
Durante dos décadas todos simpatizan como una familia de vegueros que pernocta, al sol o bajo cobertores, a orillas de la presa El Negrito, en Manicaragua. Unos tienen lazos sanguíneos, y otros no. La permanencia en el lugar, y el vínculo laboral, los sitúa entre los mejores productores de tabaco tapado del país.
A la finca la nombran El Tamarindo, y corresponde en usufructo a cosecheros que, por atender y conservar las cualidades de los suelos, logran excelentes hojas con rango exportable, necesarias en la elaboración de puros o tercios de rama seca.
Manuel Pérez Denis, entre los mejores vegueros del país, está por concluir la siembra de 7 hectáreas, y considera que la tecnología de doble hilera contribuye a mayores fuentes de ingresos monetarios. (Foto: Ramón Barreras Valdés)
Manuel Pérez Denis, padre, y Félix Manuel Pérez Romero, hijo, campesinos de la CCS (F) Mártires de Manicaragua, son los mejores «tapaderos » de Villa Clara, condición que esperan ratificar durante el período de siembra y recolección de la solanácea y su posterior proceso de cura.
De las 2464,3 hectáreas que contrató la provincia en tabaco a sol y tapado, unas 148,5 figuran en la última modalidad, la cual con protección de sistemas de riego de agua, así como abonos y pesticidas, dejará acopios superiores a las 177,1 toneladas, según estadísticas.
En el sureño municipio de Manicaragua se ubican, por superficies y experiencia, los principales pronósticos del cultivo. Allí los Pérez Denis, como llaman a la familia padre-hijo calificativo que prolongan también a los trabajadores que por años contratan, representan un puntal determinante por los rendimientos que se obtienen en el territorio.
Reinas del botón
Unos 10 vegueros de la cercanía, entre los cuales hay mujeres, concurren en la finca durante los períodos de semilleros y de plantación o atención al tabaco tapado. A veces la cifra aumenta, pero Cira Miranda Rodríguez y Reina Rivero Díaz son decisivas en las actividades agrícolas.
Ambas mujeres, entre un grupo de hombres, apenas hay que orientarlas en qué efectúan primero, y cómo atienden después los canteros de posturas, o los surcos en los cuales crecen las simientes. Muchos años llevan junto a la familia Pérez Denis. Cuando se requiere ir a la cocina, o al campo, conocen sus respectivas responsabilidades.
La fuerza femenina, integrada por Reina Rivero Díaz y Cira Miranda Rodríguez (detrás), muestra experiencia en seleccionar posturas aptas para sellar las vegas que fomentan los campesinos de la localidad. (Foto: Ramón Barreras Valdés)
Semanas atrás se afanaban en la recolección de simientes para otros vegueríos del municipio, y ahora observan cómo está a punto de concluir el cultivo de las 7 hectáreas de tabaco bajo cobertores, momento que aprovechó Manuel para afirmar que las «mujeres dan ánimo durante los períodos de cosecha y conocen a la perfección de los secretos empíricos de una plantación delicada y que no permite cometer fallos o responsabilidades a destiempo », indicó el agricultor.
Durante el pasado año en igual superficie de siembra (4 de tapado y 3 a sol ensartado), «obtuvimos 220 quintales de rama seca, masa que representó unas 20 toneladas, y el rendimiento fue de 2.5t/ha porque adicionamos, a pesar de la sequía que hubo, una porción de tierra plantada a sol y que cortamos a cuchilla y de ensarte », indicó el viejo Pérez Denis.
Las posturas son «nuestras, y ahí las mujeres son las mayores vigilantes en el escarde, o acopio de aquellas que irán al campo. Sentimos un gusto enorme por la variedad Corojo 99, de gran aceptación aquí. Ahora también incluiremos la Criollo 2010, como nueva experiencia. La primera tiene tradición para lograr capas de exportación, y la segunda elevados rendimientos según los instructivos y criterios de cultivadores. Todo hacemos a partir de la tecnología de doble hilera que, por experiencia ofrece magníficos dividendos, pero cuando aparece un año lluvioso deja pérdidas al caerse la planta. Nosotros, de acuerdo con los pronósticos del tiempo, aceptaremos el reto ».
La selección de simientes de calidad y la siembra temprana, antes de concluir diciembre, favorecen el incremento de los rendimientos agrícolas. (Foto: Ramón Barreras Valdés)
Con la variante de doble hilera, el sol le da menos a la mata protegida por cobertores, y explotan más la superficie con mayores siembras y posibles rendimientos agrícolas. En una ha solo caben 10 surcos de 240 metros por el sistema tradicional, mientras que en el otro logran hasta 13 con unas 40 mil posturas en 0.35 centímetros entre las simientes, dijo el agricultor. También posibilita que la producción final se eleve en un 25% al recoger la Libre de Pie y Mañanitas, hojas inferiores que en el desbotone bajo intensifica el porte de las ramas superiores y se consiguen capas vigorosas.
Disfraces del veguerío
Todo «tiene secretos », sentenció Pérez Denis. El cuidado del suelo es esencial. Cuando acaban la cosecha incorporan estiércol de animal, cachaza y frijol de Canavalia para enriquecer a la tierra de fósforo, potasio y otros nutrientes. Siempre dejan descansar el suelo. Después pasan una picadora arrastrada por el tractor y la concentración seca se añade al campo. Nada de otros cultivos, y muchos pases de arados criollos tirado por bueyes. Tampoco utilizan materia orgánica extraña para evitar contaminaciones con agentes químicos.
También «obtenemos nuestras propias posturas. Eso posibilita la selección de las que irán a los sembrados. Aquí producimos más de un millón de simientes, y solo empleamos menos de la mitad de acuerdo con los cálculos de 40 000 por hectárea. Los aposentos tienen el cuidado requerido, con sus sistemas de refrescamiento por agua en los techos para evitar afectaciones en el beneficio de la hoja durante su secado natural », admitió mientras la mirada del hombre se perdía en los cobertores que el crecimiento de una solanácea pródiga en beneficios a la economía familiar y también al país.