del museo.

Este montaje que se está renovando guarda una coherencia con lo expuesto en la primera planta, en salas especializadas en temáticas culturales.

«Tenemos una que se llama Marta Abreu, benefactora y patriota. A continuación, hay otra que muestra la historia del inmueble. Le sigue la denominada Samuel Feijóo, el Sensible Zarapico, que aborda la vida de este artista tan polifacético. Después, una sala que reúne la obra de un grupo de pintores y dibujantes nucleado por el propio Feijóo, y continúa otra que aún no se ha constituido, pero estará dedicada a las parrandas», amplió Guerra Rodríguez.

Más que misa, cruz y tamarindo

Construir un discurso —oral y visual— preciso, interactivo, didáctico, inclusivo, alejado de la monotonía o la reiteración y adaptado a los retos de la museología contemporánea constituye la misión del equipo de profesionales del Museo Provincial de Villa Clara, quienes cuentan con la asesoría de historiadores, filólogos, sociólogos, arquitectos y conservadores, entre otros especialistas.

Al abordar la fundación de Santa Clara, Maida Pérez Alfonso, museóloga especialista principal, insiste en no seguir repitiendo que aquellos remedianos huían de los ataques de corsarios y piratas, porque se ha demostrado que el móvil fue meramente económico. Entraron por el camino que hoy forma parte de la Carretera a Camajuaní, tuvieron el primer contacto en el Puente de la Cruz, y siguieron por la ribera del río hasta la loma del Carmen, en la actual intersección de las calles Máximo Gómez y San Pablo. Allí pernoctaron y, al día siguiente, cerca de la iglesia que todos conocemos, celebraron la primera misa; pero no ocurrió bajo un tamarindo, como reza la leyenda que se ha extendido de una generación a la siguiente por la vía de la oralidad, y que ha convertido al árbol en un referente asociado al acto fundacional.

Para Mayelin Martínez González, museóloga especialista del Museo Provincial, tan relevante como la fundación resulta la evolución de la vida económica, política, social y cultural de la ciudad hasta los momentos actuales, y que se podrá seguir en un recorrido por las diferentes salas.

Entre los hechos que llaman la atención, los expertos destacan el traslado del primer asentamiento hacia el actual parque Leoncio Vidal, otrora Plaza Mayor, en torno a la cual se erigieron la iglesia, el cabildo, la casa del regidor y las viviendas de las primeras familias, y cuya parroquial mayor fue demolida en 1923; la particularidad de contar con un parque central de forma elíptica, dividido simétricamente por varios monumentos que datan de diferentes épocas y fueron ubicados de manera casual; la oleada de totíes que arriba a la propia explanada para dormir en las noches y se retira en horas de la mañana, la participación de hijos de esta tierra en la defensa de La Habana durante la toma de la ciudad por los ingleses, los orígenes del primer cuerpo de bomberos de Cuba; la evolución arquitectónica desde construcciones religiosas hasta otras obras importantes, como el cementerio y el hospital San Juan de Dios; las primeras calles y casas de mampostería; los elementos arquitectónicos típicos —aldaba y reja lira—, como parte de un proceso de urbanización aparejado al desarrollo de la villa.

Los orígenes, en esta villa, del primer cuerpo de bomberos de Cuba enorgullecen a los santaclareños. (Foto: Cortesía del Museo Provincial de Villa Clara)

En la etapa republicana, sobresalen el burro Perico, conocido por despertar el cariño de los pobladores, pero que jugó un papel significativo dentro del movimiento estudiantil, pues estuvo junto a los alumnos del Instituto de Segunda Enseñanza en todas las manifestaciones y tánganas, con carteles de «¡Abajo Machado!» o «¡Abajo la tiranía!» colgados al cuello; la primera autodefensa del joven abogado Fidel Castro, que se efectuó en la Audiencia de Las Villas, con la causa 543, y muchos otros sucesos de gran importancia, anteriores a la huelga del 9 de abril de 1958, que tuvo como epicentro a Sagua la Grande, y a la decisiva Batalla de Santa Clara.

