Con candidez y entusiasmo, una muchedumbre joven sostiene a Cuba de la mano. Camina con ella. Emprende. Participa. La flamante bandera azul ondea en los espacios, con cuatro letras rojas impregnadas con orgullo: FEEM. Y en el poder de las siglas hay mucho más que rostros pubertos y frenéticos: contienen la actitud transformadora para el presente y el futuro, las ideas que revolucionan y trascienden.
Hace 55 años vio la luz la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media. Nació en un momento de procesos y conquistas, donde las organizaciones de masas adquirían fuerzas y asumían retos. Como fruto cultivado con cautela, tuvo sus raíces en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y las Brigadas Estudiantiles José Antonio Echeverría (B.E.J.A.E.), las cuales sirvieron de escuela a esta nueva agrupación. Con la misión de aunar y orientar a la masa estudiantil del nivel medio, la FEM surgió bajo la tutoría de la Unión de Jóvenes Comunistas, una suerte de hermana mayor que acompañó sus precoces pasos. Detrás de aquel bautizo, por supuesto, se hallaba la figura de Fidel, cual padre fundador de todos los lazos entre Revolución y pueblo.
La FEEM irrumpió con la autonomía propia de un gremio. Desde sus inicios, se dio a la tarea de representar a los estudiantes y canalizar sus preocupaciones. En las páginas de la historia quedarán sus primeras elecciones y el Congreso inicial que acogió las propuestas de un mejor funcionamiento. Era 1971 y, entonces, ya regían encomiendas que hoy nos resultan totalmente familiares: impulsar el espíritu investigativo, la orientación vocacional, asegurar el estudio, promover encuentros de monitores, proclamar la solidaridad…
A poco más de cinco décadas, pudieran parecer conceptos atrapados en el estatismo. Y, si bien actúan como motores de la organización, debemos pensar en esa FEEM que, sin abandonar sus esencias, intenta enmarcarse en los desafíos cotidianos del contexto y su generación. A pesar de los años, la membresía ha de mantenerse arriesgada y entusiasta, pero con la justa medida de los tiempos que corren, con la cabeza y ambos pies sobre el firme llamado de la isla que los abriga. No existe logro sin riesgo ni triunfo sin compromiso. Corresponde a los retoños de hoy hacer todo cuanto sus esfuerzos permitan.
Velar por los derechos y deberes del estudiantado en los institutos preuniversitarios, así como en la Enseñanza Técnica Profesional o las escuelas pedagógicas, aún constituye la principal directriz de la FEEM. Movida por la etiqueta de amar y fundar, la organización apuesta por el estudio y el desarrollo de distintas actividades en los centros educacionales. Pero, más allá de eso, prevalece la independencia para gestionar y ofrecer soluciones. Ellos piden la palabra y expresan propósitos, construyen paso a paso el camino de lo posible.
Hoy queremos una FEEM extramuros, que se involucre en convocatorias de impacto para bien de la sociedad y lleve la alegría a cualquier rincón que necesite brazos abiertos. La actualidad, de evidentes imposiciones, requiere una agrupación capaz de entender los cambios y resurgir desde ellos. En las aulas palpita la célula fundamental, la base. Una ejecución adecuada de asambleas de grupo se convierte en un peldaño para avanzar y proyectar. Necesitamos una FEEM que articule voces a favor de un porvenir colorido, que se sensibilice ante la vulnerabilidad y combata las manchas que puedan degradar el paisaje. Que, como jóvenes que son, conozcan las problemáticas que más los afecten, y hablen de ellas sin reservas ni temores. Que armen, desarmen y vuelvan a armar un collage de metas y sueños.
Más allá de satisfacer expectativas en cuanto a procesos docentes, los muchachos de la bandera azul apuestan también por el deporte, la cultura, la defensa y la participación. Por estos días, un carrusel de imágenes circula en redes sociales. Allí se les ve dinámicos, colaborativos, consagrados. No es para menos, este 6 de diciembre festejan su cumpleaños con risas y promesas. Y, para quienes se nuclean a su alrededor, no existe mayor privilegio que vislumbrar el mañana a través de esos uniformes.