Salvar la memoria histórica

En el afán de preservar, promover y divulgar el patrimonio, los especialistas del Museo Provincial de Villa Clara encaran varios desafíos. La progresiva desactualización del guion museológico y del montaje museográfico obligó a cerrar las puertas para acometer una renovación que no marcha al ritmo que esperaban, debido a la insuficiencia de fondos.

«La museología es costosa. Somos un ente que, aparentemente, ocasiona pérdidas, porque gastamos mucho; pero realizamos un aporte social y vamos a la espiritualidad del ser humano. Además, ingresamos dinero al presupuesto del Estado y tenemos una colección tasada en un monto significativo.

«Sin la mirada sensible de nuestros decisores, sin el dinero necesario, no podemos materializar todo lo que soñamos, al amparo de la Ley 155/2022, que regula la protección del patrimonio cultural y natural de la nación», refirió el director, Andy Guerra Rodríguez.

Avanzar, desde la década de los años 80 hasta la etapa de enfrentamiento a la pandemia de la COVID-19, resulta otra de las urgencias que demanda investigación e inversiones.

«Si no llevamos a nuestra tesis expositiva los hitos que marcaron el proceso revolucionario después de los años 80, nos quedaremos varados, y los niños de hoy, que apenas vienen a los museos porque las escuelas no los traen y se alimentan de lo que ven en los teléfonos celulares, se van a quedar totalmente desorientados.

«En los libros de texto se hace una síntesis tan grande del contenido, que muchos hechos quedan minimizados, y lo local casi no se aborda. Entonces, si en los museos eso no se recoge, de qué memoria histórica vamos a hablar, dónde la vamos a preservar, cómo la vamos a contar», sentenció la especialista principal, Maida Pérez Alfonso.

Dar al Museo Provincial la relevancia que le corresponde entre las 20 instituciones de este tipo con que cuenta Villa Clara, y establecer nexos con otras que se encuentran en la ciudad cabecera o en otros municipios, también resulta imprescindible para crear vínculos lógicos.

Recorrer sus salas y dirigir a los visitantes a Encrucijada, al hablar de Jesús Menéndez y de la familia Santamaría Cuadrado; al museo sitio Acciones contra el Tren Blindado y al Complejo Escultórico Comandante Ernesto Guevara, si se aborda la epopeya de los días finales de diciembre de 1958; al Museo de las Parrandas, en Remedios, para ahondar en tales celebraciones, o al «Caturla», si persiste la curiosidad por la vida del prominente juez y músico nacido en la Octava Villa, son aspiraciones de quienes se empeñan en aportar rigor y atractivo a la historia villaclareña.

Aquejados por las mismas crisis que el resto de los cubanos, trabajando desde el anonimato; ejerciendo la museología de manera empírica, a la par de la investigación, la pedagogía, la superación profesional, la participación en eventos, la publicación en revistas científicas y la animación cultural, no renuncian a una labor que demanda entrega infinita.

La especialista Maritza Cordero Yera, graduada de Historia y Marxismo, trabajó durante años en círculos infantiles, cursó el recio adiestramiento para incorporarse a trabajar en el museo y con frecuencia se transforma en la payasita Alelí, para protagonizar las actividades de animación cultural con niños de la primera infancia. Otros proyectos están dirigidos a alumnos de primaria, estudiantes de la enseñanza técnica profesional y personas adultas mayores, y comenta que su satisfacción más grande consiste en saber que se van con deseos de volver.

«El reto es enorme, porque el museólogo es aprendiz de muchas cosas, tiene que saber un poco de todo, mantenerse investigando para enfrentar cualquier pregunta, ser agradable, motivar a los visitantes y cultivar una ética profesional que le permita tratar con un niño o con un alto dirigente de Estado que visite la institución. Vale la pena el esfuerzo cuando al final dejamos una pequeña huella en las personas», concluyó Mayelin Martínez González.

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